Un retrato de sol y fuerza que crece en Medellín: Emiliano y el amor que lo mueve

Emiliano nació con síndrome de Tetra-Amelia, un trastorno congénito poco frecuente que se caracteriza por la ausencia de las cuatro extremidades. Esta condición lejos de limitarlo ha sido el impulso para descubrir maneras propias de explorar, aprender y expresar su creatividad. Su caso es un ejemplo del acompañamiento continuo que ofrece Buen Comienzo, que inició desde la gestación en la modalidad familiar y que hoy continúa su proceso en el Centro Infantil Kennedy en la comuna 6, Doce de Octubre.

A falta del par de dientes de leche que se llevó el ratón Pérez, Emiliano sonrió a carcajadas. Luego acercó sus labios a la cámara y estrenó su mirada de fotógrafo: su primera modelo fue Diana Cárdenas, su abuela. Capturó un retrato que muestra que su fuerza nace del amor.

“Él es mi persona favorita”, comenta Diana, la abuela orgullosa que, además de ser testigo de su primera foto, ha seguido de cerca sus avances. Desde que ingresó a Buen Comienzo, ha visto a Emiliano convertirse en pintor, bailarín y ahora con toda su ternura, en fotógrafo.

Mientras lo sostiene entre sus piernas, Emiliano empieza a contar todo lo que hace en el día a día: “Yo juego, camino, me río con mis amiguitos y como ensalada”, dice con una sonrisa pícara mirando de reojo a su abuela, como quien celebra un pequeño gran logro. “Es que es plaguita”, añade Diana, mientras se ríen juntos en esa complicidad que solo ellos conocen.

Buen Comienzo Sin Barreras: Inclusión desde la primera infancia

Emiliano nació con síndrome de Tetra-Amelia, un trastorno congénito poco frecuente que se caracteriza por la ausencia de las cuatro extremidades. Esta condición lejos de limitarlo ha sido el impulso para descubrir maneras propias de explorar, aprender y expresar su creatividad.

Su caso es un ejemplo del acompañamiento continuo que ofrece Buen Comienzo: inició desde la gestación en la modalidad familiar y hoy continúa su proceso en el Centro Infantil Kennedy en la comuna 6, Doce de Octubre.

Así como él, más de 1100 niñas y niños con alertas en el desarrollo o con discapacidad recibieron atención integral durante el 2025 a través de Buen Comienzo Sin Barreras. Gracias al acompañamiento de agentes educadoras especiales, han podido potenciar sus habilidades y avanzar en procesos que transforman su vida cotidiana.

Este esfuerzo tomó aún más fuerza desde 2024, con la llegada de educadoras especiales. Su labor no solo fortaleció la atención integral, sino que también garantizó que las niñas y los niños de Medellín que presentan alguna alerta crezcan con confianza, respaldo profesional y oportunidades reales desde la inclusión.

Sadys Posso, una de las agentes educativas especiales que acompaña a Emiliano desde hace un año, resume bien ese camino. Para ella su vida es sinónimo de progreso y también de retos. La muda de sus dientes, por ejemplo, ha sido uno de ellos. “Tuvimos que hacer un ajuste más para el agarre del pincel por la muda de sus dientes. Le pusimos uno más grande y vamos viendo la potencialidad y la capacidad que tiene”, explicó.

Uno de los avances que más orgullo le genera a todas las personas que conocen su historia, está en la alimentación, un proceso acompañado por las nutricionistas de Buen Comienzo: “Es hermoso ver que está cogiendo el tenedor, entre mandíbula y hombro lo utiliza para coger la proteína. Está ganando esa autonomía para alimentarse solito, también ahora toma líquido en un vaso común y corriente”, concluye Posso, animada al ver su evolución.

La foto donde el futuro sonríe sin dientes 

Mientras Emiliano sigue descubriendo el mundo con esa mirada que enfoca lo que otros no ven, su familia y el equipo de Buen Comienzo miran hacia adelante con la misma ilusión. Lo que viene será diferente, pero lleno de posibilidades.

Y así lo ve Sadys, la agente educativa que ha acompañado de cerca cada uno de sus avances: “Iniciamos trabajando en colchoneta, solo rolaba, gateaba y al paso que hemos hecho actividades de fortalecimiento del tronco, ya camina, da pasos, brincos y ha estado en actividades en las que tenemos cuerpo y movimiento”, relató emocionada.

Diana, su abuela, siente el corazón hinchado de emoción al presenciar cada paso que da: “Él hace sus cosas de una manera diferente, pero las hace, con Emiliano no hay límites. Es un niño normal que hoy me toma fotos”, concluye Diana entre risas, mientras en su mirada se revela una luz que ningún lente podría capturar, salvo el de Emiliano.

“Hoy me gustó tomarle fotos a mi abuela y a mis amigos”, dice con la ilusión de un niño cuando descubre algo nuevo. Y cada nuevo clic, cada risa, cada avance, será una forma de confirmar que no hay barreras para la esperanza.