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Julián Rey Caicedo Pacheco, ejemplo de superación, paciencia y perseverancia

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Pertenece a las secretarías:

Secretaría de Desarrollo Económico | Secretaría de Educación | Secretaría de Inclusión Social Familia y Derechos Humanos
Por: Sandra Milena Olarte Muñoz. Fotos: Luis Fernando Arango Medina. Editor: Alonso Velásquez Jaramillo. |

Alegre, auténtico, sincero, perseverante y sin complejos; ese es Julián Caicedo, un joven de 23 años que gracias al programa de formación integral para el trabajo y e...

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  • Alegre, auténtico, sincero, perseverante y sin complejos; ese es Julián Caicedo, un joven de 23 años que gracias al programa de formación integral para el trabajo y el desarrollo humano de personas con discapacidad cognitiva y mental/psicosocial de Medellín logró cumplir uno de sus sueños: vincularse laboralmente de manera productiva y competitiva.

    “Yo no me acomplejo por nada porque sé por lo que pasé y la forma de corregirlo o sentirme bien es riéndome de eso. Lo digo, hasta charlo con eso y me desahogo diciendo que tengo esto, es normal”.

    Es el mejor resumen autobiográfico de Julián Rey Caicedo Pacheco, un joven egresado de la Institución Maestro Guillermo Vélez Vélez en donde se implementa el programa de formación integral para el trabajo y el desarrollo humano de personas con discapacidad cognitiva y mental psicosocial del Distrito de Medellín.

    Julián Rey Caicedo Pacheco

    Julián Rey Caicedo Pacheco

    Son 23 años sonriéndole a la vida y entregando siempre su mejor versión; es esta la forma que ha encontrado este luchador incansable para superar los obstáculos que ha encontrado desde que estaba en el vientre de su madre, su gran aliada en la cruzada por alcanzar sus metas.

    Los primeros años

    “El embarazo de Julián fue de alto riesgo y el parto fue complicado porque estuvimos en peligro los dos. Nació con el tiempo completo pero muy bajito de peso, entonces estuvo hospitalizado ocho días”, relata Julia Elena Pacheco, madre de Julián.

    Durante los primeros años de vida del hijo menor de la familia Caicedo Pacheco surgieron otras complicaciones como un soplo en el corazón, una cirugía a los seis años de edad, una hernia y un contagio de varicela que derivó en una encefalitis (inflamación del cerebro).

    Julián Rey Caicedo Pacheco y su madre Julia.

    Julián Rey Caicedo Pacheco y su madre Julia.

    “Debido a esa enfermedad él estuvo un mes sin caminar y sin poder hablar. En ese proceso lo vieron: psicólogo, neuropsicólogo, neurólogo, pediatra y médico general. Le mandaron terapias con las que recuperó el habla y volvió a caminar. 

    “Esperamos un tiempo de recuperación para poderlo entrar al preescolar. Ingresó casi de ocho años, pero no se demoró mucho ahí porque los profesores lo pasaron a primero”, explica Julia.

    El desafío de la etapa escolar 

    La Institución Educativa Francisco Miranda fue el hogar escolar de Julián. Allí cursó toda la primaria y secundaria. Ese fue el lugar en el que, junto con su mamá, descubrió que académicamente tenía retos diferentes a los de sus compañeros y necesitaba una educación que se ajustara a sus necesidades.

    Desde que entró al colegio le fui viendo deficiencia en el aprendizaje y le noté un poco de desconcentración. Además la psicóloga de la institución me explicó que ahí había un problema, que era una condición y que necesitaba ajustes en la educación”, afirma Julia.

    Institución Maestro Guillermo Vélez Vélez

    Institución Maestro Guillermo Vélez Vélez

    El diagnóstico de Julián era retraso leve, deficiencia auditiva, encefalitis por varicela e hiperactividad. Cuando reprobó cuarto de primaria ingresó, sin mucho éxito al aula de apoyo porque como él mismo explica: “en el colegio había de todo para las personas con discapacidad, pero en ese tiempo era muy difícil estarle diciendo a los profesores que tuvieran más paciencia con nosotros y yo ya estaba entrando a la adolescencia que es una edad muy difícil”. 

    Los desafíos continuaron durante toda la primaria. Repitió dos grados, a los 16 años llegó a sexto, pero lo reprobó y fue incluido en el programa de aceleración que le permitió cursar séptimo y octavo en un año. Sin embargo, eso no era suficiente para las metas que él tenía.

