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Un niño que juega es un niño que descubre el mundo y se descubre a sí mismo en medio de aventuras y aprendizajes. Celebramos el Mes de la Niñez invitando a todas las ...
Un niño que juega es un niño que descubre el mundo y se descubre a sí mismo en medio de aventuras y aprendizajes.
Celebramos el Mes de la Niñez invitando a todas las niñas, los niños y adolescentes de las diferentes comunas de Medellín a participar de la estrategia Juguemos en el Parque, liderada por nuestra primera dama, Margarita María Gómez. Una apuesta que se articula con Tejiendo Hogares para crear entornos protectores de la niñez, permitiéndoles un encuentro con esa niñez que disfruta de la ciudad, una que sucede en los parques, con los vecinos, los amigos y la familia, una niñez en la que todos los ciudadanos son guardianes.
La propuesta, que se desarrolla en 20 parques de la ciudad, busca que los niños, niñas y adolescentes tengan dos horas semanales de juegos lúdicos y actividades recreativas guiadas por el Inder en entornos que les permitan tener un sano desarrollo de su ser, una exploración del mundo a través del juego y un acercamiento a ese otro que se constituirá con el tiempo en la red que le sostiene.
Desde la historia, los parques infantiles fueron construidos como una fortaleza que protege a los niños de los malestares de la sociedad. Cuidar esa primera infancia era el llamado de un mundo que entendió lo frágil que es romper los sueños de un niño y lo difícil que es reconstruirlos. Proteger a toda costa esa divina infancia se erigió como mandato en las ciudades y así, poco a poco, se fueron constituyendo espacios para los más pequeños en las urbes.
Espacios donde los niños pueden ser niños porque, aunque suene redundante, muchos niños son forzados a ser adultos a temprana edad, asumen roles de cuidadores, se les otorgan cargas pesadas y ponen bajo su responsabilidad a otros aún más pequeños. Esas infancias se debaten entre dos mundos, siempre con una pregunta en su mente: ¿a cuál mundo pertenezco?
Haciendo una lectura de la realidad en la que viven nuestros niños y niñas se puede concluir que, aunque algunos son visitantes recurrentes de los parques de Medellín, hay otros que se rehúsan, tanto desde su falta de deseo o la falta de iniciativa de los padres por mostrarles un mundo diferente al conocido en casa, pasando por alto la importancia de crecer en sociedad.

Los parques son entornos que se construyen con el propósito de crear habilidades en niños y niñas, son espacios que propician el sano esparcimiento y el juego, ambientes seguros que permiten el desarrollo de destrezas físicas, sociales y emocionales, un entramado de situaciones que se resumen en ese primer contacto con el mundo. Un juego que luego toma vida.

Porque un niño que juega es un niño que afianza sus habilidades y se prepara para la vida, es como practicar en la antesala del escenario el libreto justo antes de salir al espectáculo. Existen diferentes tipos de juego: está el juego con el otro y el juego consigo mismo, y ambos son elementos cruciales para el desarrollo de la personalidad, una personalidad que se cultiva en cada encuentro con la creatividad, porque la vida es eso: una mezcla de improvisación y planeación.
El juego dota de sentido al mundo del niño, lo significa de manera creativa, en él convergen todas las posibilidades y gracias a él, niños y niñas se pierden en interminables aventuras que comprenden desde el tradicional juego de roles de casa hasta la conquista de universos que existen más allá de esta galaxia. El juego estimula la imaginación y les hace cuestionar un mundo que se abre infinito ante sus ojos y que siempre se ve confrontado por su palabra favorita: ¿por qué?

Observando detenidamente el juego entre niños se encuentra la belleza de lo simple, de lo que se vuelve paisaje pero que contiene en sí todo el misterio del mundo. Es sorprendente ver la realidad con la que viven la ficción, la facilidad con la que se sumergen en mundos imaginarios y hasta crean amigos que habitan solo allí, en la inmensidad de su mente.
El juego ha migrado a otros escenarios. Ahora se hace de forma virtual y muchos niños lo prefieren así: tienen recompensa inmediata, adrenalina controlada y una buena dosis de estímulos, algo que dista del juego tradicional, donde el envolvimiento es tal que el niño pierde la noción del tiempo, se involucra tanto en su papel que su mente florece. Allí nace la personalidad, en ese encuentro consigo mismo que le interpela, le exige, le permite explorar un mundo que se expande tanto hacia adentro como hacia afuera.

Hoy Medellín cuenta con la estrategia Juguemos en el Parque, una alternativa creada desde el amor hacia nuestros niños y niñas, un manifiesto para que tengan una infancia cargada de juegos, risas e historias felices que los acompañen durante toda su vida. En la ciudad nos la jugamos toda por accionar nuevas rutas de oportunidades desde la primera infancia, porque entendemos que un niño que tiene una infancia con bases sólidas será un adulto con valores, claridades y grandes capacidades.

Escuchamos los testimonios de los participantes y encontramos en la dulzura de sus respuestas, luces de lo que nuestros niños piensan:
Luciana Álvarez Torres, de 8 años, dice que le gustó la idea desde el principio y por eso se animó a participar. Ya los parques tienen otro significado para ella y también los miércoles ahora son sus días favoritos, porque son los días en los que conoce y comparte con nuevos amigos. Villa Hermosa, comuna 8.
Como Luciana, ya son 1341 niñas y niños que se suman a esta estrategia que les enseña sobre el cuidado de los recursos naturales y la convivencia, y además los mantiene distantes de las pantallas en un mundo hiperconectado que ha redefinido el hecho de ser niño.

Por su parte, Elixiomary Moreno Rentería afirma: “Me gusta venir al parque porque conozco a otros niños y no me gusta quedarme en la casa sola”. Un testimonio con el que otros niños se identifican, puesto que muchas veces es la única alternativa que tienen, estar en casa, a la espera de sus padres o cuidadores.
En el parque de Villa Hermosa los niños se reunieron en torno al juego y a las risas y descubrieron el poder de disfrutar de una tarde de diversión al ritmo de actividades, aprendizajes y muchos amigos que conservarán para la vida.

Medellín hoy se piensa diferente, teniendo en cuenta las necesidades y derechos de los niños, porque jugar es un derecho constituido que se debe garantizar y por el que hoy trabajamos incansablemente para llevar la estrategia Juguemos en el Parque a más parques de la ciudad. De esta forma educamos a los niños y también a los adultos acerca de que las ciudades adultocentristas se deben reinventar y dotar a las urbes de más lugares destinados al desarrollo de la primera infancia.
Que el juego sea la excusa para conectar con otros niños, que nuestros parques siempre estén llenos de niños jugando y riendo. Así lo soñamos desde el Despacho de la Primera Dama y así lo estamos haciendo realidad.