Alcaldía
Contenido asociado a:
Las alianzas público-privadas continúan transformando la vida de miles de personas en Medellín y esta vez el turno es para los más pequeños, esos que llegaron mucho ...
Las alianzas público-privadas continúan transformando la vida de miles de personas en Medellín y esta vez el turno es para los más pequeños, esos que llegaron mucho antes de lo esperado y en los que se ve reflejado, día a día, el milagro de la vida. Ellos son los bebés prematuros del programa Madre Canguro del Hospital General de Medellín, quienes gracias a una donación de 100 vales de taxi por parte de la empresa de transporte Coopebombas, hoy pueden trasladarse -junto a sus madres- de forma segura y sana desde sus casas hasta el hospital.
Hace 18 años nació en el Hospital General de Medellín el programa Madre Canguro y desde entonces miles de bebés prematuros que tenían pocas probabilidades de vivir fueron arropados por el calor de su madre y una vasta evidencia científica que demostraba la importancia de la cercanía con su progenitora. Este proyecto fue liderado por un colombiano, el neonatólogo bogotano Edgar Rey Sanabria, quien demostró la eficacia del contacto piel con piel en los bebés que nacían antes de la semana 37, un hallazgo que a simple vista parecía sencillo pero que en el fondo traía de vuelta a la vida a los prematuros que llegaban sin esperanza alguna.
A medida que el programa se desarrollaba, en la ecuación aparecían otras problemáticas que ponían en riesgo al bebé y a su madre, unas de carácter psicológico y otras con un tinte socioeconómico. Ambas representaban afectaciones en el entorno del bebé y creaban ambientes hostiles para el crecimiento del mismo. Dadas estas condiciones de vida, en la atención de la ruta Materno Perinatal se abordaba y aún se continúa acompañando el binomio madre e hijo de forma integral, entendiendo que la salud depende también de los factores externos a los que esté expuesta la madre y su círculo primario.

Diana Sofía Castellón Agudelo, es la trabajadora social del Hospital General,
Diana Sofía Castellón Agudelo, es la trabajadora social del Hospital General, del servicio del programa Madre Canguro y en su trayectoria ha aprendido a identificar las necesidades de las familias. Cada madre ingresa con una historia y su misión es encaminarla por la ruta en la que sus necesidades puedan ser suplidas, al menos mediante su paso por el hospital.
Dentro de las necesidades que más aquejan a las madres, persiste la dificultad del transporte, muchas veces con una bala de oxígeno, pañalera al hombro, el recién nacido y en repetidas ocasiones hasta un hermanito. Sofía, hace un rastreo de las madres que tienen un mayor impedimento con el transporte y prioriza a aquellas que vienen de zonas de difícil acceso, lugares alejados donde muchas veces tienen que tomar hasta tres medios de transporte para poder llegar al hospital a seguir con los controles establecidos.
Muchos de los bebés que asisten a las revisiones posnatales necesitan de balas de oxígeno, las cuales limitan la capacidad de desplazamiento de la madre y le impiden moverse con facilidad cuando también debe de haber unos brazos que sostienen la vida, y además una pañalera que hace las veces de segundo hogar.

Es por eso que la alianza entre el Hospital General de Medellín, con la empresa de transporte Coopebombas es pertinente y de vital importancia dentro del contexto de los bebés prematuros, puesto que viajar en transporte público supone un riesgo aún más elevado debido a los patógenos a los que están expuestos los bebés; lo que en un adulto o incluso un niño pudiese ser una simple gripa, en un bebé prematuro podría significar una enfermedad compleja o incluso, la muerte.
Esta empresa de transportes se unió a esta causa beneficiando a más de 100 familias de bebés prematuros con vales válidos para viajes de ida y regreso al Hospital General de Medellín. Coopebombas puso a disposición del programa Madre Canguro su flota de 8150 taxis, con un modelo de servicio respaldado por trazabilidad en tiempo real, monitoreo las 24 horas del día, siete días a la semana, con pólizas de seguro vigentes y conductores capacitados para ofrecer un trato respetuoso y prudente.

