Alcaldía
Contenido asociado a:
Durante el mes septiembre se conmemoró el Mes del Patrimonio Cultural en Colombia y en Medellín es un mes para celebrar que más de 560 silleteros, y sus familias, mant...
Durante el mes septiembre se conmemoró el Mes del Patrimonio Cultural en Colombia y en Medellín es un mes para celebrar que más de 560 silleteros, y sus familias, mantienen un legado que nos recuerda que ser pujantes, trabajadores, campesinos y coequiperos es parte de nuestra identidad y nuestra esencia, como bien lo sabe doña Luz Estela Hincapié de Sánchez, pionera del Desfile de Silleteros.
Su casa resalta entre las demás del sector. Desde la vía enrielada de la vereda San Ignacio de Santa Elena, se ve una típica casita campesina antioqueña de una sola planta: paredes de tapia de color blanco, techo y ventanas azules y un corredor en el que abundan las plantas de piso y colgantes. No tiene los lujos de la vida moderna, al contrario, es una hermosa casa detenida en el tiempo, de las que quedan pocas y que nos recuerdan esas raíces campesinas de muchas décadas atrás.
La casa tiene dos entradas, pero la principal da a una sala en donde abundan las fotos de Luz Estela, vestida de campesina y cargando silletas. Sí, ella es una de las silleteras pioneras de Santa Elena, y aunque en su casa no abundan los premios que la Alcaldía otorga cada año en la Feria de las Flores, para reconocer a las mejores silletas, sí abundan los reconocimientos por su aporte a una tradición que, hoy por hoy, es Patrimonio Cultural de la Nación, como por ejemplo el que recibió en 2017: la Medalla Alcaldía de Medellín – Categoría Oro, cuyo documento firmado por el alcalde, reposa enmarcado y colgado de una de las paredes de su sala.
Esta y otras tradiciones son claves para la conservación de la memoria histórica de la ciudad y la consolidación de una nueva ruralidad que, articulada con lo urbano, siga aportando a la sostenibilidad del territorio. En ese sentido, la administración distrital, a través de la Gerencia de Corregimientos, promueve proyectos que protegen e impulsan los saberes ancestrales, las tradiciones y las expresiones culturales propias de los cinco corregimientos de Medellín, con una inversión de 950 millones de pesos para la vigencia 2024-2025.

Luz Estela Hincapié
Luz Estela tiene una memoria prodigiosa para su edad; todavía recuerda su participación en el primer desfile. Era 1957: “Yo desfilé acompañando a mi esposo; en esa época yo le ayudaba a hacer la silleta y me iba para Medellín a desfilar, porque me encantaba ser silletera, pero la verdad es que yo no tenía contrato, era una cosa como más informal”. Fue solo hasta 1961 que ella adquirió un cupo oficial para ser silletera. “Por cosas de la vida, mi esposo no pudo mantener el contrato, porque no tenía la cédula física y yo no lo iba a dejar perder. Yo me fui a lo que en ese entonces era la oficina de Fomento y Turismo y logré que el contrato de él me lo dieran a mí”, asegura.

Desfiló por más de 40 años cargando una silleta tradicional, “porque al principio eran las únicas que hacíamos, ya luego vinieron las otras ‘lindas’ con dibujitos y con mensajes”, explica mientras desfila por el pasillo revisando sus plantas y posando para la cámara. Y si bien ella y su esposo nunca vivieron de cultivar flores, sí recuerda que esas primeras silletas las hicieron con flores sencillas, ‘las de aquí’ –como les dice a las especies que se cultivan en el corregimiento-, “como novios, anturios, chanclitas, cortejos, siemprevivas, hortensias, chochitos y muchas que sembrábamos nosotros mismos o que nos intercambiábamos con los vecinos”.
Y no es que dejara de desfilar, es que ya hace más de 20 años que participa en el emblemático Desfile de Silleteros, como silletera pionera, es decir, ya no hace el recorrido a pie y cargando una silleta en la espalda. Ya va en un carro adornado con flores, en el que ella, desde la comodidad de un asiento, saluda a todos los espectadores y les tira las florecitas que ha seleccionado cuidadosamente la noche anterior para llevar en su canasta. “Lo único que extraño son los ‘guaritos’ que me daban en esa época, en la que sí podíamos tomarnos lo que nos ofrecían las personas, cuando nos arrimábamos con las silletas a las vallas”, afirma entre risas.

Imagen cortesía: Silleteros.patrimonioMDE
“Yo voy a ser silletera pionera hasta que me muera”, asegura, a sus 86 años y sin dudar, cuando le preguntan si ha pensado en la posibilidad de cederle su contrato a alguno de sus nietos (al menos tres de ellos anhelan seguir con esta tradición), y agrega: “Cómo voy a querer dejar de ser silletera, esto es una tradición hermosa que nos recuerda esas épocas de gente trabajadora, en que no había ni transporte y hasta a las embarazadas las tenían que bajar y subir de Medellín en sillas. Además, yo ya hice lo duro, ahora estoy disfrutando lo rico de ponerme el traje, llevar mi canastica, disfrutar el desfile desde el carro, repartir flores y recibir el incentivo que nos da la Alcaldía, porque así ya no pueda cargar una silleta, yo sigo siendo silletera”.