Ana Serna, una amorosa mamá de paso

Las “mamás de paso” hacen parte fundamental del proceso de restablecimiento de derechos de niños y niñas de la ciudad, que llegan a sus hogares para recibir amor y cuidados.

Ana Serna hace parte de la submodalidad “Familias de paso” del programa “Hogar de paso”, que lidera la Secretaría de Inclusión Social, Familia y Derechos Humanos. 

Ana comenzó el proceso como una mamá de paso y dice que encontró esta nueva vocación por un milagro ocurrido durante la pandemia. Visitando a una amiga se dio cuenta que ella cuidaba un niño. Le preguntó a qué se debía eso y ella le respondió que era una mamá de paso, y que su principal función era cuidar a niños o niñas que atraviesan por alguna situación de vulnerabilidad. Su amiga la invitó a ser parte de este programa y sin dudarlo, desde el pasado 19 de noviembre inició la recolección de documentos, recibió la visita técnica en su casa y le fue aprobado un cupo para cuidar a tres menores y, desde el 1 de diciembre de 2020 le asignan el cuidado temporal de niños o niñas. 

El Programa ‘Familias de Paso’ se apoya en mujeres bachilleres, que cumplen con algunos requisitos y deseen de manera provisional, brindar en sus hogares, alimento, amor y protección a quienes han sido apartados de sus padres por situaciones que vulneran su vida o salud. 

El caso de “Sarita” 

Una de las niñas que ha estado en la casa de ‘Mamá Ana’, como cariñosamente le dicen a esta cuidadora, es “Sarita”.*

‘Mamá Ana’, vive desde hace varios años en Castilla, comuna 5 de Medellín. Tuvo tres hijas a las cuales sacó adelante con esfuerzo, dedicación y trabajo en grandes cadenas hoteleras de la ciudad, en donde se desempeñó en labores de cocina. Dice que pese a la buena mano que tuvo siempre para la preparación de alimentos y los buenos empleos, jamás ha sido tan feliz y entregada a una labor como la de ser ‘Mamá de paso’, un oficio que para ella es una bendición y en el que se siente realizada como persona.

Actualmente, cuida a sus niños en una casa de corredores amplios. Atravesamos la sala, la zona de juegos y una cocina donde hay comida para todos. Llegamos a su habitación y sobre su cama, vestida con un mameluco blanco con cerezas, está Sarita de 19 días de nacida (para el momento de la visita). 

La historia de Sarita poco dista de la de los demás niños que son acogidos en un hogar de paso. Llegó cuando tan solo tenía una semana de nacida y ‘Mamá Ana’ la ha cargado desde entonces en su pecho; fue mamá canguro, la recibió con desnutrición severa y con una condición compleja debido al abuso de drogas de su madre biológica. 

Sarita es una niña despierta, de ojos muy expresivos. Es la más pequeña que ha cuidado Ana hasta ahora y es tan fuerte que parece que quisiera coger el biberón con sus manitos.

En las más de dos semanas que completa Sarita en este hogar ha ganado peso y confianza. Ha estado sometida a exámenes médicos que han resultado alentadores para su salud. Como Sarita, siempre hay niños y niñas en casa de ‘Mamá Ana’ mientras que las autoridades competentes decretan el restablecimiento de los derechos de los menores.

Ana espera que esta niña pueda tener un buen futuro, que crezca sana y pueda acceder a oportunidades de formación. Ella considera que ningún menor debe pasar por situaciones que pongan en riesgo su vida o salud, por eso, desde su quehacer como “mamá de paso”, hace lo posible para que durante la estadía de los niños que pasan por sus manos, reciban mucho amor y cuidados. 

El equipo de la Secretaría de Inclusión Social, Familia y Derechos Humanos en alianza con el ICBF, hace un proceso de selección que incluye la revisión de los documentos, entrevistas, visitas domiciliarias, entre otras actividades. Las familias elegidas tienen orientaciones enfocadas en su labor y reciben un apoyo económico para el sostenimiento del beneficiario, además de los elementos esenciales como pañales y leche. 

*El nombre de la menor (Sarita) ha sido cambiado por solicitud de los profesionales de la Secretaría de Inclusión Social, Familia y Derechos Humanos