Alcaldía Sala de Prensa Noticias En Medellín hay trabajos por la paz que se hacen con compasión

En Medellín hay trabajos por la paz que se hacen con compasión

Contenido asociado a:

Pertenece a las secretarías:

Secretaría de Inclusión Social Familia y Derechos Humanos | Secretaría de la No-Violencia

Foto: En Medellín hay trabajos por la paz que se hacen con compasión. Fotógrafo: Foto Alcaldía de Medellín 2022-04-05 En Medellín hay trabajos por la paz que se hac...

Compartir en:
  • Foto: En Medellín hay trabajos por la paz que se hacen con compasión.

    Fotógrafo: Foto Alcaldía de Medellín

    2022-04-05

    En Medellín hay trabajos por la paz que se hacen con compasión

    Por Fredi Arboleda

    Atiende a 32 organizaciones y acompaña con el mensaje de la paz y la reconciliación a 11 mesas temáticas en tres comunas de Medellín, entre ellas el Centro. Aunque su cargo es gestora territorial, dice que va con una canasta de derechos hasta donde hay personas vulnerables. Isabel Puerta va por la piel de la gente y cuando escucha a los vulnerados no solo los perdona. Ella también pide compasión. 

    Hace 17 años pasó por las aulas del Cepar (Centro de Formación para la Paz y la Reconciliación) y, por eso, afirma que esa misma cantidad de años tiene de retraso la oferta integral que deberían recibir las personas vulnerables. En esa época tenía resentimiento de adulto, estaba en proceso de reincorporación. Dice de sí misma que “era un ser sin esperanzas y sin sueños”. Para Isabel, la gente vulnerada, desafortunadamente, no recibe aún el resarcimiento de sus derechos en su piel.

    Isabel Cristina Puerta asegura, por haberlo vivido en carne propia, que “cuando se tiene la cultura de la ilegalidad, se vive solo el día a día”. Sabe muy bien por qué lo dice.

    Tuerce un poco los labios para hablar de lo que cataloga como una deuda social con quienes son vulnerados en sus derechos. Saca un botellón de agua del bolso, pero no bebe.

    A esta hora, Isabel acaba de llegar de hacer visitas en la comuna 8-Villa Hermosa a personas vulnerables.

    Toma su celular y hace una pausa en la conversación.  Explica que debe enviar una lista de distribución. Habla de una agenda de trabajo en la que cada día trae la fuerza del encuentro y la palabra con personas que comparten en el presente la misma o casi las mismas historias que ella vivió hace más de 17 años por las calles de Medellín.

    En Medellín hay trabajos por la paz que se hacen con compasión

    Yo me voy para esos lugares con una canasta de derechos pero otros los acompañan con 11 rutas de acceso a derechos humanos”, afirma y se queda pensando, y agrega: “la formación es indispensable para hacer cambios en los proyectos de vida”, señala.

    Es gestora territorial de la Subsecretaría de Derechos Humanos y su labor diaria la desempeña en articulación con la Secretaría de Inclusión Social, Familia y Derechos Humanos. Atiende mesas y comités de derechos humanos para que el mensaje de la paz y la reconciliación llegue al corazón de personas vulnerables. En el Cepar estudió hace 17 años. Tenía séptimo grado. Con el tiempo se convirtió en Comunicadora y Relacionista Corporativa.

    Isabel le habla cara a cara y todos los días a las grises realidades de la vida; escucha las historias de desmovilizados de grupos armados, chicos del programa Parceros, jóvenes en riesgo de reclutamiento, ciudadanos que sobreviven con la prostitución.

    “En la piel de cada uno puedo percibir esas vulneraciones y sentir lo que eso genera en el ámbito de lo público”, afirma, y por eso mismo está segura que los conocimientos que da la academia, unidos a la experiencia de vida, generan una proximidad especial con la gente.

    Isabel es una mujer de 51 años de edad y “con una experiencia compleja de vida desde los 14”, precisa. Se siente orgullosa de usar vestidos llamativos, bluyines apretados y tenis, cinturones y carteras vistosas. “Conservo el espíritu de lo que me hizo feliz”, precisa.

    Hablo desde el alma, porque lo viví: el abuso, la explotación…”, señala Isabel, mientras las lágrimas aparecen en la conversación.

    Muchas veces al día cuenta su propio caso “y ellos me quieren contar de esas mismas violencias. Lo hacen porque no ven un chaleco institucional, sino que ven al ser humano. Cada uno acompaña, apoya y visibiliza a la Alcaldía desde La Alpujarra. Al pasar la pandemia la gente se siente insegura. Al escuchar sus historias se remueven sus propias telenovelas”.

    Ayer, Isabel se acostó a las 3 de la madruga. Lo último que pasó por su mente antes de cerrar los ojos fue un encuentro que tenía agendado con una líder: “Ella representaba a las víctimas, yo a los victimarios. Le llevé una torta de pescado. Ella y yo somos generadoras de paz”.

    Isabel vuelve y llora, dice que cuando les habla, también pide compasión.

    Compartir en:


    Acércate a la Alcaldía de Medellín

    Ir al contenido