Cristian, de azul, cuida la vida en la vía

Cristian Peña, agente de tránsito 982, se levanta todos los días con su sueño cumplido. Cada turno, cuando ingresa a la sede en el barrio Caribe de la Secretaría de Movilidad, nota que el lugar se inunda de ese azul que siempre fue su color favorito.

Hombres y mujeres forman mientras se escucha al unísono la consigna: ‘servir a la comunidad’, salen en sus motos o patrullas, con sus pitos, su lapicero y el entusiasmo por apoyar a la movilidad segura en la ciudad de Medellín.

Él hace parte de la compañía A, a cargo del Subcomandante Dayro Correa; tiene 31 años y es técnico en seguridad vial, tránsito y transporte, tecnólogo en investigación judicial, profesional en criminalística y especialista en accidentología vial. 

Desde joven tuvo el anhelo de portar el uniforme azul para su ciudad y, desde hace 2 años, logró alcanzar este objetivo. Cristian vive con su esposa, su hijo y su suegra en un apartamento en Bello, donde tienen un hogar cálido y lleno de amor que se ve por todos los rincones donde se posa la mirada. 

Cuando sale a trabajar lo hace con orgullo, porque su familia lo espera en casa y sabe que su función es prevenir incidentes en las vías, para que todos lleguen a abrazar a sus seres queridos, como el propio Cristian cuando llega luego de un largo turno a besar en la frente a Juan José, su pequeño de 20 meses. 

No obstante, entre sus principios como ser humano, está el compartir sus logros con los otros. Es por eso que desde que se convirtió en Agente de Tránsito, realiza cada mes, en sus descansos, una jornada de entrega de almuerzos a las personas que encuentra en la calle trabajando de sol a sol para llevar el sustento a sus hogares. 

Venteros ambulantes o malabaristas que buscan el recurso con el sudor de su frente, a todos ellos se les acerca Cristian, con una sonrisa gigante y el corazón azul para darles un almuerzo que hizo junto a su esposa con todo el amor de un hogar. 

“Yo hago esto para regresar todas las bendiciones que la vida me ha otorgado, he sido muy afortunado, y quiero compensar todo lo que he recibido” son las palabras que Cristian le da a todas las personas que siempre le preguntan: ¿por qué hace esa labor? Todos quedan con un rostro de agradecimiento, dándole las ‘gracias’ a Cristian y abriendo el paquete de icopor para comenzar a comer lo que muchas veces será su único alimento en el día. 

En nuestro cuerpo de Agentes de Tránsito de la Secretaría de Movilidad contamos con un personal uniformado de gran calidad humana, son personas que salen todos los días a hacer lo que más les apasiona, cuidar vidas en las vías.