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Alejandra reemplazó el tablero por WhatsApp, para enseñar a sus alumnos en medio de la virtualidad

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  • Foto: Alejandra Rojas Bedoya es licenciada en Lengua Castellana, con Maestría en Literatura y es docente en la Institución Educativa El Corazón, en la comuna 13.

    Fotógrafo: Foto Alcaldía de Medellín

    2021-05-14

    Alejandra reemplazó el tablero por WhatsApp, para enseñar a sus alumnos en medio de la virtualidad

    Por: Alonso Velásquez Jaramillo

    A pesar de las dificultades de la pandemia, la vida ha seguido su camino y la enseñanza no se ha detenido. Ya sea presencial, virtual o con alternancia, los maestros de Medellín han continuado día a día, transmitiendo a sus alumnos su conocimiento a través de métodos innovadores, apoyados en la tecnología, en un proceso de aprendizaje mutuo para alumnos y profesores.

    Es licenciada en Lengua Castellana, con Maestría en Literatura, ambos títulos académicos otorgados por la Universidad de Antioquia. Desde muy joven fue amante de la lectura, que es en gran parte la culpable de que haya decidido dedicar su vida a la docencia.  Ha trabajado con población infantil y ahora lo hace con jóvenes de grado 10 y 11, en la Institución Educativa El Corazón, ubicada en este barrio de la comuna 13. Su nombre es Alejandra Rojas Bedoya. “Mi pasión fue siempre la literatura y cuando empecé la licenciatura supe que compartirla con los estudiantes era más satisfactorio que leerla. También me gusta el trabajo social con la comunidad, ayudar, enseñar a leer y escribir porque también he trabajado con población infantil”.

    Las satisfacciones de enseñar

    Este es su cuarto año en esa Institución y asegura que lo que más le gusta es sentir el agradecimiento de los niños y de las familias cuando aprenden algo nuevo. “He tenido muchos estudiantes con dificultades de aprendizaje con dislexia o con problemas de escritura y cuando ellos aprenden, es mucho más satisfactorio porque si no adquieren esa destreza se quedan rezagados en el sistema escolar”.

    También se siente muy satisfecha al saber que el año pasado, gracias al acompañamiento que hicieron a los estudiantes de grado once, muchos de ellos obtuvieron las becas que ofrece la Alcaldía de Medellín a través de Sapiencia. Recuerda en particular el caso de Yessica Gil, una alumna -con quien todavía mantiene contacto- cuyo sueño era pasar a la universidad, lo que logró con una de estas becas de tecnologías y ahora estudia en el Tecnológico de Antioquia.

    Alejandra Rojas Bedoya es licenciada en Lengua Castellana, con Maestría en Literatura y es docente en la Institución Educativa El Corazón, en la comuna 13

    El tablero dio paso al WhatsApp

    Cuando llegó la pandemia le tocó enfrentarse a ese nuevo reto de saber cómo iba a transmitir la enseñanza a sus pupilos y se sentó a pensar en la solución hasta que la encontró y ha sido todo un éxito. “Quienes aquí estudian, no tienen muchos recursos porque son familias vulnerables de estratos uno y dos y entonces no hay computador en sus casas y usar una plataforma era muy difícil; entonces se me ocurrió la idea de crear grupos de WhastApp con los estudiantes, donde yo les hacía videos sobre cómo son las clases y los temas que íbamos a tratar y funcionó. También hicimos una página de Facebook. Todo esto se hace con los celulares de ellos o de los papás. Yo les envío la explicación por la mañana, ellos la ven, la desarrollan y me la devuelven a través de esta aplicación”.

    Manifiesta que con esto de la virtualidad se les volvió más compleja la enseñanza porque es casi que personalizada y se convirtió en una ardua labor porque a veces las cámaras no son las mejores o las fotos son borrosas, pero al final del 2020 sintió una gran satisfacción al ver la felicidad de las familias y los mensajes de gratitud que le hicieron llegar.

    No es amiga de poner muchas tareas, sino más bien de aprovechar el tiempo de clase; además porque en la virtualidad descubrió que en algunos casos eran los padres los que hacían el trabajo por los alumnos, aunque también se hace una tarea con ellos en ese sentido para evitar que se atrasen las capacidades de sus estudiantes.

    Alejandra Rojas Bedoya es licenciada en Lengua Castellana, con Maestría en Literatura y es docente en la Institución Educativa El Corazón, en la comuna 13

    Las dificultades

    Es consciente, le preocupa y le duele el entorno social en que están sus estudiantes, la deserción y la extraedad de muchos de ellos, pero ha descubierto -en medio de la pandemia- que la escuela es un espacio donde no sienten esas carencias y donde escapan de su realidad. “Hay que tener mucha fuerza para darles esperanza, de que hay otro futuro y de que el estudio les va a dar esos medios”.

    A pesar de estas dificultades considera que “vale la pena enseñarles puesto que con solo siete años que llevamos como institución educativa, la transformación y el resultado que vemos en el comportamiento de los estudiantes ha sido maravilloso”.

    Son 29 años de vida, de una pasión: la enseñanza. Su tiempo transcurre entre la escuela, sus alumnos y su casa en el barrio La América, donde vive con su mamá, María Aneth Bedoya; su abuela, Marleny Patiño y su gato Gus, que se pavonea orondo sintiéndose amo y señor de ese hogar y su mente vuela hacia un futuro cercano en donde pueda cumplir la meta de hacer un doctorado en lingüística, para trabajar con los niños con dislexia y dificultades de lenguaje.

    Solo sé que ser maestro es ser un acompañante, es alguien que uno va a recordar toda la vida, no solo por lo que le explicó, sino por lo que le enseñó para la vida misma y por las respuestas a sus dudas existenciales”.

    Son 11.386 los integrantes de la planta docente oficial de Medellín, que día a día y por muchos años ejercen esta labor única y especial de transmitir conocimiento, desde las primeras letras, hasta las más complejas enseñanzas.

     ¡Gracias a nuestros Maestros y Maestras por ser parte del proceso de transformación de nuestras vidas!.

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