Don Fernando: un camino de superación y amistad en la Terminal del Norte de Medellín

Se hizo habitual verlo en la Terminal del Norte de Medellín.  Y para muchos, don Fernando, es un ejemplo de superación ante la adversidad.

En la agitada y diversa Terminal del Norte de Medellín, un lugar de encuentro y tránsito constante de personas, se encuentra un hombre cuya historia refleja tenacidad, resiliencia y conexiones humanas. Don Fernando es un jubilado que dedicó años de su vida al servicio público en varias instituciones gubernamentales, que ha emprendido un viaje diario de rehabilitación y camaradería desde el Hospital La María en Castilla.

Hace ya un año, Don Fernando comenzó su andar diario desde el Hospital La María hacia la Terminal del Norte. Este recorrido, que se ha convertido en parte fundamental de su rutina, es mucho más que un simple trayecto. Cada paso que da es un testimonio vivo de su lucha contra la adversidad. Un derrame cerebral lo dejó en silla de ruedas durante dos años, pero su determinación y espíritu incansable lo han llevado a caminar nuevamente.

Don Fernando

La razón de su andar

El motivo detrás de este peregrinaje cotidiano no es solo la rehabilitación física; don Fernando busca mantener la conexión con su pasado y con sus antiguos compañeros de trabajo.

Con una carrera que abarca roles en inspecciones, la Secretaría de Gobierno, la Fiscalía y el juzgado, su experiencia dejó huella en numerosas esferas gubernamentales y a pesar de su jubilación en 2007, él mantiene vínculos que van más allá de lo laboral.

Una de las paradas obligadas en su ruta es un rincón en la Terminal del Norte donde, junto a sus conocidos, comparte momentos y anécdotas. Afectuosamente apodado «patuleco» por sus amigos, en alusión a su cojera y como signo de cariño, Don Fernando se siente acogido y valorado en ese círculo de amistad. Para él, estos encuentros son esenciales, ya que le permiten mantener viva la chispa de sus experiencias laborales y personales.

Don Fernando

Un elemento inseparable de su estadía en la terminal es el «tintico», ese café que disfruta a diario. Su elección de asiento, cerca de las canecas de basura, tiene una razón práctica: le brinda mayor alcance para deshacerse del vasito del tinto. Pero también simboliza su inclinación por la eficiencia y la comodidad, rasgos que lo acompañaron en su vida profesional.

Don Fernando ha tejido una historia de resistencia, amistad y adaptación en su caminar diario hacia la Terminal del Norte. Su presencia y su determinación inspiran a aquellos que cruzan su camino. Más allá de ser un simple viaje, su trayecto encarna la capacidad del ser humano para superar obstáculos y mantener vínculos significativos a lo largo del tiempo.

Don Fernando

En la Terminal del Norte, don Fernando no solo encuentra un lugar físico, sino un espacio donde su historia cobra vida y donde las conexiones humanas se fortalecen con cada paso que da.