El Centro de Bienestar La Perla, de la Secretaría de Medio Ambiente de Medellín, es el espacio en donde los animales llegan por abandono o maltrato. Son muchos los que están allí esperando a ser adoptados. Dispone de la línea de atención de WhatsApp 3117963457 para que las personas hagan sus solicitudes. Este año, 828 familias han buscado en la adopción la mejor forma de dar una nueva oportunidad a un animal de compañía.

Fue conexión y sentimiento mutuos, entre Lucas y Manuela. Corrieron a un encuentro como si se estuvieran esperando, como si se conocieran de tiempo de atrás. Se abrazaron mutuamente, conectaron su mirada y fue así que el amor, el chispazo y las ganas de compañía los unieron. Así que ambos se estaban esperando para vivir la vida desde el amor y la dulzura, que solo los que saben de adopción sienten: eso que significa tener una mascota necesitada de cariño, compasión y compañía. A lo mejor, ambos se eligen y esa era la necesidad de Manuela, luego de perder a su mejor amigo perruno, Moisés.

La compañía es una elección que nos permite sentir amor, compromiso y lealtad. Ese sentimiento fue lo que llevó a Manuela a encontrarse con su amigo Lucas a través de la adopción.

El encuentro fue un sábado, un día soleado y con mucha gente en la calle. La ciclovía fue una disculpa perfecta para caminar, hacer deporte con los mejores amigos: los perros. La mayoría de las veces, las personas que tienen un perro, usualmente se les vuelve la mejor compañía, salen con él de paseo y, ahora más que nunca, a donde lo puedan llevar lo hacen.

Los japoneses hablan de una mágica conexión entre el perro y su dueño. Explican en un estudio, de 2015, que cuando una persona mira a los ojos a su mascota, el animal libera la hormona de la oxitocina, que está relacionada con el cariño y el amor para mostrar su felicidad.

Incluso, se llega a afirmar que la relación entre ambos puede ser muy similar a la de una madre con su hijo. Los perros gozan de la maravillosa capacidad de transferir buenas vibras a cualquiera que les rodee por lo que también son muy utilizados en terapias destinadas al apoyo emocional y físico.

Y sí, la magia hizo parte de este encuentro entre Lucas y Manuela.

“¿Quién iba creer que ese día, en la ciclovía, iba a conocer a Lucas?”, dice Manuela con mucha alegría, y con sus ojos expresando amor y gratitud por haber conocido a su nuevo amigo perruno. Sus ojos fueron testigos de ese amor a primera vista: “Nos elegimos en el momento. Nos miramos a los ojos”, expresa.

Lucas es un perro de color beige y ojos amarillos que hoy hace parte de una hermosa familia que la componen dos gatas -Sol y Luna- y, por supuesto, Manuela Franco Flores y su madre; una familia generosa que comprendió que la adopción es una oportunidad, una decisión valiente y compasiva para dar y recibir amor.