Alcaldía Sala de Prensa Noticias De amor, perseverancia y fe: el camino del agente 186 y la valiente Luciana frente al Síndrome Aicardi-Goutiéres

El camino del agente 186 y la valiente Luciana.

De amor, perseverancia y fe: el camino del agente 186 y la valiente Luciana frente al Síndrome Aicardi-Goutiéres

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Por: Luisa Fernanda Ríos Suárez |

Hace 42 años nació Elkin Antonio Restrepo Campo, un hombre con una historia de vida que emana fuerza y dedicación. Originario del pequeño pueblo de San Rafael, Antioq...

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  • Hace 42 años nació Elkin Antonio Restrepo Campo, un hombre con una historia de vida que emana fuerza y dedicación. Originario del pequeño pueblo de San Rafael, Antioquia, cursó parte de su educación primaria en San Roque y luego se mudó con su familia al Peñol, donde completó sus estudios y se graduó en 1999. Tras cumplir con su servicio militar en el año 2000, un año que recuerda con mucha alegría y aprendizajes, se trasladó a Medellín en busca de oportunidades.

    Elkin inició su vida laboral como mensajero en la ciudad, pero su destino tomó un giro significativo cuando surgió la oportunidad de trabajar en el Club La Isabela. Durante ocho años, pasó por diferentes roles, desde vigilancia hasta mesero y finalmente como cajero auxiliar. Fue en este periodo donde nació su pasión por la profesión que ahora lleva en el corazón.

    El giro hacia su función actual en la Secretaría de Movilidad comenzó con la motivación de Agentes de Tránsito que frecuentaban el Club La Isabela. Animado a estudiar, Elkin se graduó como agente de tránsito en el Marco Fidel Suárez de Bello y su vida dio un vuelco en 2014 cuando ingresó al cuerpo de Agentes de Tránsito de Medellín, ocupando el puesto 21 entre 200 participantes del concurso que debió superar durante 4 meses. Este cambio marcó un hito en su vida, no solo en términos económicos sino también sociales, pues con su trabajo nocturno no tenía tiempo ni energía para disfrutar la vida.

    El camino del agente 186 y la valiente Luciana.

    La historia de Elkin se entrelaza con la llegada de sus dos hijas. La primera. Jenifer, fue planeada junto a su esposa Sandra, con quien comparte su vida desde hace 25 años. Ahora su hija mayor tiene 17 años y este año se gradúa del colegio. Sin embargo, su segunda hija, Luciana, trajo consigo un desafío inesperado hace 5 años, aunque no fue planeada esta pequeña fue aceptada por la pareja y la esperaban con ansias. Pero en el vientre de su madre, Luciana sufrió una deficiencia de oxígeno en el cerebro por lo que tuvieron que traerla al mundo prematuramente.

    Aunque al principio todo parecía normal, la lucha que enfrenta hoy la pareja comenzó cuando, a los cuatro meses, notaron signos de desarrollo anormal en las articulaciones y en el desarrollo general de la bebé. Tras dos años sin conocer la enfermedad que desafiaba a su hija, unos estudios médicos realizados en Suiza revelaron que la niña padecía una extraña enfermedad: el diagnóstico fue Síndrome Aicardi Goutiéres Tipo 5, una enfermedad huérfana neurodegenerativa que le impide desarrollarse con normalidad en diversos aspectos neurológicos y motrices. A pesar de este diagnóstico, Elkin y Sandra aceptaron con amor la voluntad de Dios, como ellos lo expresan, ya que son fieles creyentes.

    La conexión de Elkin con el mundo de las enfermedades huérfanas y el apoyo necesario llegó a través de su trabajo en el Distrito de Medellín, pues conoció a una servidora cuyo hijo también padece una enfermedad huérfana, y gracias a su orientación, se unió a un programa en el Hospital Pablo Tobón Uribe dedicado a estas condiciones. A pesar de los desafíos, la fe inquebrantable de Elkin y su compromiso con el amor y cuidado hacia Luciana han sido la fuerza motriz para enfrentar las adversidades.

    El camino del agente 186 y la valiente Luciana.

    La vida de la pequeña ha estado marcada por procedimientos médicos complejos, desde una cirugía gástrica que hace que deba ser alimentada por sonda hasta una traqueotomía que silenció por completo su llanto y sus risas hace un año, aunque el pronóstico médico era reservado una vez más esta pequeña valiente demostró sus ganas de salir de adelante:

    “Y vaya sorpresa la recuperación de nuestra bebé, una bebé fuerte, una bebé luchadora, una bebé que nos demuestra muchas ganas de vivir y de luchar. Hay personas que lo tenemos todo y muchas veces decaemos fácilmente. Lucianita nos duró solo 5 días en la UCI, fue un récord su recuperación, su demora en la UCI fue más por el temor de nosotros a aprender porque había que aspirarle sus secreciones por la cánula nueva que tenía en la tráquea, era un procedimiento bastante miedoso. Al principio tuve mucho miedo, lloraba en la habitación con mi hija al saber que cuando lloraba su llanto ya no se podía escuchar”.

    Elkin, superando sus propios miedos, aprendió a cuidar a su hija con amor y determinación, enfrentando las dificultades con valentía, pues tuvo que aprender a aspirar a Luciana y a alimentarla por sonda gástrica. A pesar de los desafíos, Elkin y su familia han encontrado apoyo en programas médicos, tutelas exitosas y una red de cuidado que les ha permitido enfrentar la situación satisfactoriamente que hoy solo les deja palabras de amor y gratitud. La fe, la fortaleza como familia y la lección de amor que Luciana ha impartido en el hogar son los pilares que sostienen la vida de Elkin y Sandra, su esposa, quienes ven cada obstáculo como una oportunidad para crecer y aprender.

    “Pienso que aquí la gratitud es la ganadora, porque he visto por medio de noticias, cuántos bebés con esas condiciones no tienen los medios que tiene mi hija. Que afortunadamente en su condición no le falta absolutamente nada, entonces más que quejamos, es agradecerle a Dios”.

    El camino del agente 186 y la valiente Luciana.

    La vida de Elkin no solo ha sido un viaje personal, sino también una transformación profesional. Como agente de tránsito, ha encontrado en la experiencia de ser padre de una hija con necesidades especiales una lección de humanidad. Su comprensión y empatía en su labor diaria han marcado la diferencia, siendo un Agente de Tránsito que no solo aplica las normas, sino que también brinda apoyo y comprensión a aquellos que encuentra en su camino, pues no solo lleva consigo la responsabilidad de regular el tráfico, sino también la de ser un ejemplo de humanidad en una profesión a menudo malinterpretada.

    “Todo esto lo relaciono mucho con mi trabajo profesional, ya que como servidor público me debo a la comunidad, me debo a la gente, y desafortunadamente, la labor de los agentes de tránsito es muy mal vista por algunos, porque siempre nos perciben como personas rudas y que solo estamos molestando. Creen que somos unas personas sin corazón, sin sentimientos y pienso que eso es erróneo. Por lo menos a mí, todas mis vivencias me han hecho más humano”.

    Su historia es un recordatorio de que, detrás de cada uniforme, hay una persona con sueños, desafíos y una historia única. La valentía de Elkin Antonio Restrepo Campo va más allá de dirigir el tráfico; es un testimonio de amor, perseverancia y fe en medio de las encrucijadas de la vida.


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