Una vida guiada por la luz del asombro

“Siempre fui una niña llena de preguntas, quería entenderlo todo, y a medida que me hice mayor, descubrí que en la ciencia podía encontrar las respuestas”.

Vanesa Ramírez confiesa que lo suyo siempre han sido las preguntas y agradece que su papá y su mamá le hayan tenido paciencia: “nunca destruyeron mi curiosidad”. Muchas de sus tardes las dedicaba a pensar en las estrellas fugaces, la ubicación de la luna, “¿tendrá aire, cómo será su superficie?” y hasta en la forma del arcoíris.

Entre pregunta y pregunta, y sin respuestas a la vista, decidió ir a una biblioteca a investigar y fue allí donde encontró varios libros que resplandecían en los estantes y en los cuales leyó con asombro “astronomía”.

“Me empecé a perder en imágenes hermosas y explicaciones a lo que siempre me estuve preguntando. Luego ingresé a un semillero en la Biblioteca Pública EPM y allí decidí que eso era a lo que me quería dedicar por el resto de mi vida. La astronomía te hace consciente de la inmensidad del universo y de los diminutos que somos, es como abrir una puerta a un mundo nuevo y ya no hay marcha atrás”.

De las estrellas fugaces pasó a preguntarse, en la Universidad de Antioquia, por anillos planetarios; allí emprendió la investigación con dos profesores alrededor de un planeta similar a Saturno, pero orbitando muy cerca de su estrella: “la idea era ver qué efecto tenía la estrella en los anillos planetarios, debido a su interacción gravitacional”.

Más adelante para la tesis de grado, concentró su atención en las llamadas Variables Luminosas Azules, un tipo de estrellas que según explica “se acaban muy rápido su combustible, son muy escasas y aún falta mucho por conocer de ellas”, y por ello se ideó un método para encontrarlas integrando para ello dos técnicas muy usadas en astronomía, denominadas fotometría y espectroscopia. 

Pero ese universo de conocimientos también descubrió que aquello sobre lo que había escuchado tanto era cierto: la ciencia está llena de desigualdades y estereotipos.

“Me tocó en alguna clase escuchar comentarios del profesor sobre las diferencias del cerebro masculino y femenino, y las diferentes capacidades ‘innatas’ de mujeres y hombres, diciendo que nuestro cerebro femenino está más capacitado para las ciencias humanas y no las ciencias naturales. No es nada alentador escuchar ese tipo de comentarios cuando estás tratando de sacar una carrera científica adelante”.

Agrega que hay que prestarle atención al hecho de que en los pregrados se va haciendo más poca la presencia de mujeres, y destaca que por eso es fundamental romper las brechas de género, “siento una gran admiración por las astrónomas colombianas Paola Pinilla y Diana Valencia, son investigadoras asombrosas y sus éxitos representan una inspiración para seguir adelante en esta carrera. Educar tanto niñas y mujeres empoderadas, como hombres conscientes y respetuosos, es un paso crucial para construir la igualdad”.

Actualmente Vanesa con 22 años, ya está cumpliendo otro de sus grandes sueños: estudiar la maestría en Astronomía en la Universidad de Leiden (Países Bajos), con especialización en Data Science. Allí llegó mediante una beca y desde el pasado 3 de febrero empezó a trabajar en un proyecto modelando la química que ocurre en las atmósferas de planetas llamados ‘Hot Jupiters’, “son planetas del tamaño de Júpiter pero que se encuentran muy cercanos a su estrella, incluso más cercanos de lo que se encuentra Mercurio del Sol. Tal cercanía hace que sean planetas bastantes calientes. No tenemos este tipo de planetas en nuestro sistema solar, pero nos interesa mucho estudiarlos ya que representan la mayoría de planetas descubiertos hasta ahora. La idea del proyecto es lograr descubrir el lugar en el que estos planetas se formaron, a partir del estudio de su atmósfera”. Este semestre, es la única mujer del curso, los demás compañeros son cinco hombres.

El siguiente paso en su formación académica es hacer un doctorado y como misión especial: “quiero implementar nuevas ideas tanto en un contexto académico como social. La ciencia debe ser también un medio para el desarrollo responsable de un país, con cero desigualdades”.