    Julián Rey Caicedo Pacheco

    Julián Rey Caicedo Pacheco

    “Yo veía que ya estaba en una edad en la que debía haber terminado el bachillerato porque lo normal es graduarse entre los 16 y 17 años, yo tenía 18 y seguía ahí. Hablé con mi mamá y decidimos pasarme a la jornada nocturna. Fue así que terminé el bachillerato a los 20 años en esa misma institución”, expresa de manera directa Julián.

    Esta etapa de la vida de su hijo, le dejó varios aprendizajes y reflexiones a Julia. Hoy, con esa misma sinceridad que le heredó Julián dice: “la verdad es que cuando él estaba en el colegio a mí me tocaba ya salir más a trabajar porque veía más esa necesidad; entonces le faltó más apoyo de sus padres para lograrlo más fácil”.

    La búsqueda incansable de una madre 

    Desde que Julia identificó en su hijo necesidades especiales, se convirtió en una buscadora incansable de oportunidades para potenciar sus capacidades. Fue así que descubrió la Fundación Nacional Batuta y a El Comité de Rehabilitación de Antioquia, lugares que le sirvieron de experiencia para llegar a la Institución Maestro Guillermo Vélez Vélez.

    “Julián estuvo un tiempo en Batuta pero no se amañó mucho. Como vi que no íbamos a pelechar allá entonces decidí investigar, por medio de amistades, en El Comité de Rehabilitación y logré un cupo. Ahí entró a los 16 años y duró unos años, pero comenzó con algunos inconvenientes como inasistencias debido a una hernia inguinal y empezó a sentir que era muy grande para el grupo en el que estaba”, señala Julia.

    Corporación Social El Comité. Foto: elcomite.org.co

    Corporación Social El Comité. Foto: elcomite.org.co

    En ese momento Julián observaba que sus compañeros estaban en el colegio, pero él ya pensaba en trabajar. Fue así que se trazó su próxima meta: estudiar y conseguir un empleo. “Los psicólogos de El Comité me dijeron: “de pronto a usted le puede servir la Institución Maestro Guillermo Vélez Vélez que es más para eso”, cuenta Julián.

    A través de una institución llegó a la otra, no sin antes consultarlo con la mamá quien no dudó en responder: “si es para él mejorar entonces trasladémoslo”. Y fue así como como ingresó al lugar que le permitiría cumplir uno de sus sueños.

    Institución Guillermo Vélez Vélez: el camino hacia un sueño 

    La Institución Maestro Guillermo Vélez Vélez es de carácter público, adscrita a la Secretaría de Educación del Distrito de Medellín y opera en articulación con las secretarías de Desarrollo Económico y la de Inclusión Social y Familia, así como el Servicio Nacional de Aprendizaje -SENA- y el INDER para ofrecer procesos de formación para el trabajo y el desarrollo humano a personas con discapacidad cognitiva y/o mental.

    “Llegué a la institución a los 17 años e hice varios cursos antes de pasar al SENA. Entré y elegí para qué quería estar ahí y qué era lo que quería lograr. Escogí ser técnico en logística porque de estar sentado en una oficina o en una panadería, prefería estar en una bodega pendiente de todo. Además como nunca fui bueno para las matemáticas, quería aprender y era más fácil conseguir empleo en esa técnica; por eso la elegí”, afirma sin rodeos Julián.

    En la Institución Maestro Guillermo Vélez Vélez vivió un proceso formativo en el que desarrolló competencias laborales generales y ciudadanas que le permitieron irse adaptando paulatinamente a lo que significaba la formación para el trabajo.

    Una vez superada esta etapa, a finales del año 2019, ingresó al SENA donde recibió clases teóricas y posteriormente lo convocaron para hacer las prácticas en una empresa. Fue así que su sueño comenzó a hacerse tangible.

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    Disciplina y perseverancia

    “El día que tenía la entrevista en la empresa llegué media hora antes y desde ahí, el jefe vio mi interés. Yo hacía horas extras sin que me dijeran, a veces veía a todos como atareados y me quedaba para adelantar y ayudarles a los que pudiera”. 

    “Cuando faltaba poco tiempo para terminar la práctica empecé a decirle al jefe que yo me quería quedar, que era capaz, que sabía qué me faltaba por mejorar, pero lo podía ir reforzando, que era buen empleado, nunca faltaba injustificadamente y siempre estaba ahí. Entonces, ellos fueron viendo eso y el último día de prácticas me dijeron: ‘Julián, bienvenido a la empresa’”, narra orgulloso.

    Cristian Ramírez, líder operativo de Monterrojo

    Cristian Ramírez, líder operativo de Monterojo

    Desde el año 2022 es auxiliar operativo en Vector Foods, Monterojo. En su día a día, como él dice, hace de todo un poco: empaca, recibe productos, los verifica y los pesa, está pendiente de las facturas, las registra e imprime.

