Vivir del café es el día a día de un joven emprendedor de la ciudad

En la Fiesta del Libro y la Cultura, aparte de los libreros -que de nuevo nos congregan en torno a la palabra- están presentes también otras personas, como quienes están allí con sus negocios de comidas y bebidas que, además de ayudar al mejor estar económico de sus familias, contribuyen a la reactivación económica de la ciudad.

Joan Esteban Molina es un joven administrador de negocios que hace presencia con su emprendimiento de bebidas con base en café, en un pequeño puesto de ventas en esta edición de la Fiesta del Libro y la Cultura, ubicado en el Orquideorama del Jardín Botánico. Y aunque la clientela lo abruma y la fila no cesa, conversó con nosotros por unos minutos -mientras seguía con sus preparaciones-.

Hace cuatro años se dio cuenta que lo que estaba haciendo no era lo suyo y decidió entonces montar su propio negocio: una tienda de café en Laureles y luego, hace dos años inauguró una tostadora de café para el público. La idea le surgió porque se dio cuenta de que “el café en varios lugares del mundo es un objeto muy valioso”.

El negocio

En el desarrollo de su negocio -junto con sus socios- se encontraron un proyecto muy bonito de unos caficultores en el barrio La Sierra de Medellín -vecino de Villatina y Caicedo- y conocieron unas historias muy difíciles y conmovedoras de estas personas y eso los motivó a sacar su proyecto adelante. “Simplemente nosotros nos dijimos que con lo que sabíamos podíamos ayudar a esas comunidades, porque sabemos de preparación, de tueste y de barismo y nos metimos en esto y nos ha funcionado”, afirma.  

Nos dice que este modelo de negocio -en donde su local es su pequeño vehículo de tres ruedas- es solo para eventos de este tipo y por lo que vemos, lo tiene muy bien acreditado porque la fila de clientes es permanente. Allí usted puede disfrutar de un granizado, un capuccino, un espresso, un tinto o una limonada de la casa, provenientes de un colectivo de cafés que se llama La Fábrica, que tiene una finalidad social.

“Son proyectos muy bonitos, tostamos cafés en iniciativas que trabajan con excombatientes, o con mujeres o reforestación y lo que hacemos en estos eventos es visibilizar estas historias y que esta gente se beneficie de ellos.  Acá estamos ofreciendo el café ‘Rituales’, que es del barrio La Sierra y el ‘Acotec’ que es de excombatientes”.

La situación de salud no los detuvo

Él y sus socios no estuvieron ajenos a las afectaciones por la pandemia del coronavirus, pero con imaginación y constancia afrontaron la situación y por ello -afirma con cierto orgullo y con la voz un poco quebrada- que “fue muy difícil para nosotros, porque la gran mayoría del negocio depende del servicio al cliente, pero encontramos la manera de llegar a las casas con los cafés a domicilio, con desarrollos en sitios web, con las redes sociales y así nos sostuvimos. Al final el resultado es que, aunque fue difícil mantenernos, lo pudimos hacer; nos tocó incluso acudir a los bancos para seguir a flote y aquí estamos”. 

Su primera vez en la Fiesta

Está sorprendido y entusiasmado con esta Fiesta del Libro y la Cultura a la que asiste por primera vez con un grupo de trabajo, compuesto por tres mujeres y él.  “Esto me parece increíble. Además, este año tiene el valor adicional de la posibilidad de volvernos a encontrar. Este es un espacio que la ciudad necesita para conectarnos. Me parece que ahora mismo Medellín necesita estos eventos”.

Su mente se devuelve a solo unas pocas semanas atrás y recuerda la felicidad y la fortuna que tuvieron de poder estar presentes en la Feria de las Flores. “Lo que sentimos es que en esta ciudad hay una fuerza muy poderosa de parte de sus habitantes y es que entre todos nos ayudamos”.

Resalta el buen comportamiento de los asistentes al Jardín Botánico siendo consciente de que estos grandes eventos requieren unas medidas importantes de autocuidado, pero considera que en la medida que cada uno sea consciente, el riesgo se minimiza. “No he tenido que decirle a la gente que se ponga el tapabocas o se lave las manos. Percibo que los cuidados están bastante interiorizados y que, en definitiva, hay que aprender a convivir con el virus”.

El café es su vida

La vida de Joan gira hoy en torno a uno de los productos colombianos más queridos y espera poder seguir ampliando sus horizontes en torno a este producto. “El café es muchas cosas. Me encanta, es mi manera de ser colombiano, de expresar mi colombianidad, es lo que me conecta con la tierra, con el campo, es lo que me da tranquilidad. Yo trabajo o vivo de hacer café y soy muy afortunado porque puedo ser embajador de muchos productos que se hacen acá”, concluye, mientras sigue atendiendo a quienes llegan atraídos por el olor del café recién preparado.

Así es la Fiesta del Libro y la Cultura: un espacio en donde se encuentran las palabras, la lectura, los amigos y los allegados, para compartir de nuevo los afectos, dejándonos llevar por la fuerza y la magia de las palabras, al calor de una deliciosa bebida preparada con base en nuestro café colombiano.