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Entre las montañas de Santa Elena, en la vereda El Cerro, Julieth Stella Ríos, camina con paso firme, cargando sobre sus hombros más que flores: lleva el legado de su padre, silletero de corazón. Desde niña aprendió que una silleta no es solo una obra de arte, sino un mensaje vivo de amor por la tierra, la familia y la tradición.
Cada año, su silleta tradicional florece con la historia de su vereda y detrás de esos colores y aromas hay meses de preparación: capacitaciones, eventos, charlas y conferencias donde los silleteros comparten saberes, fortalecen lazos y se aseguran de que la cultura siga viva en las nuevas generaciones.
Julieth Stella sabe que este camino no lo recorre sola. Gracias al pago de impuestos como predial e industria y comercio, la Alcaldía de Medellín destina unos 3100 millones de pesos para que la magia silletera pueda mostrarse en todo su esplendor, en un evento que no solo enorgullece a nuestra ciudad, sino que llega a Colombia y al mundo, llevando un mensaje de valiosas costumbres que trascienden fronteras.
En una de las actividades que unen a las familias en esta época, los más pequeños aprendieron a moldear el cartón como base de silletas artísticas, salieron a conocer el patrimonio que los rodea y visitaron jardines para intercambiar especies, mientras las veredas se llenaron de risas y creatividad. Así se preparan antes de llegar a las calles llenas de aplausos en el Desfile de Silleteritos, esa cita mágica donde todos se unen para mostrar la belleza de esta región.
Se cargan más que flores
Aquí no solo se cargan flores: se cargan valores, historias familiares, trueques y risas compartidas en noches de trabajo colectivo. Además, el Concurso de Innovación y Creatividad con Flores pone a prueba el ingenio de los participantes, transformando materiales naturales en trajes que cuentan historias y defienden valores del territorio.
En cada actividad, desde los festivales veredales, hasta la premiación final, se fortalece un mensaje que va más allá de la estética: la cultura silletera es un patrimonio vivo, auténtico, que se preserva cuando las nuevas generaciones se apropian de él.
De esta manera, Silleteando Ando y el Desfile de Silleteritos no son solo eventos: son el latido de un territorio que, con cada flor, sigue diciendo al mundo que aquí la memoria florece.
Cuando llega el momento más esperado de la Feria de las Flores y el Desfile de Silleteros avanza, Julieth sonríe con el mayor orgullo, porque en cada paso siente que su padre camina junto a ella, que su historia permanece y que el esfuerzo de todo un año se convierte en un regalo para quienes la ven pasar y para quienes saben que esta hermosa tradición está cada vez más viva.