    Para Cristian Ramírez, líder operativo de Monterojo “la experiencia con Julián ha sido un reto grande que nos ha enseñado a tener en cuenta las diferencias de los demás y que todos tenemos capacidades diversas. 

    “En un principio pensamos que iba a ser algo caótico, pero de verdad que hemos aprendido mucho de él. Nos ha enseñado con su alegría, con sus capacidades y su inteligencia”.

    Julián Rey Caicedo Pacheco y sus compañeros de trabajo en Monterojo

    Julián Rey Caicedo Pacheco y sus compañeros de trabajo en Monterojo

    Cuando se le pregunta a Julián por Vector Foods, Monterojo responde con una gran sonrisa: “yo siento un cariño enorme de la empresa hacia mí porque me han tenido mucha tolerancia y respeto en todo sentido”.

    Calidad de vida para todos

    La materialización de este sueño no solo aportó a la calidad de vida propia, sino también a la de su familia, conformada por su padre Víctor Modesto Caicedo Palacios, quien se dedica a la barbería, su hermano mayor Víctor Antonio que trabaja en un café y su mamá Julia.

    Julián Rey Caicedo Pacheco y su familia

    Julián Rey Caicedo Pacheco y su familia

    “Yo siempre trabajé por días en el servicio doméstico, pero durante la pandemia me contagié de Covid-19 y eso me dejó una alteración muscular. Siempre me ha gustado conseguirme mis cosas porque entiendo que no todo puede ser esperar a que se lo den a uno si no también trabajar, pero ya no puedo”. 

    “Gloria a Dios Julián ha representado un apoyo y sustento para nosotros. No pensamos que esto fuera a terminar así, porque no sabíamos lo que iba a pasar con él”, reconoce conmovida Julia. 

    Los sueños por cumplir 

    Sin complejos, con alegría y una sinceridad auténtica Julián Rey Caicedo Pacheco, se las ha arreglado a lo largo de sus 23 años para superar cada obstáculo, para salir adelante y para cumplir sus sueños.

    Para él lo más importante en todo este proceso, además de los logros que ha obtenido, es la paciencia y la sinceridad que le “mete” a todo lo que hace.

    “En el futuro quisiera seguir estudiando en lo que más pueda, trabajar en algo que tenga que ver con la NASA o ciencias, siempre he querido eso desde niño. Por ahora quiero estudiar inglés, comunicación social e ir buscando a ver qué va saliendo y mejorar junto con esta empresa”, indica Julián.

    Oportunidades para todos

    Julián se ha convertido en uno de los mejores testimonios del programa de formación integral para el trabajo y el desarrollo humano de personas con discapacidad cognitiva y mental/psicosocial del Distrito de Medellín que ofrece la Institución Maestro Guillermo Vélez Vélez.

    Allí se ofrece una amplia oferta de formación técnica, auxiliar y complementaria para personas que como él desean cumplir el sueño de vincularse laboralmente de una manera productiva y competitiva.

    “Nuestro programa actualmente tiene una disponibilidad de 230 cupos para jóvenes  y adultos entre los 14 y los 35 años de edad que tengan alguna condición de discapacidad cognitiva, mental/psicosocial que residan en Medellín y que por supuesto estén interesados en formarse para el trabajo”, manifiesta Olga Lucía Cortés Páez, coordinadora general del programa.

    Las personas interesadas pueden contactarse a través del:

    • WhatsApp: 323 8736919
    • Correo electrónico: maestroguillermovv@gmail.com
    • Directamente en la sede: calle 90 N° 51 B -25. Barrio Aranjuez, frente a Comfama.

    El mensaje final

    “La invitación a la comunidad es a que aprovechen estos cupos. Nosotros como personas que ya hemos pasado por la institución debemos aportar un granito de arena y darles el empuje porque la institución es muy buena. Todos los que trabajan en el Guillermo Vélez hacen el trabajo bien. Ellos apoyan, pero hay cosas que nosotros como padres de familia tenemos que hacer más”, afirma Julia Elena Pacheco.

    Julián tiene clara la fórmula que le permitió realizar todo el proceso de formación y cumplir con el sueño de vincularse laboralmente de manera productiva y competitiva, por eso no duda en compartirlo con las personas con condiciones similares a las de él.

    “Mucho apoyo y paciencia. Paciencia por parte de los padres y de los estudiantes porque esto es complejo. Pero sobre todo, que le echen ganas y así todo va saliendo”.


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