Con amor y servicio, plazas de mercado de Medellín, apoyan alimentación de familias de la ciudad

¿Es el servicio un don que tiene todo el mundo? ¿Se puede despertar esta vocación desde la labor diaria? En definitiva, todos tenemos dones, unos más explorados que otros, pero servir es una actitud que se despierta y se pone al servicio de los demás y en este caso, el proyecto de recuperación de alimentos para las familias vulnerables de la ciudad -una iniciativa que adelanta la Alcaldía de Medellín, en las plazas Minorista, de Flórez, La América y Campo Valdés– ha implementado una estrategia para aprovechar los alimentos que allí se ofrecen, reduciendo los desperdicios de comida, promoviendo una gestión eficiente de los recursos y brindando alternativas de alimentación a habitantes de diferentes sitios de la ciudad.

Los seres humanos en su labor diaria tienen el llamado al servicio para el mundo, así no se den cuenta. Desde el que limpia su hogar, lava su propia ropa, recicla la basura, recoge el “popó” de sus mascotas, le deja el mensaje a su compañero en el puesto de trabajo, escucha siempre a su amigo y compañero, hasta al que le gusta solucionar problemas y se vuelve experto.

El servicio está intrínseco en el ser humano, pero lo más bello es cuando se asume con amor y humildad y que lo que se tiene como don se comparta con el otro que lo necesita.

Esta reflexión para llegar a la historia de doña Gladys Arango Carmona, que gracias a la empatía de una servidora pública de la Alcaldía de Medellín, goza hoy de una buena salud y una buena alimentación.

Gladys Arango Carmona – Foto Plaza Minorista – Alcaldía de Medellín

La historia de Doña Gladys

Doña Gladys Arango Carmona vive en Medellín, en la comuna 9, Buenos Aires. Tiene 59 años de edad y desde hace dos años le diagnosticaron cáncer de mama; una enfermedad que le cambió su vida y la de su familia. Desde el día que le dieron esa noticia todo se fue abajo para ella. “Me tocó dejar de trabajar, a mi esposo lo tuvieron que despedir de su trabajo y mi hijo también se quedó sin empleo y se devolvió para Medellín a vivir a mi casa con mi nieto”.

Con todas estas circunstancias, ella siguió adelante, incluso con la ayuda de algunos de sus vecinos que le brindan los pasajes para asegurar sus citas donde el especialista.

Y en uno de esos días que salía de la quimioterapia, cogió el bus y se sintió mareada, con ganas de vomitar y con todos los síntomas de este tipo de intervenciones. Cuando llegó a su destino, se bajó, caminó hasta el sitio donde cogía el otro transporte y ante la maluquera se detuvo y le dijo a su sobrina: “por favor descansemos”. Casualmente donde pararon vio que había una fila -que ella no sabía para que era- pero las personas salían de allí con un paquete.

Un “ángel” le cambió la vida

Al estar descansando y exhausta por el procedimiento, una de las jóvenes que estaba allí la miró y le dijo: “señora, ¿se encuentra bien? ¿Desea sentarse aquí?  Usted debería recibir este paquete alimentario, le serviría mucho”. “El ángel”, como doña Gladys la recuerda, empezó a hacerle unas preguntas de rigor para mirar si podía ser beneficiaria. Y para su sorpresa, ella cumplía con todos los requisitos para ser favorecida con este paquete alimentario.

El paquete alimentario

Ella, feliz, llegó a su hogar con un paquete de verduras, legumbres y frutas y ese día pudo comer de forma saludable como su dieta actual lo requiere. “Al ese paquete llegar a mis manos fue maravilloso porque me dio para alimentarme y tener una alimentación buena”, comenta con especial gratitud.

Doña Gladys recibiendo el paquete alimentario

“El ángel”, al que se refiere doña Gladys, es una operadora contratada para hacer la entrega del paquete alimentario Fruver, que gracias a su actitud, amor y empatía hizo que ella tenga hoy una mejor calidad de vida y mucha salud, aunque esto no termina ahí, porque son varios los “ángeles” que en el camino se le han presentado y que ella menciona con mucho amor: Andrea, Sofía y Valentina.

