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“Se me alegró la vida, se me iluminó el cielo”

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Foto: “Se me alegró la vida, se me iluminó el cielo”. Fotógrafo: Foto Alcaldía de Medellín 2022-05-26 “Se me alegró la vida, se me iluminó el cielo” Por: A...

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  • Foto: “Se me alegró la vida, se me iluminó el cielo”.

    Fotógrafo: Foto Alcaldía de Medellín

    2022-05-26

    “Se me alegró la vida, se me iluminó el cielo”

    Por: Alonso Velásquez Jaramillo – Editor Fredi Arboleda

    La Agencia de Educación Postsecundaria de Medellín –Sapiencia- abrió su segunda convocatoria para los Fondos Sapiencia que va hasta el 13 de junio y que año tras año ha ofrecido oportunidades de acceso y permanencia en la educación superior a jóvenes de la ciudad. Juliana Marín nos cuenta su historia y cómo ha sido el proceso que la tiene a las puertas de su graduación como médica.

    Sin Sapiencia yo no sé en dónde estaría en estos momentos”.  Con esta contundente frase, pero con un tono de gratitud eterna, define hoy su presente Juliana Marín Gómez, una joven de 22 años, estudiante de medicina de La Universidad Cooperativa de Colombia, que encontró en las becas que ofrece esta entidad la oportunidad para realizar su sueño de estudiar una carrera profesional.

    Todo comenzó cuando terminó su bachillerato en el colegio Jesús María, considerado de alto estrato social. No sabía cómo iba a continuar sus estudios superiores, porque a sus padres no les alcanzaba el presupuesto para eso.   Su familia, con sus tíos y sus primos que siempre han buscado apoyarla, le decían que tranquila, que ellos le ayudaban, pero ella era consciente de la situación y no veía fácil esa posibilidad.

    La angustia

    Se presentó a la Universidad de Antioquia y no pasó, estudió en preuniversitarios para nivelarse mejor, se postuló de nuevo a otras universidades, hasta que logró su cupo en la Cooperativa, “pero cuando pasé a esta, pensé ¡Santo Cristo! ¿Cómo vamos a pagar esto?”. 

    Estando en esas conoció las alternativas que ofrecía Sapiencia a través de los Fondos, porque su mamá -que trabaja como Auxiliar Administrativa en Gestión Humana en el Área Metropolitana- supo a través de un compañero de esta alternativa y empezaron el proceso.

    Sin embargo, le entró la duda. Su angustia era porque era egresada de un colegio considerado de alto estrato, además vive en el barrio Calasanz, un buen vecindario al occidente de la ciudad, y entonces imaginó que eso jugaba en su contra porque tenía la creencia de que esas becas eran solo para habitantes de barrios vulnerables; pero de nuevo, el compañero de trabajo de su mamá le inyectó de ánimo positivo: le dijo que sí era posible, que él conocía el caso de alguien que, en circunstancias similares, lo había logrado.

    “Se me alegró la vida, se me iluminó el cielo”

    Decidieron seguir adelante, se reunieron con ese alguien, él les contó cómo era el proceso y pusieron manos a la obra.  Llenó el formulario, hizo los trámites, consiguió los documentos requeridos, se postuló por su comuna y se sentó a esperar, con una mezcla de emociones, con los mayores deseos de salir favorecida, pero con ese diablillo interno que le decía que no iba a pasar “por venir de un colegio privado y sentía que nada me favorecía, que no iba a poder estudiar”.  Veía muy incierto su futuro.

    Su preocupación aumentaba porque sus padres y su familia decían que entre todos le ayudarían, pero ella aferrada a la realidad les respondía que era muy caro y “en especial veía a mis papás muy angustiados porque ellos, obvio, me querían ver estudiar y yo sabía que no tenían con qué pagar el semestre; fue una situación muy difícil”, recuerda en medio de risas y algo de conmoción.

