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En la ruta del deber: La historia de Alejandro Rodríguez como Agente de Tránsito

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Inspirado por su padre, quien portó con orgullo el uniforme de Agente de Tránsito durante 36 años, Alejandro Rodríguez inició su carrera, tomando el ejemplo en casa ...

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  • Inspirado por su padre, quien portó con orgullo el uniforme de Agente de Tránsito durante 36 años, Alejandro Rodríguez inició su carrera, tomando el ejemplo en casa de lo que significaba utilizar la pedagogía como un mecanismo para orientar a los ciudadanos. Aprendió de su padre, tanto las experiencias positivas como las desafiantes, lo que lo llevó a desarrollar una profunda sensibilidad y tacto en su labor.

    El camino que lo llevó a donde se encuentra hoy ha sido el resultado de su arduo trabajo, esfuerzo constante y una formación académica continua. Después de terminar la secundaria, Alejo ya tenía claro que quería ser Agente de Tránsito. Realizó una pasantía como gestor pedagógico en la Institución Universitaria Pascual Bravo mientras estudiaba una tecnología en sistemas. Ejerció esta labor por un tiempo hasta que, en 2009, tuvo éxito en su convocatoria para unirse al cuerpo de Agentes de Tránsito de Medellín.

     

    “Mi papá me inspiró a ser quién soy ahora y trabajo duro para que mi hijo tenga esa misma experiencia conmigo”. 

    La criminalística fue uno de los temas de los que más hablaba con su padre. Al principio, sentía una curiosidad sana por lo que implicaba la muerte, pero con el tiempo, esa curiosidad se convirtió en una vocación para ayudar a las personas en momentos difíciles. Se preguntaba qué podía hacer para aliviar el sufrimiento de las familias y cómo podría convertir su experiencia en un momento más llevadero. Estas preguntas lo llevaron a descubrir su papel como Agente de Tránsito y miembro del grupo de Policía Judicial.

    Hoy, una de las experiencias más difíciles y complejas, pero de la que obtuvo una valiosa lección, fue cuando tuvo que lidiar con el fallecimiento de una persona en un incidente. 

    Mientras realizaban la inspección al cuerpo, dos mujeres corren hacia la escena con mucha angustia al darse cuenta de que la moto que estaba en el suelo era la de su hermano. Alejandro contó cómo esta experiencia lo marcó para siempre: 

    “Dios nos pone las palabras perfectas en el momento adecuado”

    “Una de ellas no se quería acercar porque yo tenía el traje de bioseguridad, me decía que no la tocara, estaba aterrorizada. Me abrí el traje y le mostré el uniforme debajo, le hablé con calma y pude establecer contacto visual con ella. Creo que en ese momento entendimos todo y me abrazó. Después, abrumada por el momento se desvaneció y yo me quedé con ella en el piso esperando que se calmara. Mi trabajo es levantar las pertenencias, hacer el “croquis” y todo lo que requiere el procedimiento cuando hay un fallecimiento en la vía, pero también es informar a la familia y esta experiencia en particular me marcó, me enseñó muchas cosas y afianzó mucho más los principios y valores que me trajeron hasta acá”. 

    Alejo se ha fijado un objetivo claro: promover una formación más humanizada que permita a sus colegas ser empáticos, conscientes y confiables al informar a las familias sobre pérdidas. Quiere enseñar a sus compañeros y proporcionarles las herramientas necesarias para abordar de manera efectiva las infracciones, tanto simples como complejas y penales.

    “Quiero que todos aprendan a abordar este tipo de situaciones  de la mejor manera”. 

    Cuando el Centro de Víctimas aún no existía, los agentes eran responsables de apoyar a las familias. Ahora, con la comprensión de la importancia de profesionales en Psicología, Derecho y Trabajo Social, Alejandro decidió que complementaría su carrera con el Trabajo Social para servir mejor a la ciudad.

    Alejandro es empático pero también racional, y cree que esta combinación lo capacita para ser la persona adecuada al comunicar noticias difíciles. Como miembro del grupo de Policía Judicial, encargado de atender siniestros con víctimas fatales, Alejandro se destaca por su enfoque humanitario y profesional en su trabajo. Actualmente es tecnólogo en Sistemas e investigación judicial, y está completando su carrera profesional en esta última disciplina, que suspendió para estudiar Trabajo Social.

    “Mi vocación es servir, pero sobre todo servir  a las víctimas de siniestros viales” 

    A pesar de tener una carrera demandante y la ambición de estudiar para convertirse en profesional en Trabajo Social, lo más importante para Alejandro es encontrar tiempo para estar con su hijo. Gracias a su hijo, ha aprendido a disfrutar de la niñez y dedicarle tiempo a su desarrollo. Le prepara comidas, se asegura que el ambiente donde gatee esté limpio y ordenado y pasa la mayor parte del tiempo con él. Cuando Alejo trabaja, su hijo lo acompaña también en su celular, en el que tiene impresa una foto de los dos. 


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