Alcaldía
Contenido asociado a:
Con la participación de 2334 personas, Medellín vivió recientemente una jornada histórica: la Gran Escuela para la Familia, una estrategia sin precedentes liderada p...
Con la participación de 2334 personas, Medellín vivió recientemente una jornada histórica: la Gran Escuela para la Familia, una estrategia sin precedentes liderada por la primera dama de Medellín, Margarita María Gómez, a través de Tejiendo Hogares. En 31 escenarios distribuidos por las 16 comunas y cinco corregimientos de la ciudad, madres, padres y cuidadores se reunieron para aprender herramientas que les permita relacionarse sin violencia.
Entre los asistentes estuvo Vanessa Maya, una madre que desde hace varios años encontró en Tejiendo Hogares no solo una guía, sino un camino de cambio profundo para su vida familiar. “Ha sido una experiencia que ha llenado completamente mi vida”, expresa con gratitud.
Vanessa es madre de dos hijos: Isabella de 17 años y Juan José de 11. Como muchas familias, ha enfrentado retos propios de la crianza y la convivencia. Pero gracias al acompañamiento del programa, hoy su hogar es un espacio de diálogo y respeto. “Tejiendo Hogares ha permitido que podamos aprender a comunicarnos mejor, a relacionarnos con más empatía. Nos ha enseñado que podemos decir ‘paremos un momento, esto no está bien’ y reflexionar juntos como familia”.
Durante la jornada, como en muchas otras experiencias promovidas por el programa, se ofrecieron talleres prácticos sobre comunicación asertiva, manejo de emociones, límites con afecto y crianza en la era digital. Vanessa es testigo del impacto de estos espacios: no solo han fortalecido su relación con sus hijos, sino que han sembrado una semilla en toda la familia.
“Mi esposo al principio era muy escéptico con esto de la crianza respetuosa”, cuenta. “Pero al compartirle lo que aprendo, mostrarle los talleres, poco a poco fue entendiendo que no se trata solo de una teoría, sino de una oportunidad real para mejorar como familia”.
Tejiendo Hogares trabaja desde la raíz: la familia como núcleo fundamental de la sociedad. “Lo que pasa al interior de las familias se refleja en la sociedad”, afirma Vanessa. Y por eso, está convencida de que este programa es una herramienta poderosa para prevenir la violencia y construir paz desde lo cotidiano.
La importancia de estos procesos es urgente. Solo en el último año, de acuerdo con SIGIVILA, Medellín registró más de 12 000 casos de violencia intrafamiliar, de los cuales 4055 fueron contra niñas, niños y adolescentes. Estos números no son solo cifras: son reflejo de hogares en donde aún se valida el golpe, el grito, el castigo físico o el silencio como formas de corregir y “educar”.
“Cuando usamos la violencia como método de crianza, estamos enseñando a nuestros hijos que esa es una forma válida de resolver conflictos. Y eso tiene un impacto profundo y duradero en su desarrollo”, de acuerdo con la primera dama.
Por eso, más allá de juzgar, Tejiendo Hogares acompaña, comprende, escucha, y propone otras formas. “Sabemos que como adultos muchas veces no sabemos manejar ciertas situaciones, pero sí nos corresponde tomar consciencia y buscar una transformación al interior del hogar. La violencia intrafamiliar es una realidad dolorosa. Queremos enseñar que hay otras formas de relacionarse desde el amor y el respeto”, dijo la primera dama durante la jornada.
Esa misión se vive y se confirma en hogares como el de Vanessa, donde cada conversación, cada abrazo y cada límite puesto con afecto es un acto de transformación.
Durante el evento de la Gran Escuela para la Familia, las familias participaron en talleres y conferencias que abordaron temáticas como manejo de emociones, comunicación asertiva, límites con afecto y crianza en la era digital. Espacios que, para personas como Vanessa, se han vuelto fundamentales.
“Yo les hablo a mis hijos de Tejiendo Hogares, y ellos llevan esos mensajes a sus amigos. Lo que aprendemos aquí no se queda solo en casa, se expande. Porque lo que pasa dentro de una familia se refleja afuera, en la sociedad. Y si cambiamos en casa, podemos cambiar el mundo”, afirma con convicción.
Vanessa es testimonio de que es posible romper ciclos. Que sí se puede criar con respeto, sin golpes ni gritos. Que sí hay otras formas, y que están al alcance cuando existe voluntad, acompañamiento y espacios como este.
“Las familias no deberían perderse los talleres de Tejiendo Hogares porque son la puerta a vivir mejor y son la oportunidad que tenemos para aprender a vernos, a reconocernos, a aceptarnos y a ayudarnos. Estos espacios son el paso para lograr mejores familias, una mejor sociedad un mejor país y porque no un mundo mejor”, finalizó Vanessa.
Tejiendo Hogares sigue creciendo. Y con cada familia que se une, Medellín se fortalece como una metrópoli que cree en el amor como forma de cuidado, y en el respeto como punto de partida para construir una ciudad diferente.
Contenido asociado a