1.698 personas con discapacidad, familiares y cuidadores se benefician con acciones de identificación, orientación, activación, divulgación y seguimiento de rutas de derechos que les proporciona la Alcaldía de Medellín.  Además de los procesos de habilitación, rehabilitación y acompañamiento psicosocial,  1.199 personas con discapacidad, familiares y cuidadores equiparan sus oportunidades, autonomía e independencia.

Wilmar Alonso Arango Díaz es un joven que, en sí mismo, es una melodía. A toda hora parece canto, aunque ese canto rime con llanto; y a toda hora es rima, y porque rima con cima, hacia allá va Wilmar, rumbo a la cima.

Hace rap, todo el día, y sus sueños, absurdamente simples, tienen que ver con ese género musical: conocer al grupo Alkolyrykoz y subirse a una tarima a cantar frente a una multitud.

Su talento es inmenso a la hora de componer canciones, y su canto, por si fuera poco, es bastante agradable. También sabe dibujar. ¿En qué momento aprendió todo eso? Difícil saberlo porque, desde que nació, Wilmar ha empleado casi todo su tiempo en mantenerse vivo, en una lucha constante contra la enfermedad mielomeningocele.

“Nació con esa afección. Es una enfermedad degenerativa en la que la columna vertebral y el conducto raquídeo no se cierran antes del nacimiento. Le han hecho 25 cirugías, y 7 fueron cuando apenas era un niño”, cuenta su madre, Yineth Díaz Luján, quien lo tuvo a los 15 años de edad y, desde entonces, no ha hecho más que cuidarlo, con uñas, dientes y un inconmensurable amor.

“Me tocaba llevarlo cargado en el metrocable hasta el hospital para las cirugías y las terapias. Luego me embaracé de Léiderman, y entonces me iba con mi barriga y cargando a Wilmar a pie o en el metro. Dejé mis sueños atrás por mis hijos, pero me siento feliz porque están vivos”, narra.

Léiderman es sano, al igual que Álisson, la más pequeña de los tres hermanos, y quien sueña con ser bailarina o repostera. Wilmar, en cambio, siempre tuvo que vencer las adversidades. Los médicos lo sentenciaron a morir antes de los tres meses de vida, o en cualquier momento antes de los tres años, pero se equivocaron, el niño salió adelante y hoy es un adulto muy capaz, y muy feliz, que se pasa las horas cantando y componiendo rap.

“Vida que va pasando, sueño que sigue ardiendo, voy elevando mi aliento eterno”, dice su canción Vida, la cual se puede encontrar en YouTube bajo el aka de Mimar, y gracias al proyecto Unión entre Comunas. En esa obra, Wilmar cuenta lo que ha tenido que vivir junto a su familia y cómo se ha fortalecido gracias al programa Ser Capaz, de la Secretaría de Inclusión Social, Familia y Derechos Humanos.

“Antes de Ser Capaz, yo dependía completamente de mi madre. Ella me bañaba, me cepillaba, me daba la comida, me vestía. Ahora sé que puedo hacer muchas cosas solo, incluso salir a la calle, en mi silla de ruedas. Comprendí que tengo muchas capacidades y que incluso puedo ser productivo”, expresa Wilmar, quien ha compuesto canciones para la Alcaldía, entre ellas Hágale, que se ha usado en las campañas de Ser Capaz.

Y sobre todas las cosas y pronósticos, Wilmar es un joven lleno de vida y felicidad, y  mucho, pero mucho hip hop.