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Gente con amor por la ciudad que, en los barrios de más difícil acceso, ayudan a que Medellín se vea más limpia

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    Fotógrafo: Foto Alcaldía de Medelllín

    2021-03-12

    Gente con amor por la ciudad que, en los barrios de más difícil acceso, ayudan a que Medellín se vea más limpia

    Por Alonso Velásquez Jaramillo

    Recoger los residuos sólidos en una ciudad como la nuestra, con barrios de difícil topografía y acceso no es una tarea fácil. Pero allá, donde no pueden llegar los carros recolectores, un equipo de personas contratados por Empresas Varias Grupo EPM apoya esta labor, para que Medellín se vea siempre limpia y aseada.

    Urania tenía como costumbre de buena ciudadana barrer y asear las calles de su barrio Moravia, al norte de la ciudad y la gente al verla le colaboraba con alguna platica, un poco de comida y así pasaba sus días. Aparte de conseguir con qué vivir de manera sencilla, ella aseaba las calles por convicción y porque le gusta ver limpio su vecindario, así como a su ciudad. Lo que no sabía era que ese acto cívico se iba a convertir en parte del sustento económico que le ayudaría a sacar sus hijos adelante y a conseguir su pequeña vivienda.

    Resulta que un día, hace 13 años, un viejo jefe que tuvo accedió a un contrato para prestar servicios de aseo con Empresas Varias Grupo EPM y de inmediato la llamó. Desde ese entonces, ella hace parte del equipo de diez personas que apoyan a esta empresa en la recolección de residuos sólidos en sitios de difícil acceso en la ciudad para los operarios, ya sea por la estrechez de sus calles o por lo empinada de estas -en este caso- en las angostas vías del barrio Moravia.

    En eso se pasa la vida Urania Manco González, madre de tres hijos, con 43 años de edad, quién desde hace más de tres lustros -al separarse de su esposo- tomó las riendas del hogar.

    El convenio

    Ella es una de las 249 personas que ayudan a esta entidad con la recolección de residuos sólidos en estas zonas de la ciudad, en beneficio de familias de 48 sectores y de 45 barrios de Medellín, mediante convenios sociales que Empresas Varias Grupo EPM ejecuta con Juntas de Acción Comunal y diferentes corporaciones barriales.

    Es de tal magnitud su labor -desapercibida para el común de la gente- que en un mes alcanzan a captar más de 8.700 toneladas de residuos sólidos, con esta alternativa de trabajo que significa un alivio económico para madres cabezas de hogar y para jóvenes y personas de las mismas comunidades donde se realiza esta tarea.

    Un trabajo con toda la seguridad

    Amilkar Anzola Salazar, también vive en Moravia. Es un joven de 26 años que hace parte de este colectivo y que llegó allí viendo que amigos suyos se dedicaban a eso “pillaba compañeros del barrio camellando y pedí trabajo y me lo dieron y cuando hago mi labor por la cuadra donde yo vivo, me gusta verla limpia, porque es una elegancia ver el barrio bonito”, asegura con orgullo.

    Ambos hacen su labor a través de la Corporación Corpovidente, con asiento en Moravia. Allí, los lunes y los jueves, de 6 de la mañana a 2 de la tarde, ellos y sus compañeros recorren su territorio, recolectan los residuos haciendo varios viajes en la jornada -unos 8 o 10 según el día- y llevan su carga en carretas al camión de la empresa que siempre los espera junto al Parque Norte.

    Los dos se sienten tranquilos con lo que hacen ya que tienen todas las prestaciones sociales, el vestuario adecuado y reciben capacitación en las normas de seguridad e higiene que deben tener por su labor.

    Orgullosos de su tarea

    Cuando no estoy trabajando en la recolección, me la rebusco bulteando o en la construcción o me voy para el barrio Miranda a trabajar en una pastería” -cuenta Amilkar- con lo que ajusta para contribuir al sostenimiento de su casa, donde vive con su mamá y un hermano.

    Uno pilla el cambio, pero me da como rabia cuando la gente saca la basura a destiempo, aunque no peleo con nadie por eso, -afirma Amilkar- pero me da mucha alegría de trabajar en el mismo barrio donde nací; es como trabajar en la casa, uno pasa por cualquier parte y cualquier persona le da algo a uno y eso es muy gratificante”, resalta.

    Un sentimiento muy similar al de Urania. “Me siento muy satisfecha con el trabajo, muy contenta porque le ayudo a la comunidad y porque he realizado mis sueños -comenta-. Con este trabajo me la luché y levanté a mis hijos.  Lo más difícil es la manejada de la carreta con los residuos por el peso, pero ya estamos acostumbrados”. Y cuando no trabaja con ellos, también se la rebusca y se va para el barrio Miranda, ahí vecino al suyo, a ayudarle a una tía en un negocio de venta de helados que tiene y así vive su vida tranquila y humildemente.

    Achante del bueno y sentimientos de héroe

    No están exentos de comentarios de la gente, generalmente positivos, que los animan a continuar con su tarea. “A veces -dice Urania– nos felicitan por mantener las calles limpias y me achanto, pero es un achante del bueno. Yo a la gente le diría que no haga regueros en las calles ni tire basuras para que estas se vean limpias y por Empresas Varias solo tengo admiración por el apoyo que nos da a las madres cabezas de familia y a otras personas para salir adelante”, sentencia con voz firme y agradecida.

    A mí me da satisfacción cuando me dicen algo, de la elegancia y sobre como quedó de bonita la cuadra, me siento como una especie de héroe” -manifiesta Amilkar-, quien agradece a Empresas Varias Grupo EPM la oportunidad de trabajar y salir adelante.

    Ojalá pudiéramos convencer a la gente para que saque las basuras en los horarios adecuados y que separen bien los materiales, ya que nosotros en el carro no podemos hacerlo y ojalá los recicladores fueran más organizados en su labor, para que no se pierdan los residuos y mostremos todos más amor por el barrio”, concluye Amilkar.

    Cada uno trabaja en busca de su futuro y el de los suyos.  Urania con la mente puesta en la educación de sus hijos y Amilkar, ayudándole a su mamá y a su hermano y de paso, esperando poder concluir los estudios técnicos de mecánica iniciados en el Sena, cuyas prácticas quedaron suspendidas por la pandemia y así dedicarse a los carros, que es lo que más le gusta.

    Pequeñas historias de gente sencilla como ellos, que aman a su barrio, que son ejemplo de servicio por su comunidad y por la ciudad y a quienes Medellín agradece por verse más limpia y radiante cada día.

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