Teatros con puertas abiertas

“El principio del fin” es una frase que escuchamos a menudo en las calles, pasillos y oficinas. La reactivación económica avanza en Medellín y los teatros, sí que han sabido aprovecharla para continuar subsitiendo entre medidas de bioseguridad y arte.

Eran las 7:00 p.m y no había muchas personas. Solo una corta fila señalaba la entrada al Pequeño Teatro. El proceso era riguroso, varias personas al ingreso se encargaban de asegurar la desinfección de manos y revisar el correcto uso del tapabocas. 

Cruzamos el pasillo y nos adentramos en aquella casa tan tradicional en el centro de Medellín, de corredores alrededor de un patio enverdecido por un árbol que alzaba sus ramas por encima de aquellos tejados de barro. Pudimos observar sillas y mesas dispuestas para conversar en grupos pequeños. A un costado, una puertecilla nos daba la bienvenida a sumergirnos en aquel vestíbulo, donde apreciamos varios cuadros y afiches de obras ya exhibidas.

El primer timbre anunciaba el llamado y los actores ya estaban en posición sobre el escenario, haciendo leves movimientos previos a empezar la obra, mientras los asistentes ingresaban, contemplaban el espacio en medio de la oscuridad. Unos minutos después, el segundo timbre sonó y los asistentes seguían llenando la sala mientras buscaban acomodarse en las sillas distantes unas de otras para cumplir con aquellos requisitos de bioseguridad. El tercer timbre anunció que ya todo estaba listo para empezar y con la puerta cerrada y con los tapabocas muy bien puestos comenzó a la obra titulada “La pecadora”.  

Aquel espacio donde se interpreta a todo tipo de personajes de obras literarias escritas por grandes maestros, se convirtió en el lugar perfecto para desconectarse y salir de la rutina. Al terminar la obra, el director agradeció nuestra presencia y creo que todos agradecimos su entrega y la de su equipo, que nos mantuvo siempre atentos. 

Al salir, conversamos con Nataly Peréz, una mujer apasionada por el teatro, la música y las artes plásticas. “El teatro y la música son espacios que cada vez nos permitimos menos, pero son espacios que nos sirven para conectarnos y eso es algo muy difícil de lograr, porque ya ni siquiera las conversaciones son en persona. Creo que, incluso con esta pandemia, también nos hemos dado cuenta como sociedad, que el arte no es un pasatiempo sino una necesidad”. 

Andrés Moure García, actor desde hace cerca de 20 años y uno de los representantes de El Pequeño Teatro, nos contó que este espacio fue fundado en 1975 bajo tres principios básicos: el primero, era tener un grupo de actores profesionales dedicados de tiempo completo al arte teatral, el segundo, era tener un espacio apropiado para el desarrollo de las artes escénicas y el último era tener una temporada permanente en la búsqueda de la formación de un público para el teatro”. 

Antes de salir del teatro, hablamos en el camerino con Diana Moreno, actriz desde hace 9  años: «el público necesita venir a teatro, necesita también compartir este espacio. Socializar es importante porque es el lugar donde las personas se encuentran y experimentan las historias que les contamos».

Como el Pequeño Teatro, son muchas las salas que han abierto sus puertas en Medellín, como parte del proceso de reactivación ecónomica que experimenta.