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Los recuerdos de mi niñez 

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Foto: Los recuerdos de mi niñez. Fotógrafo: Foto Alcaldía de Medellín 2022-04-26 Los recuerdos de mi niñez  Por: Diana Bedoya López Amparo Gaviria todavía rec...

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  • Foto: Los recuerdos de mi niñez.

    Fotógrafo: Foto Alcaldía de Medellín

    2022-04-26

    Los recuerdos de mi niñez 

    Por: Diana Bedoya López

    Amparo Gaviria todavía recuerda los días más lindos de su infancia cuando jugaba con sus amigas y corría por su cuadra. El Parque Lleras era el punto de encuentro de su barrio, como dice, “un pueblito delicioso”. Las casas eran grandes, de puertas abiertas, con hermosos jardines, y los vecinos se conocían entre sí. Era un espacio alegre, tranquilo y seguro, sin el ruido ensordecedor de las discotecas y sin el tráfico alrededor.

    Estudió la primaria y la secundaria en el colegio Palermo de San José, ubicado a tres cuadras de su casa, el mismo que hoy fue trasladado a la Loma de El Escobero ante el crecimiento comercial de la zona.

    A las cuatro de la tarde, cuando salíamos del colegio, todas nos reuníamos en el Parque Lleras. Había una pileta con agua y nos quedábamos jugando, nos entreteníamos tanto que, a veces, nos cogía la noche y mi tía o mi mamá tenían que ir a sacarnos de allá”, dice Amparo.

    En el mismo parque, a escasos metros de su casa, vivía Carolina Uribe, su tía, una de sus familiares más cercana a quien respetaba y admiraba por ayudar tanto a los demás. Carolina o la Hermana Anunciación como era llamada, prestó servicio a muchas mujeres y a niños que lo necesitaban. Su casa era tan grande que decidió conformar allí una sede del convento de las Hermanitas de La Anunciación y, con su fervor y entrega, dejó un legado en la historia de los que la conocieron.

    Esa casa, en donde las religiosas entregaban su vida al servicio de la comunidad, con los años, tuvo una gran transformación. Ahora encontramos allí el restaurante Basílica, un espacio, aireado, cómodo y cuyo nombre se da en homenaje al hogar religioso. Aunque el convento ya no queda ahí, la Hermana Anunciación dejó un sello importante en los niños y las familias de esa época.

    Los recuerdos de mi niñez

    Mi tía fue la que puso la virgencita en el parque. Las familias nos reuníamos en torno a la Virgen. El sacerdote iba y nos celebraba la misa. Hacíamos las novenas, y todos los 7 de diciembre colocábamos las velitas allá”, cuenta Amparo con gran entusiasmo.

    Con el paso de los años, toda esa tranquilidad en torno al Parque Lleras se fue transformando. Con la llegada del Café Le Bon, en la esquina de la carrera 39, se empezaron a expandir los negocios. Los residentes de la zona tuvieron un tiempo en donde controlaban el volumen de la música y formaron un grupo en donde se retroalimentaban con los comerciantes, y vivían tranquilos.

    Los vecinos fueron vendiendo sus predios y cada vez la zona se volvió más comercial. Amparo también vendió su casa y se trasladó a vivir a Provenza. Aunque estaba cerca al Lleras, ella se sentía desplazada del parque en donde creció y vivió su niñez.

    La expansión del comercio trajo desarrollo económico al sector, oportunidades de empleo; se activó el turismo, pero con ello, también llegaron problemas sociales, uno de ellos y el más recordado sin duda, fue la noche del jueves 17 de mayo de 2001: el estallido de un Renault 9 rojo cargado con 20 kilos de indugel, que había sido estacionado al frente del café-restaurante Orleáns, retumbó en toda la zona rosa de El Poblado.

    Esa noche me asusté mucho. Salí corriendo desde Provenza y cuando llegué al Parque Lleras había muchos heridos, incluso conocidos. Todo era llanto y dolor. Las personas corrían. Todo era muy confuso. Como ya habían cerrado la zona y evacuado a todo el mundo, no dejaban entrar a nadie, pero ahí estaba parte de mi familia. En compañía de funcionarios de la Alcaldía fui a buscar a mi tía y hasta ayudé a evacuar a las monjitas del convento. Fue un momento difícil, me sentía aturdida, pero traté de ayudar a mi familia y a los amigos de mi infancia que aún vivían en la zona”, cuenta.

    Amparo, ahora tiene dos hijas y cuatro nietos y siguió el legado de su tío Gabriel Cogote, un líder social quien le enseñó que “todos somos iguales”. Amparo también ha sido líder comunitaria y profesora. Con su empuje logró que la comuna 14 tuviera colegio, una biblioteca y hasta una guardería de Buen Comienzo.

    La transformación del Parque Lleras ahora es una realidad y aunque en la actualidad el sector tiene una problemática social compleja, Amparo, la Alcaldía de Medellín y varios vecinos del sector coinciden en que “si nos unimos a trabajar, todos juntos, y a remar para un mismo lado, podemos recuperar de nuevo este parque que es un ícono de nuestra ciudad”.

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