El programa Madre Canguro ha visto crecer a miles de niños a lo largo de estos casi 20 años. Cifras que se traducen en vidas, vidas que se convierten en milagros tras el acompañamiento del Hospital General de Medellín en todo el proceso de la exterogestación, o sea, ese periodo aproximado de unos nueve meses posterior al nacimiento de un bebé, con desarrollo prematuro, que requiere un entorno similar al del útero para continuar su maduración, lo que implica ofrecerle al recién nacido contacto físico constante, calor, movimiento y la cercanía de sus cuidadores, en especial de la madre.
Laura Vanegas tiene 23 años y es madre de Antonella y Alaia, dos mellizas que llegaron a este mundo en la semana 30 de gestación, luego de que su madre sufriera una fuerte hemorragia y tuviera que ser trasladada de emergencia en ambulancia desde Yolombó hasta Medellín.
Los médicos trataron de alargar el embarazo, pero estaba decidido por el destino que las mellizas nacerían de 30 semanas en nuestra ciudad, en la Clínica del Prado y luego fueron trasladadas al Hospital General de Medellín donde las niñas comenzaron la atención integral del programa Madre Canguro.

Un programa que ha sido un alivio en medio de tanto “corre corre” con las niñas. Desde que llegaron, una amiga de Laura ha sido quien les ha abierto las puertas de su casa para que puedan tener un lugar donde descansar de las largas jornadas que significa tener dos bebés prematuras. Por fortuna, Laura no está sola, la acompaña su mamá, Kelly Johana Salazar, quien ha estado desde el día que supo que estaba en embarazo de mellizas, demostrándole su apoyo incondicional, hasta el día en que sintió que la vida de su vida se le escapaba dentro de sus entrañas.
Su pareja, Jairo Velásquez está feliz de ser bendecido con dos hermosas y saludables bebés, sin embargo, su trabajo le impide acompañarlas en la maratón diaria. Siente alivio al saber que su compañera y sus hijas ahora viajan de una forma segura y libre de altas tarifas, puesto que antes se gastaban 60 000 en transporte diario, y ya llevaban un mes y medio en esa dinámica. Lo cual representa 2 700 000 en gastos por ese concepto.
Laura y Kelly, cuentan su historia mientras Antonella y Alaia son atendidas. En la revisión diaria se evalúa el peso, porque cada gramo que suben cuenta, la altura y el diámetro de la cabeza, para verificar que todo se desarrolle según lo esperado; también se les hace seguimiento a sus reflejos, especialmente el del moro, que es una respuesta involuntaria ante un ruido o la sensación de caída.
En el Programa Madre Canguro también se acompaña a las madres y se les habla sobre la importancia de alimentar a sus bebés con leche materna. Se les enseña cuál es la posición para cargarlo, cómo debe ser el agarre del seno a la hora de lactar, cuáles deben ser los cuidados al bebé y los signos de alarma. La sala de los Canguros es una escuela donde la esperanza vuelve a encarnarse en los pequeños cuerpos de los prematuros.

El personal médico ilustra a las madres sobre los beneficios de la leche materna, el vínculo que se crea y cómo este se fortalece, mientras que el bebé se alimenta de ese líquido sagrado que impulsa la vida y le permite expandirse.
En los encuentros diarios les acompañan pediatras, enfermeras, trabajadoras sociales y profesionales multidisciplinarios que les guían en el camino de la maternidad, porque este se recorre mucho más fácil con los especialistas que saben cómo abordar la complejidad del bebé prematuro.
Y no solo se trata de la ciencia, el amor con el que se cuida a cada bebé ha sido el protagonista en cada historia de vida que inicia allí, entre extraños que pronto se convierten en familia, con personas que alivianan el peso de la incertidumbre y saben sentir el dolor del otro, como propio. Ahí radica el misterio del amor, en cultivar la vida que apenas inicia.