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Con la estrategia Sin Límites, el Inder Medellín les ofrece actividad física, deporte y recreación a las personas con discapacidad. Por ejemplo, fútbol sonoro para personas con discapacidad visual parcial o total. Luis Ángel Puerta tiene 14 años e integra el equipo de fútbol sonoro de la Institución Educativa Francisco Luis Hernández Betancur. Esta es su historia.
Si la lluvia a veces entristece el ambiente, más se siente esta mañana, cuando un grupo de jóvenes ciegos, estudiantes de la Institución Educativa Francisco Luis Hernández Betancur, del barrio Aranjuez, no pueden empezar la anhelada práctica de fútbol sonoro por cuenta del aguacero que cae en Medellín.
El Instituto de Deportes y Recreación de Medellín -Inder-, entidad del Distrito, cuenta con la estrategia Sin Límites, con la que les ofrece actividad física, deporte y recreación a las personas con discapacidad, que pueden participar en varias disciplinas. Una de ellas es el fútbol sonoro, que se retomó este año.
En abril de 2025 el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, entregó la renovada cancha sintética de fútbol de Colseguros (Laureles – Estadio). En el acto hubo un partido entre personas con discapacidad visual.
Con paciencia, los muchachos conversan en uno de los pasillos del colegio y esperan que, ojalá, escampe para saltar a la cancha de grama sintética. Tienen su uniforme de Educación Física, sudadera gris y camiseta blanca, y cerca de ellos están Sergio Giraldo, su entrenador y Wilson Echeverri, coordinador de Sin Límites. Ambos, del Inder.
Wilson Echeverri informa que las actividades de Sin Límites son gratuitas para todas las personas con discapacidad y cuidadores que quieran participar. En la oferta hay patinaje, ciclismo, tenis de mesa, fútbol sonoro, baloncesto, natación, atletismo, petanca, boccia, fútbol convencional, gólbol, porrismo y baile. Sin Límites está atendiendo a unas 7200 personas con discapacidad y 500 cuidadores. Hay opciones para personas de todas las edades y con diferentes discapacidades.
Mientras sigue el aguacero conversamos con Luis Ángel Puerta Restrepo, uno de los más talentosos del equipo de fútbol sonoro. Tiene 14 años y cursa el grado octavo. Nació en Medellín y vive en el barrio Manrique Oriental. Veía totalmente, pero a sus nueve años comenzó a perder la visión.
Padece xeroderma pigmentoso que, según el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, es un “trastorno hereditario raro caracterizado por una extrema sensibilidad a los rayos ultravioleta, como los del sol. Es posible que los niños sufran quemaduras graves y ampollas después de exponerse al sol por periodos cortos; además, la piel expuesta se vuelve pecosa, seca y cambia de color. A veces, también tienen alteraciones en la vista”.
A Luis le han hecho varias cirugías. El ojo derecho lo perdió por la lesión de la piel y por el izquierdo ve muy poco. Habla con elocuencia y usa gafas para protegerse.
Luis Ángel dominando el balón en el entrenamiento de fútbol sonoro.
“No fue doloroso. Fui perdiendo la visión lentamente, me tropezaba con las escalas”, dice el joven, quien por la enfermedad tiene dificultad para respirar por la nariz, y agrega: “Sé leer, pero no lo alcanzo a hacer. Mi hermano (Emanuel Restrepo Muñoz, de 16 años) y mi mamá (Zuly Marcela Restrepo Muñoz) me ayudan a leer”.
Toca piano, guitarra, flauta y un poco la batería. Es hincha de Nacional, escucha todos los partidos y admira, sobre todo, a los futbolistas Marino Hinestroza, Andrés Román y Edwin Cardona. Cuenta que en 2019 el argentino Hernán Barcos, jugador de Nacional en ese entonces, le regaló una camiseta del equipo.
Luis Ángel atacando ante la marca de los defensores rivales.
Este año incursionó en el fútbol sonoro y le gusta jugar de delantero. “Nada lo considero difícil. Cuando necesito llegar al bus del colegio (para salir hacia la casa) les pido ayuda a mis amigos del salón”, apunta Luis, el muchacho que, cada día, se levanta a las 4:20 a. m. y se alista para esperar el bus de la institución educativa, que lo recoge a las 5:30. Estudia desde las 6:15 a. m. hasta las 12:15 p. m.
