El Distrito y la JEP honraron la memoria de habitantes de calle, víctimas de desaparición forzada entre 2005 y 2006

• Como una manera de sensibilizar y aportar a la reparación simbólica, se adelantó el acto de dignificación “Me resisto a desaparecer”.
• Se trató de un espacio extrajudicial y dignificador con participación de víctimas, responsables y comunidad.

Como un acto simbólico, reparador y preparatorio para el reconocimiento de la responsabilidad estatal, la Alcaldía de Medellín y la Jurisdicción Especial para la Paz rindieron homenaje a los habitantes de calle, víctimas de desaparición forzada entre 2005 y 2006, quienes fueron trasladados a Dabeiba y presentados como muertos en combate por agentes del Estado.

“Desde la Secretaría de la No-Violencia tenemos un compromiso de promover la Justicia Restaurativa y es un compromiso que se materializa como preparación a todo lo que va a ser el trabajo de la Jurisdicción Especial para la Paz acá en Medellín, en los macro-casos 03 y 04 especialmente lo relacionado con el cementerio Las Mercedes en Dabeiba, que desafortunadamente tiene una estrecha relación con el conflicto armado en la ciudad. Este acto es muy significativo, porque nos permite reivindicar los derechos de las personas que están en mayor estado de vulnerabilidad, particularmente de la población que se llevaron en su momento: los habitantes de calle”, afirmó el subsecretario de Justicia Restaurativa, Iván Palomino.

En el marco del convenio con la Jurisdicción Especial para la Paz -JEP-, desde la Secretaría de la No-Violencia se leyeron testimonios de habitantes de calle y responsables. Esta actividad expuso emociones y anhelos de quienes ya no están para contarlos y exaltó la petición de respeto y amor de las personas que han dejado las calles.

“Estuve 40 años en las calles y le doy gracias a Dios por este evento que reconoce que habitantes de calle fueron desaparecidos. Es una gran bendición y aliciente para las familias, porque hay un respaldo divino de que ya no nos miran como objetos, sino humanos, como lo que somos”, expresó Omaira Estela Gutiérrez.

Esta acción restauradora aportó a la dignificación de las víctimas y a hacer visibles los “homicidios en personas ajenas del territorio traídas de Medellín para obtener y mostrar resultados operacionales” (Auto Nº01 de 2022).

De acuerdo con la JEP, entre 2002 y 2008 se registró un 78 % de toda la victimización histórica relacionada al caso conjunto de macro-caso 03: “Asesinatos y desapariciones forzadas presentados como bajas en combate por agentes del Estado” y macro-caso 04: “Situación territorial de la región de Urabá” que ya tienen determinación de los hechos y conductas en el Auto Nº 01 de 2022.

“La experiencia que hemos tenido ha sido sencillamente conmovedora. Ha sido impresionante y es la oportunidad que tenemos como sociedad de ir tocándonos los corazones, de ir cambiando la mirada, de ir incluyendo a todos y todas en esta humanidad que es posible. Fuera de la guerra, fuera de la violencia, fuera de las enemistades absurdas que estamos viviendo en este momento en Colombia”, explicó la magistrada de la Jurisdicción Especial para la Paz de la Sala de Responsabilidad Especial para la Paz, Nadiezhda Natazha Henríquez.

Este patrón criminal fue identificado a partir del reconocimiento y verdad de comparecientes, quienes se refirieron a la identificación, selección y reclutamiento de víctimas, en especial de habitantes de calle. Los reclutadores los percibían como personas que “nadie iba a extrañar”.

“Creo que es un evento muy importante que expone la dignidad de estas personas y la importancia que tiene el reconocer que también fueron llevadas, digamos, engañadas a Dabeiba y desaparecieron allá en el contexto del conflicto armado. Me pareció un evento muy interesante, con una metodología diferente, innovadora, contando las historias de la gente, involucrando a representantes que trabajan con habitantes de la calle”, afirmó el jefe de la Oficina Regional de Medellín de la Misión de verificación de la ONU en Colombia, Enrique Sánchez.

Esta actividad favoreció la confianza a partir del diálogo con la población vulnerable, víctima de este flagelo, que expuso públicamente el patrón de desaparición forzada que se vivió en Medellín. Un ejercicio extrajudicial y reparador para reconocer que todas las vidas importan y para construir la paz en los territorios.