Alcaldía
Foto: Maidé Vallejo, es la mujer encargada de tenerle tinto caliente a las personas que llegan a trabajar en la estación Doce de Octubre del Metrocable Picacho.
Fotógrafo: Foto Alcaldía de Medellín
2021-06-10
Un café por el nuevo Metrocable
Por: Nathalia Bedoya Gonzalez
Además de facilitar el acceso a los barrios de las comunas 5 y 6, el Metrocable Picacho, da esperanza y llena de orgullo a sus habitantes.
El olor a tinto en las mañanas, no solo es sinónimo de despertar. Este aroma es también el de los recuerdos, las anécdotas contadas o por contar con familiares y/o amigos que se reúnen alrededor de una mesa, una cocina o una greca.
En medio de árboles, bajo una sombrillita verde y con una sonrisa encantadora, todos los días desde las cinco de la mañana, Maidé Vallejo, es la mujer encargada de tenerle tinto caliente a las personas que llegan a trabajar en la estación Doce de Octubre del Metrocable Picacho, que más que una mega obra para la ciudad, es el futuro de los habitantes y transeúntes de la zona.
“Tengo 47 años, soy madre cabeza de hogar y este es mi sustento para sacar a mis hijos adelante con sus estudios”, cuenta Vallejo.
Su rutina empieza desde las cuatro de la mañana, mientras calienta el agua para preparar el tinto que vende durante el día; deja todo listo para sus hijos Luis Manuel de 10 años y Sharil de 16.
El barrio Doce de Octubre es el lugar que la vio crecer, las calles siguen siendo su oficina. Desde los 15 años se dedica a vender tintos, galletas, dulces y a repartir sonrisas.
“Trabajar es lo único que yo sé hacer. Estudié hasta tercero de primaria y trabajo desde hace mucho como vendedora ambulante y es lo que me gusta hacer. Preparo un tinto muy rico, a la gente le gusta y eso me hace feliz”, nos cuenta Maidé mientras atiende a su clientela.
Sobre la estación
La estación Doce de Octubre tendrá la mayor urbanística de la línea P, con plazoletas, vías de acceso, rampas y zonas verdes para que la experiencia de estar en el Metrocable sea mucho más placentera y las familias medellinenses puedan pasar un rato ameno, disfrutar del paisaje, tomar fotos y hacer una pausa en su camino.
“Yo tenía mi puesto más hacia la avenida principal pero, cuando me di cuenta que iban a empezar las obras del Metrocable, me vine para acá. Usted sabe que a la mayoría le gusta tomar tinto después del almuerzo y sabiendo que acá iban a estar muchos trabajadores, pues agarré mis cosas y ya llevo un año en este lugar”.
Maidé además de vender tintos, es la confidente de los trabajadores que a diario acuden a ella para inyectarle energía a sus días.
Su hija mayor ya está por graduarse del bachillerato y ella espera poder brindarle un mejor futuro. Quiere ser veterinaria y Maidé, de tinto en tinto y confeti en confeti, ahorra para darle las herramientas necesarias y poder así empezar una carrera técnica.
Al anhelo de brindarle un mejor futuro a su familia, se suma el de tener un puesto fijo para sus ventas y recibir con su amplia sonrisa y un tintico a los vecinos y turistas que suban a conocer esta gran obra de ciudad.
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