Una mujer que lucha por su independencia

El 21 de mayo del 2019 cambió la vida para Daniela Pico Camargo al caer de un cuarto piso, producto de una depresión silenciosa que la acompañaba desde hacía algunos meses.“Tuve lesiones muy fuertes en la columna y estuve intubada 16 días en la UCI” .

Duró un mes en Cuidados Intensivos y otro mes en Cuidados Intermedios. Vive con su abuela, su mamá, un hermano y su hijo, en el barrio Trinidad. Gracias al apoyo de ellos y amigos más cercanos, Daniela ha podido salir adelante y las crisis que tenía, fueron desapareciendo.

Su vida, antes del accidente como lo afirma ella “fue muy tranquila”, trabajaba en un Call Center y aunque los días en los cuales las crisis se apoderaban de sus pensamientos eran muy pocos, nunca se imaginó que el desenlace iba a ser ese.

Daniela fue pensionada por la empresa donde laboró, y ahora su día, se divide en terapias y en pasar tiempo con su pequeño hijo de seis años, quien es aficionado al fútbol.

“Él es quien me da la moral para seguir adelante, a pesar de ser tan chiquito es quien me ayuda a despertarme todas las mañanas y seguir luchando. Acompañarlo a sus entrenamientos también hace parte de mis terapias, no hay nada más gratificante que verlo sonreír”, dice Daniela.

Usar silla de ruedas fue algo totalmente nuevo y retador para ella, tanto así que dejó de salir a la calle y su casa se convirtió en refugio pero, gracias al proceso de Formación de Vida Independiente de la Secretaría de Inclusión Social, Familia y Derechos Humanos, Daniela, junto a 46 usuarios de sillas de ruedas son más autónomos.

“El curso me ayudó mucho porque en los dos años que llevo usando la silla de ruedas yo no salía casi de mi casa y no sabía manejarla bien. Ahora puedo pasarme de la cama a la silla y puedo bañarme sin ningún tipo de ayuda y también me di cuenta que no soy la única que está pasando por una situación así”.

Los profesionales que le acompañaron, le dieron herramientas para mejorar la participación, autonomía y calidad de vida en el desarrollo de actividades básicas cotidianas.

“Fueron 4 días llenos de enseñanzas y allí nos explicaron todo lo que debíamos aprender en cuanto al manejo de la silla, pero, también nos enseñaron sobre la equidad de género, participación, sexualidad y empoderamiento”.

Ahora Daniela, por medio de Sapiencia quiere ingresar al programa de Gestión Turística en el Colegio Mayor de Antioquia y aunque sabe que aún queda mucho por aprender, la silla de ruedas no la va a detener para salir adelante con sus sueños y así poderle dar un mejor futuro a su hijo.