Con la actitud y empatía de estos “ángeles”, hoy por hoy doña Gladys está recibiendo este paquete alimentario Fruver, que le ayuda a llevar una dieta balanceada y le permite alimentarse bien, según lo requieren actuales circunstancias. Ella está muy contenta y satisfecha, pues no es solo el alimento, sino también el ahorro que hace. “Es más, me ha servido mucho, porque con eso me ahorro un dinerito, el cual lo invierto en otra cosa, que sería más o menos lo que yo me gastaría: unos $ 80 000  o $ 90 000 mil pesos en un paquetico de legumbres. Entonces, ya ahora lo utilizo como para comprar medicamentos y pasajes para ir al hospital”. 

Los efectos del buen servicio

Historias como las de doña Gladys son la evidencia de la importancia de ofrecer un buen servicio a las personas, así sean desconocidas y  en este caso, se brindó un buen servicio nacido del amor y de la empatía por los demás, que posibilitó salvar una vida y ayudó a que una familia vulnerable, hoy por hoy, gracias a ese paquete alimentario, se alimente de una forma saludable y sana.   

Los efectos del buen servicio en doña Gladys – Plaza Minorista – Alcaldía de Medellín

La premisa del servicio público es una buena actitud, que va más allá de la simple respuesta a la solicitud que hace la ciudadanía: debe satisfacer a quien lo recibe, porque es necesario comprender las necesidades del ciudadano y dar la información de una manera oportuna, clara y completa.

Según el Protocolo de Servicio al Ciudadano de la Función Pública, un buen servidor público debe tener algunos de estos atributos:

• Respeto: Los seres humanos esperan ser reconocidos y valorados sin importar las diferencias.
• Amabilidad: El trato debe ser cortés, pero también sincero.
• Confiabilidad: En la medida en que sea conforme con lo previsto en las normas.
• Empatía: El servidor percibe lo que el usuario siente y se pone en su lugar.
• Ser incluyente: Brindar un servicio de calidad para todos los usuarios sin distingos, ni discriminaciones.
• Ser oportuno: Debe brindarse en el momento adecuado, cumpliendo los términos acordados con el usuario.
• Efectividad: Debe resolver lo solicitado.

El proyecto de aprovechamiento de alimentos

El proyecto de recuperación de alimentos para las familias más vulnerables es una iniciativa que se adelanta en las plazas Minorista, de Flórez, La América y Campo Valdés y gracias a estas alianzas se ha implementado un proyecto de aprovechamiento de alimentos que reduce el desperdicio de comida en estos lugares, se promueve una gestión eficiente de los recursos y se mitigan los niveles de inseguridad alimentaria.

Actualmente se han recuperado 10 toneladas de frutas y verduras en estas plazas y se han recaudado 280 kilos de alimentos madurados para la elaboración de pulpas, mermeladas, encurtidos y productos deshidratados de guayaba, mango, maracuyá, pimentón y piña. En lo que va del año 2024 se han beneficiado unos 400 hogares de Medellín.

Plaza de Mercado La Minorista – Plaza Minorista – Alcaldía de Medellín

Hay que destacar que todo es posible gracias a la estrategia que se desarrolla en articulación con la plaza Minorista José María Villa, la Secretaría de Inclusión Social y Familia y el equipo de Seguridad Alimentaria y Nutricional de la Alcaldía de Medellín, que desde sus acciones, pensando en los demás, le aportan a la transformación social, a través de la seguridad alimentaria y nutricional.

Acciones que transforman vidas

Son estos pequeños y sencillos actos los que ayudan a mejorar y a transformar la calidad de vida de los habitantes más vulnerables de nuestra ciudad. Son acciones nacidas desde la emoción y el deseo de servir a la gente, para beneficio de aquellos que más lo necesitan y que viven en la ciudad y que al igual que muchos de nosotros sienten las angustias de su diario vivir y que encuentran en la esperanza y en la solidaridad de otras personas -en este caso, de los comerciantes de estas plazas de mercado y de la Alcaldía de Medellín– una oportunidad para abrazar el mañana con una sonrisa en los labios.