    La esperanza

    Hasta que llegó el día y para su sorpresa le dijeron que había sido aprobada.

    Se me alegró la vida, se me iluminó el cielo”, dice con una voz franca y alegre. 

    Ahora ya sería más fácil que entre todos pudieran apoyarla.  Sin perder tiempo y aun cautiva de la emoción, llamó a la universidad para que le dieran la espera del pago, conforme a los procesos de la Alcaldía y todo quedó listo.  

    En su caso, el Fondo de Sapiencia no le cubre el sostenimiento, solo la matrícula, debido al estrato social al que pertenece, pero fue ese el impulso definitivo para encontrarle de nuevo el sentido a las cosas.

    Y Juliana ha respondido a la oportunidad que le dio la vida.  Ya está en octavo semestre, no ha perdido materias y va al día con sus estudios.

    Esto es maravilloso de verdad, ya me volví experta en el tema para reunir la documentación y el trámite de renovación es muy sencillo; se han manejado muy bien y hasta me han dado algunos plazos cuando los he necesitado”.

    “Se me alegró la vida, se me iluminó el cielo”

    El futuro

    Hoy ve su futuro muy despejado.  Agradece a Sapiencia la ayuda que le ha brindado y espera continuar con ellos hasta que se gradúe y aclara que nunca le han pedido nada a cambio, salvo que al final, cuando obtenga su grado, debe realizar el proceso de condonación de la deuda, para lo cual le dan unos muy buenos plazos.

    Me veo terminando mi carrera, me ha ido muy bien.  Voy a poderle cumplir a Sapiencia y a mi familia. Quiero trabajar para conocer bien el sistema de salud, hacer mi especialización y ejercer como médica”.

    Escogió esta profesión porque era lo único que le gustaba y no se veía haciendo otra cosa distinta. 

    Cuando estaba empezando decía que esto es muy pesado y no me salí porque no me gusta nada más, es una carrera muy demandante y de mucho sacrificio, pero esto es lo que quiero ser”.

    Y se le llena el alma cuando un paciente llega a su consulta y sale contento.

    Lo que más me gusta y me llena es cuando las personas a las que atiendo se van satisfechas con el servicio que les brindé y me dicen gracias; esa es la mejor satisfacción que tengo”, cuenta con esa alegría que da el servir bien a los demás.

    A los jóvenes de la ciudad que están terminando su ciclo de secundaria y que no saben cómo van a continuar su formación académica les dice que no permitan que se les cierre el mundo, que busquen, que hay oportunidades, porque la Alcaldía de Medellín no solo tiene el fondo Sapiencia con recursos del Presupuesto Participativo. Por eso ella les pide que averigüen bien, porque estudiar es una satisfacción muy grande para uno mismo y para la familia.

    Y así es, porque aparte de estos, también están los Fondos Sapiencia EPM y Universidades y para posgrados, las becas Mejores Deportistas y Mejores Bachilleres y todo el componente de Matrícula Cero. 

    No se queden estancados y si necesitan apoyo, hay personas como yo que somos beneficiarios y que estamos dispuestos a ayudarles para que sepan cómo hacer el proceso. El mundo no se les puede cerrar.  Medellín está lleno de oportunidades para quien quiere estudiar”, manifiesta con plena convicción.

    Con esa gracia al hablar, con esa sinceridad, con esa honestidad y esas ganas de servir a los demás, de seguro Juliana llegará muy lejos.

    Estoy dispuesta a ayudarle con el proceso a quien lo necesite, de hecho, ya con algunos conocidos de mi mamá lo hemos hecho, los oriento y los apoyo; se han presentado y no han sido escogidos, pero yo les digo que insistan y en el próximo semestre lo volvemos a intentar y con mucho gusto les colaboro”.

    Palabras llenas de gratitud de alguien que aprovechó una oportunidad que le dio la vida y que sabe que esa misma esperanza que ella albergó, puede ofrecerla a otros, que como ella hace un tiempo, la necesitaron.

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