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Hace unos días finalizó la Feria de las Flores el máximo evento de nuestra ciudad. Y en medio del bullicio alegre que cada año envuelve a Medellín durante su tradi...
Hace unos días finalizó la Feria de las Flores el máximo evento de nuestra ciudad. Y en medio del bullicio alegre que cada año envuelve a Medellín durante su tradicional Desfile de Silleteros, una mujer caminó erguida, con paso firme, cargando sobre su espalda más que flores: lleva la historia de una tradición, el peso de un mensaje y el orgullo de representar a su tierra. Su nombre es Astrid Lorena Velázquez Rodríguez y con ella estuvo también desfilando Sebastián Alzate, quienes además de cultivar la tradición silletera, se desempeñas como servidores públicos de la Secretaría de Movilidad 2021.
Con una amplia sonrisa en su rostro Astrid Velásquez, recuerda los retos que trae cada desfile. Y es que no siempre el camino es fácil: este año la lluvia empapó su silleta, haciéndola más pesada, y hasta las alpargatas de varios silleteros cedieron ante el esfuerzo. A ella misma se le quebró su silleta en plena marcha, pero siguió adelante.
“Me gusta ser silletera porque así le muestro a Colombia y al mundo lo bonito que tiene Medellín para ofrecer: sus flores, sus mujeres berracas, echadas para adelante, que no nos arrugamos a nada”, dice.
El recorrido del Desfile de Silleteros puede ser extenuante. Algunas silletas alcanzan un peso entre los 80 y los 120 kilos; la suya, por el follaje y el diseño, rondaba los 100 kilos. Sin embargo, Astrid asegura que hay algo que siempre le da fuerzas: los aplausos y los gritos del público. “Si no fuera por ese apoyo, creo que ningún silletero sería capaz de llegar hasta el final”, confiesa.
Pero este año su participación tuvo un sentido especial. En su silleta artística transmitió un mensaje sobre la depresión y la ansiedad, dos realidades que, asegura, se perciben cada vez más en la vida de las personas. “Quise que la gente entendiera que es un tema delicado, que necesita atención y comprensión”, explica.
La tradición silletera corre por las venas de Astrid. Su mamá, su abuela, dos tías y un tío también participan en el desfile. “Somos la familia Rodríguez”, afirma con orgullo. Ella inició en la categoría tradicional y en los dos últimos años ha desfilado en la categoría artística, donde su creatividad se mezcla con la esencia floral que caracteriza a Santa Elena y a Medellín.
En su día a día, Astrid regula el tráfico, cuida la movilidad y vela por la seguridad vial. Durante la Feria de las Flores, cambia el uniforme verde por un vestido típico y se une a cientos de silleteros que mantienen viva una tradición declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación.
Entre flores, colores y sonrisas, esta agente de tránsito demuestra que el compromiso con su ciudad no conoce fronteras: lo ejerce en la vía y sobre sus hombros, entre pétalos y mensajes que florecen para todos.
En cada paso del Desfile de Silleteros, Sebastián Alzate Alzate no solo carga una obra hecha de flores, sino también el peso de una historia familiar que se remonta a su infancia. Hoy, además de ser secretario de Inspecciones de la Secretaría de Movilidad de Medellín, es heredero de una tradición que aprendió de la mano de sus abuelos, padres y tíos, en medio del aroma fresco del campo y las conversaciones que se dan mientras se elabora una silleta.
Su vínculo con esta costumbre nació cuando era apenas un niño, observando y participando en la creación de esas estructuras que cada agosto llenan de color y orgullo a Medellín. “Siempre me ha gustado trabajar en todo lo relacionado con la elaboración de las silletas”, cuenta. Y desde 2023, desfila oficialmente en la ciudad, gracias al contrato que heredó de su abuelo, miembro destacado de la familia Alzate-Alzate, residente en Santa Elena.
Para Sebastián, ser silletero es mucho más que participar en un evento: es un compromiso con las raíces y con la cultura antioqueña. “Es una tradición muy bonita, que representa nuestras raíces, nuestra cultura y el amor por el campo y las flores”, asegura. Cada silleta que carga es un homenaje al trabajo campesino y a la belleza natural que brota de las montañas.
La emoción de recorrer las calles de Medellín entre aplausos y vítores es, para él, un recordatorio de la importancia de preservar este legado. “Es un orgullo poder mostrarle al mundo lo que hacemos con nuestras manos y mantener viva esta herencia familiar”, afirma.
En su doble faceta de servidores públicos y portadores de una tradición centenaria, Sebastián Alzate y Astrid Velásquez demuestran que el amor por Medellín se puede expresar tanto desde la gestión institucional como desde el arte floral que cautiva a propios y visitantes, de todo un pueblo que florece en la Feria de las Flores.