Los Estímulos Arcoíris son una estrategia de la Alcaldía de Medellín para apoyar las iniciativas que se gestan desde el territorio y que promueven los derechos de la población LGBTI. Fueron 20 proyectos sociales que recibieron un estímulo de $5 millones cada uno y diez emprendimientos que fueron impulsados con $3 millones por cada iniciativa. 

“Voy a vender las mezclas de lentejas y, efectivamente, lo hice e inicié con los amigos de mi pueblo”, cuenta Alejandra cómo comenzó lo que ahora es un emprendimiento lleno de amor y desde el corazón. 

Llegaron desde Ciudad Bolívar (Antioquia) a Medellín, con la ilusión de emprender y ganarse la vida, con una mezcla para hacer tortas de lentejas, las cuales se cocieron, en sus inicios, de las manos de su madre, Edilia. A ella, le pidió la receta. 

La bola se regó y empezaron a preguntar por las lentejas. Así fue que mi corazón se llenó de sueños y esperanza. 

Viajó a Medellín, en compañía de su pareja, Luza. Luego de que ambas dejaran su trabajo en salud pública como psicólogas en Ciudad Bolívar. Iniciaron Curálimen, alimentos que cuidan y, como Alejandra lo describe: “Es una nueva forma de alimentación, no solo para vegetarianos o veganos. Es para todos. Es rico, sin conservantes y muy caserito”. 

Modificaron la receta dándole un toque especial y energético, haciendo una alquimia con los alimentos para el físico, la mente y la emoción del ser humano. 

Lo primero, era comprar la máquina de moler para hacer la mezcla de las lentejas. 

“Al inicio, todo fue a ojo, con una intuición que se sentía en el corazón y en el estómago. Así empezamos, de una forma muy rústica. Molíamos y empacábamos en bolsas de plástico. Ni marca, ni nombre se tenía”, dice. Así salían en una moto, con una canasta de icopor a repartir el pedido.   

Fue con miedo, pero con todas las ganas y sin un peso, pero con un corazón delator que les dio el ánimo para la creación de la marca. 

“Hoy, es un emprendimiento que, aparte de ser alimento para el cuerpo, también contribuye al medio ambiente, al cuidado de la vida animal y a desmitificar que no tener carne no es pobreza”, agrega. 

Su padre es carnicero en su pueblo y ella encontró una forma diferente de obtener proteína, pero vegetal. Encontró una frase que la lleva en su corazón y aclara que no recuerda de quién es: “Me inclino con respeto ante mis ancestros y les pido que me dejen construir mi propia historia”. 

Esa es la tarea real del alma de ellas, de Alejandra y de Luza: están rompiendo con todo esquema impuesto por sus familias y hoy hacen todo lo posible por emprender en lo que les gusta y vivir de ello. 

Actualmente, su emprendimiento se beneficia de los Estímulos Arcoíris, de la Gerencia de Diversidades Sexuales e Identidades de Género de la Alcaldía de Medellín, estrategia que busca promover el desarrollo de ideas en pro de la población LGBTI. 

Fue así que con $3 millones se modernizó la máquina de moler, que conservan desde hace cuatro años, pues compraron un molino que agiliza el proceso; además de un refrigerador que les permite desocupar su nevera y tener un espacio solo para la mezcla. También consiguieron la gramera para calcular la cantidad que requieren para cada empaque. 

Ahora, tienen una marca y un diseño que apoya ese nombre, que es Curálimen. Y en Medellín, ya son más las personas interesadas. 

“Yo escuché mi corazón y quiero a esta empresa. Poder  decir que fue posible es mi sueño; además, que lo que necesité fueron mis ganas, obviamente el dinero es importante y si aparece un ángel inversionista sería genial”, comenta. 

La esencia está en no dejarlo de intentar y siempre construir el paso a paso, abrir caminos y tener sueños del corazón que con amor se hacen realidad.