POR HELENA CORTÉS GÓMEZ.  ELCOLOMBIANO.COM

Para las pacientes con cáncer, la quimioterapia y los tratamientos con radiación son una espada de doble filo, que es salvadora, pero a menudo tóxica para las células de crecimiento rápido del sistema reproductivo.

Cuando Eliana Mejía Franco de 43 años fue diagnosticada con cáncer de mama en 2014, lo primero en lo que pensó fue en preservar su vida. Luego las ideas de los efectos secundarios la inundaron: la caída del cabello, la posible extracción de sus senos. Pero nunca se le cruzó por la cabeza que su sueño de ser madre también se podría ver afectado.

Hasta hace unos años cuando se enfrentaba un diagnóstico de cáncer, la única preocupación era la vida. Ahora los tratamientos contra el cáncer son mucho más efectivos y la proporción de personas que logra una curación o una vida prolongada, crece exponencialmente. Por esto otros aspectos ligados a la calidad de vida y administración de las secuelas del cáncer y su tratamiento han tomado gran relevancia. Entre ellos se destaca la capacidad de reproducirse.

Según el ginecólogo de la UPB Medellín Juan Luis Giraldo, los agentes alquilantes para quimioterapia, como la ciclofosfamida, utilizados frecuentemente en cáncer de seno, linfomas y leucemias, son particularmente nocivos para los óvulos y más del 80% de las mujeres mayores de 40 años que se somete a este tratamiento entra en menopausia.

Esto fue lo que le pasó a Eliana. La quimioterapia la ayudaba a curar la enfermedad, pero sus médicos advirtieron que los tratamientos dañarían sus órganos reproductivos, casi con toda seguridad dejándola estéril.

Algunos oncólogos, como el de Eliana, están trabajando más en advertir a sus pacientes sobre el tema de la fertilidad en el momento del diagnóstico, discutiendo opciones como congelación de huevos, espermatozoides y embriones, antes del tratamiento.

Sin embargo, según Michelle Bermúdez, representante de la Fundación Modo Rosa, esto no pasa frecuentemente en Colombia. Los oncólogos tienen citas cortas para decir tantas cosas a sus pacientes que muchas veces la pérdida de fertilidad no entra en la conversación.

No solo es así en Colombia. Según un estudio de la revista Psycho-Oncology, hasta la mitad de los pacientes con cáncer en edad reproductiva no reciben información adecuada sobre el impacto del tratamiento sobre su fertilidad, disminuyendo sus opciones de planificación familiar y apoyo.

Es cierto que los procedimientos de crioconservación, una de las opciones a la que pacientes con cáncer pueden acudir, son caros, pues por lo general pueden tener costos de hasta 25 millones de pesos. Sin embargo, algunas clínicas de fertilidad ofrecen descuentos a los pacientes con cáncer.

La preservación de la fertilidad en la mujer es hoy en día una realidad. La criopreservación eficiente de los óvulos, perfeccionada en los últimos años, ha permitido que muchas mujeres recurran a esta para mantener vigente su posibilidad de ser madres a futuro, cuando su edad podría llegar a dificultarlo.

Esto, de alguna manera, le está permitiendo a la mujer de hoy mantener la esperanza de ser madre a pesar del efecto negativo de los tratamientos contra el cáncer sobre el potencial reproductivo femenino.

“Nos unimos a Modo Rosa para llevar una buena información a todas estas mujeres que sufren cáncer para que sepan que desde antes de enfrentar su tratamiento, tienen la posibilidad de preservar sus óvulos o su tejido ovárico y cumplir el sueño de ser madres”, contó Giraldo, especialista en Reproducción Humana Inser Medellín.

Los estudios han sugerido que las mujeres con cáncer tienen menos probabilidad de recibir información sobre la preservación de la fertilidad que los hombres, según afirma la Sociedad Americana del Cáncer.

Las mujeres que ya tienen al menos un hijo o aquellas que no están casadas también son menos propensas a recibir información. Así que si usted está interesada en tener hijos en el futuro, puede que necesite iniciar esta discusión con su equipo de atención del cáncer o su médico de cabecera.

· Un bulto o dolor en el seno.

· Endurecimiento o hinchazón de una parte de los senos.

· Irritación o hundimientos en la piel de los senos.

· Piel del seno escamosa o enrojecida.

· Hundimiento del pezón o dolor en esa zona.

· Líquido saliendo del pezón, que no sea leche materna, en especial sangre.

· Cualquier cambio en el tamaño o la forma del seno.

· Dolor en cualquier parte de la mama.