En Medellín existe un equipo de profesionales que, con el nombre de Unidad Móvil Indígena, adscrita a la Gerencia Étnica, presta apoyo en diferentes aspectos a los integrantes de estos grupos poblacionales que habitan la ciudad. En lo que va corrido de 2022 han realizado 105 atenciones a estas comunidades.

Antes de que Medellín fuera Medellín algunas comunidades indígenas ya habitaban este territorio. Actualmente, cientos de indígenas originarios, que llegaron de otras regiones, viven en la ciudad. Muchos llegaron buscando oportunidades de acceso a salud, educación o trabajo e hicieron que la interculturalidad étnica fuera otra de las formas de diversidad que engalanan la ciudad.

En Medellín existen siete cabildos indígenas reconocidos por el Ministerio del Interior y dos más se encuentran en ese proceso. Cada uno representa tradiciones, historias y formas diversas de ver el mundo. Por eso, no es extraño ver a población originaria recorrer las calles de nuestra ciudad con sus trajes coloridos y ofrecer artesanías que llevan consigo una tradición.

Como las motivaciones de llegada y estadía en la ciudad no son siempre las mismas, las administraciones municipales han planteado estrategias de atención que atiendan sus particularidades. Estas han ido desde intervenciones que buscan brindar una posibilidad de retorno seguro a sus lugares de origen a quienes quieran regresar, hasta facilitar el acceso a servicios estatales para quienes deseen permanecer.

La Unidad Móvil Indígena

Precisamente, pensando en ayudarles a mejorar las condiciones de vida precaria en la que algunos miembros de estas comunidades se encuentran, la Gerencia Étnica de Medellín planteó una estrategia: conformó un equipo de trabajo interdisciplinario que recorre las calles de la ciudad brindando acceso institucional a este grupo poblacional.

Se trata de un abogado, una trabajadora social, una licenciada en educación infantil y dos traductoras que, de lunes a lunes, caminan por puntos estratégicos en los que se ha identificado la presencia de comunidades indígenas en condiciones difíciles. Van a Niquitao, La Aguacatala, el parque San Antonio, Castilla, Caribe, Moravia y Junín. También recorren las avenidas Bolivariana y Guayabal o la Terminal del Sur llevando esperanza de un mejor vivir a los miembros de estas comunidades ancestrales que se encuentran en condiciones de vida precarias.

Las dos traductoras hacen parte de comunidades indígenas. Una es Embera Dobida, del Chocó, y habla Katío, Dobida y Chamí. La otra es Embera Chamí, de Jardín, y sabe las mismas lenguas de su compañera. Esto facilita el trabajo del equipo.

“Nos hemos encontrado con indígenas que todavía conservan la lengua y, al nosotros tener también traductores de esta, comprendemos sus necesidades, tenemos un mejor diálogo con ellos y activamos las rutas necesarias para satisfacer sus necesidades”, afirma Farlin Perea Rentería, gerente Étnica de Medellín.

El acompañamiento

Haverman Peña Caizamo vive en el barrio Buenos Aires, en el oriente de la ciudad. Tiene 30 años de edad, pertenece a la comunidad Embera Dobida, es el Gobernador del Cabildo Indígena Embera y dice: “Nos dan acompañamiento sicosocial y legal y nos ayudan en cosas como sacar el registro civil, temas de salud y educación, entre otras”.

En salud -nos manifiesta Haverman- lo que más requieren es trasladar pacientes de un lugar a otro y acompañamiento dentro de la institución.  Cuando se evidencian sus necesidades los de la Móvil van y hacen el acompañamiento respectivo.

Él dice que las profesionales van y conocen de primera mano los problemas de estas personas y los tramitan; activan las rutas de restitución de derechos relacionados con la violencia sexual, desplazamiento, mendicidad y otros.

El equipo trabaja de manera articulada con los gobernadores de los cabildos que hay en la ciudad, quienes sirven de puente para hacer los reportes de las necesidades que tienen las comunidades en materia institucional. 

“Esta es una estrategia de atención institucional dirigida a estos pueblos o cabildos indígenas de la ciudad, integrada por profesionales sicosociales, jurídicos, técnicos y traductores de la lengua Embera, para atender a esta población en situación de vulnerabilidad y activan la ruta en restitución de derechos, dependiendo del caso que se presente”.

Esta unidad funciona hace unos dos años, pero recientemente recibió unos ajustes como la inclusión de un abogado que se encarga de activar acciones jurídicas que beneficien esta población; apoya en la interposición de acciones de tutela, derechos de petición y diferentes oficios que solicitan reconocimiento de derechos para esta población étnica. Adicionalmente, la Unidad Móvil Indígena adelanta acciones de protección a la primera infancia brindándoles apoyo profesional que busca fortalecer la identidad étnica y el amor de los niños y niñas por sus raíces. 

Otras acciones

La Móvil Indígena también despliega estrategias de sensibilización para concientizar a la ciudadanía sobre la vulneración de derechos y el choque cultural que afrontan las poblaciones étnicas en el contexto urbano.

El equipo brinda además orientación a las comunidades originarias respecto a los riesgos derivados del trabajo en la calle, máxime, cuando se realiza con niños y niñas; en ese caso la Móvil juega un rol crucial en la articulación de los apoyos, con enfoque diferencial, en las demás dependencias de la Alcaldía de Medellín.