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|| 📸 ¡Medellín está viva… y la contamos en imágenes! || El Sanalejo, es un mercado artesanal que empezó a existir de manera espontánea y masiva a principios de los años setenta del siglo pasado en el parque adyacente a la Catedral Metropolitana -Parque Bolívar-. Allí se daban cita los artistas creadores o “Demiurgos” como teatreros, saltimbanquis y mimos para hacer reír a propios y a extraños.
Hace ya muchos años, en el mes de diciembre, de manera especial, vendedores de variedades, de tradicionales chuzos de carne, de pitos de niños perdidos, de aguardiente antioqueño y de toda clase de mercancías se encontraban como parte de un ritual y de un espacio integrador que además aportaba ingresos a las familias de las periferias de la ciudad. Algunos de nosotros tuvimos tíos o familiares que se hicieron buenos ingresos en la época decembrina allí.
El mercado Sanalejo, en el parque de Bolívar, era un lugar de culto o de visita obligada para turistas y para las salidas familiares del día sábado, que era aprovechado además para entrar a los juegos infantiles de Villanueva, ubicados para ese entonces en el segundo piso de este recién inaugurado centro comercial.
Ya son poco más de 50 años de tradición y de historia -nació en 1972- que han estado rodeados siempre de talento local y de una impregnación artística y cultural -como la Orquesta de la Universidad de Antioquia- que seguirá con su mágica presencia y sus interpretaciones artísticas engalanando el Centro de la Ciudad de la Eterna Primavera.
Así lucía el parque de Bolivar en 1916. Desde 1972 es el escenario del Mercado de Sanalejo. Foto https://es.wikipedia.org
📸 Las muñecas de Diana Lopera
El mercado de Sanalejo, refleja el color, el tejido, la experiencia de una Medellín artesana, virtuosa en el trabajo manual y creador. La sabiduría ancestral concentrada en cientos de artefactos, formas orfebres, letras, tallas de madera y figuras, nos dan la muestra perfecta de una música milenaria y sublime que resuena cada vez que el parque de Bolívar abre sus puertas a quienes buscan el misterio o la respuesta espiritual a sus preguntas profundas.
📸 Luz Marina Vélez y sus bolsos de cuero
La manilla, el bolso de cuero, títeres en croché, piedras con distintas funciones, inciensos, lanas de todos los colores y la estatua de Bolívar cabalgando, constituyen parte del paisaje y de un tesoro inmaterial que articula uno de los lugares más icónicos del Centro de Medellín y que conserva una esencia exquisita, por las diversas generaciones que siguen confeccionando sus diversos productos -fuera de maquila- en el mercado de Sanalejo.
📸 Sanalejo es sabores y saberes
Saber y sabor se unen también en deliciosos manjares y en una surtida muestra gastronómica que se conjuga con los instrumentos de viento o sonatas precolombinas que de cuando en cuando resucitan los misterios de este valle, en la garganta y en la voz de personas o diferentes agrupaciones, que hacen brillar a nuestros antepasados con bailes, éxtasis, flautas y hermosos coros.
¿De dónde venimos?, ¿Para dónde vamos?, ¿Quién nos llama a la vida? Son preguntas que se resuelven en algún elemento portable de este vasto universo artesanal. Una combinación de colores, una forma en un gorro, un instrumento de cuerdas o de viento o un trabajo con materiales ingeniosos, nos remiten a ese conocimiento de culturas olvidadas y en estrecha unión con la naturaleza y nuestro pasado.
Somos un alma compartida, un registro en la materia que la misma tierra emana de sus entrañas, somos luz y lenguaje articulado. Sanalejo es sinónimo de vestidos, flores talladas, antigüedades, arte religioso y más; todo en un lugar en el que confluyen lo sagrado, lo estético y lo novedoso con la tradición de las manos juiciosas que fabrican lo impensado y transforman la naturaleza.
📸 Don Pedro y sus figuras de madera
El Mercado Artesanal Sanalejo, reúne a un sinnúmero de artesanos, ofreciendo a propios y extraños una variedad de productos el primer sábado de cada mes, vistiendo de diferentes texturas al parque de Bolívar y a su Basílica Metropolitana, en una conjugación de saberes, sabores y olores, que deleitan a quienes acuden desde hace unos 50 años a esta cita imperdible del Centro de Medellín.