La Alcaldía de Medellín acompañó a más de 6.000 familias con hijos en procesos de restablecimiento de derechos

• Para esta labor, el Distrito contó con 38 profesionales en las 16 comunas y los cinco corregimientos.
• Más de 7.000 personas, quienes hacen parte de estos hogares, recibieron atención terapéutica.
• El proceso de acompañamiento y seguimiento tiene como objetivo fortalecer las capacidades individuales y colectivas.

La Secretaría de Inclusión Social, Familia y Derechos Humanos, desde su Unidad de Niñez, ha priorizado el desarrollo de niñas, niños y adolescentes, reconociendo a la familia como pieza clave en este proceso. Con un equipo de 38 profesionales en diversas áreas, ha acompañado, durante los cuatro años de administración, a más de 6.000 familias con hijos en procesos de restablecimiento de derechos efectivos.

Asimismo, más de 7.000 personas, quienes hacen parte de estos hogares, recibieron atención terapéutica, con lo que se logra superar sus dificultades en el entorno familiar y los convierte en ambientes protectores y garantes de derechos para sus menores de edad.

“Desde la Unidad de Niñez acompañamos integralmente a las familias de los niños que han estado en restablecimiento de derechos. A la fecha, llevamos más de 6.000 atenciones, con las que aplicamos diferentes estrategias educativas y  psicológicas; y generamos independencia económica para que esas familias sean clave en esos entornos protectores, para que los niños tengan diferentes acompañamientos y capacidades para seguir su proyecto de vida”, expresó el subsecretario de Grupos Poblacionales de la Secretaría de Inclusión Social, Familia y Derechos Humanos, Javier Ruíz. 

Cuando una niña, niño o adolescente presenta alguna vulneración y debe iniciar el restablecimiento de derechos, solicitado por una autoridad administrativa, su proceso se convierte en una oportunidad para toda la familia, pues dentro de la oferta institucional del Distrito se incluye acompañamiento y seguimiento familiar, que tiene como objetivo desarrollar o fortalecer las capacidades individuales y colectivas del hogar. Esto se realiza por medio de estrategias de atención psicosocial e intervención psicoterapéutica, siempre y cuando sus integrantes deseen acceder de forma voluntaria a esta ayuda. 

Así, durante un año, cada familia desarrolla tres fases de acompañamiento. La fase I, de recepción y diagnóstico, da apertura al proceso y lleva a cabo el diagnóstico sociofamiliar que permite recolectar información sobre el estado de cumplimiento de derechos y las capacidades básicas con las que cuenta la familia para construir el plan de acompañamiento. 

Restablecimiento de derechos – Foto: Alcaldía de Medellín

La fase II o plan de acompañamiento familiar, prioriza las necesidades identificadas con estrategias a la medida.

Finalmente, la fase 3 o de cierre y seguimiento, reconoce los progresos y resultados; además, se hacen visitas de evaluación y un cierre del proceso con un evento de certificación y reconocimiento. 

“Mi familia y yo formamos parte de la Unidad de Niñez. Yo entré al programa por violencia intrafamiliar, cerca del Día de las Madres, el año pasado, y empecé con mucho temor porque todo el mundo piensa que el Bienestar Familiar viene como a quitarnos los niños sin preguntar nada, y resulta que encontré una familia, como un hogarcito aparte del que tengo en mi casa y con mis niños, por el hecho de tener con quién hablar, cómo expresarme. Empecé a creer en mí, a tener sueños. Fue tanto el apoyo, que empecé en diciembre del año pasado a trabajar y hoy en día aún continuó trabajando y, para mí, eso es un orgullo muy grande. Le agradezco mucho al programa; a cada uno de sus funcionarios; a las familias con las que compartí”, dijo Cindy Morales, beneficiaria de la Unidad de Niñez.

A lo largo del acompañamiento, los integrantes de los grupos familiares que acceden a la intervención psicoterapéutica, profundizan en solucionar las dificultades de sus relaciones entre padres e hijos; dificultades de pareja asociadas a problemas de autoridad, comunicación y pautas de crianza; y en el proceso que vive el niño, niña o adolescente que está siendo atendido por restablecimiento de derechos.

Las familias acompañadas se convierten en entornos protectores, fortaleciendo sus vínculos afectivos, la comunicación, la expresión y el trámite de emociones, lo que las convierte en garantes de derechos para las niñas, niños y adolescentes.