Le gusta mucho la música de Blessd y su sueño es conocer a este cantante paisa, una de las estrellas del mundo del reguetón y hacer una colaboración musical con él. El joven, que tiene puesto un gorro gris de lana, expresa, también, que quiere ser jugador de fútbol y músico profesional.
Luis Ángel Puerta (peto amarillo) frente a Andrés Felipe Velásquez (camiseta verde). Andrés se graduó en la Institución Educativa Francisco Luis Hernández Betancur y entrena fútbol sonoro.
Escampó y se nota la alegría de los muchachos, que van entrando a la cancha orientados por Sergio Giraldo, el formador deportivo. No se ubican a lo largo del terreno, sino a lo ancho, tipo fútbol sala. Mateo, Luis, David, Miguel… Cinco jugadores en cada equipo y entre ellos, varias mujeres, como Angélica y Juliana.
Un equipo porta peto amarillo y el otro, azul oscuro. Ya que ha sido buena la acogida por parte de las jugadoras, el Inder proyecta conformar el primer equipo femenino de fútbol sonoro de Antioquia.
En los entrenamientos de fútbol sonoro, en los equipos participan hombres y mujeres.
Entrenan los miércoles y jueves en la cancha de la Institución Educativa Francisco Luis Hernández Betancur. El profesional en deporte Sergio, o “Checho”, como lo llaman los jugadores con cariño, explica que en esta disciplina se aplican algunas reglas del fútbol sala adaptadas al fútbol sonoro.
“Tenemos unas 16 personas inscritas que practican fútbol sonoro. También pueden participar personas externas a la institución”, indica el profe y añade otros datos acerca de este deporte: “La cancha es de 40 metros de largo por 20 de ancho y cada tiempo es de 20 minutos”.
Muchas veces los jugadores usan gafas negras de tela o antifaces para protegerse y para que todos estén en igualdad de condiciones en cuanto a la visión.
Entrenamiento de fútbol sonoro en la I.E. Francisco Luis Hernández Betancur. En este deporte muchas veces los jugadores usan gafas negras de tela o antifaces.
Los interesados deben tener más de seis años. Se pueden inscribir mediante los correos siles.zapata@inder.gov.co y wilson.echeverri@inder.gov.co. Indican la intención de jugar fútbol sonoro y dejan un número telefónico de contacto.
En esta ocasión empiezan a entrenar a las 10:30 a. m. Los dos arqueros ven; los demás jugadores no. El balón tiene adentro ocho cascabeles para que los futbolistas se orienten con el sonido. Cuando las defensoras o defensores van a marcar al jugador que lleva la pelota gritan: “¡Voy, voy!”, y corren hacia donde escuchan el balón.
Los arqueros, por su parte, dicen: “¡Izquierda! ¡Derecha!”, para que el jugador que lleva la pelota se ubique mejor con respecto a la portería y busque el gol con su remate. Luis Ángel, de peto amarillo y con el 8 en la espalda, es habilidoso, domina el balón con los dos pies y anota uno de los goles. Le encanta este deporte, que además le mejora su estado de ánimo.
Sergio lo felicita, al igual que a sus compañeros, por su buen juego, y los llama a todos a la mitad de la cancha. Ellos creen que ahí terminará la práctica, pero no: él les informa que jugarán un segundo tiempo y el grupo estalla en entusiasmo. “Cada día aprendo de ellos a disfrutar las cosas simples. Son personas extraordinarias”, afirma el entrenador.
Mateo marca otro gol y, al final, 4-1 ganó el equipo de Luis, pero el resultado pasa a un segundo plano, porque en este entrenamiento lo principal fue ver felices a los jóvenes jugando fútbol sonoro nuevamente.
Luis Ángel Puerta (peto amarillo) y Andrés Felipe Velásquez (camiseta verde), egresado de la I.E. Francisco Luis Hernández Betancur.
Luis da un mensaje: “Si uno tiene discapacidad, no se puede detener para conseguir lo que quiere. El fútbol no es un límite. No digan: ‘No puedo por esta discapacidad que tengo’. Traten de seguir adelante. Yo, ciego y jugando fútbol, cuando cualquiera diría que eso es imposible”.
Es mediodía. Ya llegaron los buses que recogen a los estudiantes en el colegio. Luis, Angélica, Juliana, Mateo y los demás jugadores dejan la cancha en dirección a los vehículos para viajar hacia sus casas.
Salen conversando y a la espera de la próxima práctica de fútbol sonoro, un rato de deporte, inclusión, sonrisas y amistad.