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“La música es el corazón de El Jordán”

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Foto: Centro de Documentación Musical El Jordán. Fotógrafo: Foto Alcaldía de Medellín 2021-07-12 “La música es el corazón de El Jordán” Por Alonso Velásquez ...

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  • Foto: Centro de Documentación Musical El Jordán.

    Fotógrafo: Foto Alcaldía de Medellín

    2021-07-12

    “La música es el corazón de El Jordán”

    Por Alonso Velásquez Jaramillo y Guillermo Cardona

    Tiene 130 años de vida y sigue ahí, en una esquina cercana al parque de Robledo, llevando a la gente mensajes de música y de alegría, que invitan a acercarse y a conocer más sobre la memoria musical de nuestra ciudad.

    Son 130 años de historia los que han pasado por los muros, patios y techos de esta antigua casona que -aunque se ve nueva por las obras de restauración que hizo allí la Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín- ha sido a través de los años epicentro musical, tertuliadero, hogar de recreo y estadero con baños y piscinas naturales donde acudía la clase alta de la época a darse la gran vida; además de bailadero, billar y estación de policía de Robledo.

    Allí se celebraron bautizos, audiciones musicales con presentaciones exclusivas -cuando todavía la industria discográfica no había comenzado aquí en nuestra ciudad- y de ahí la importancia de este espacio que siempre ha estado anclado a una dinámica cultural y musical.

    Esto y mucho más nos podría contar Santiago Arango Naranjo, actual coordinador del Centro de Documentación Musical El Jordán desde el 2017.

    El antes

    Centro de Documentación Musical El Jordán

    Esta es una casa llena de historias que no acabaríamos de contar fácilmente.  El Jordán está ubicado una cuadra abajo del parque de Robledo, en toda una esquina donde se inicia esa loma que comunica a quienes utilizan la antigua vía que conduce al mar o a al occidente antioqueño o que es usada por quienes viven en diferentes barrios de Medellín ubicados en esa zona de la ciudad.

    La casa fue por años propiedad de la familia Burgos, tiene unos mil metros cuadrados y es una edificación que cuenta con un salón para tertulias, una galería, un centro de documentación, una sala de lecturas y un patio exterior y “es muy importante para la historia de Medellín, porque en 2009 entró a formar parte del inventario de edificaciones de valor patrimonial de la ciudad y ha sido clave porque es un espacio que ha sido testigo de la transformación urbanística y sociocultural que hemos tenido, porque además por aquí han pasado múltiples generaciones y diferentes artistas como el escritor Óscar Collazos, el historiador Luis Alberto Restrepo, Orlando Mora y hasta el caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán y otras personalidades de la historia colombiana”, expresa Santiago

    En sus primeros tiempos, en El Jordán se escuchaba la música en pianola. El famoso piano mecánico al que se le daba cuerda y que, a través de rollos con perforaciones, interpretaba por sí solo los valses de Chopin y Strauss. Luego fue el momento del gramófono y de los primeros acetatos de 78 revoluciones por minuto que llegaron a Medellín hacia 1920, con la voz de Enrico Caruso y sus insuperables interpretaciones como tenor en óperas de Giacomo Puccini y Giuseppe Verdi.

    El Jordán era frecuentado por los grandes señores que venían por la carretera de La Iguaná en sus coches tirados por caballos.

    Con el tranvía llegaron músicos, poetas, bohemios, intelectuales, escritores, periodistas, obreros y -por supuesto- los publicistas, ante la mirada recelosa del clero y los defensores de las buenas costumbres. Con el gramófono haciéndole contrapeso a la pianola, comenzaron también a escucharse otras tendencias musicales.

    Los espectáculos en vivo corrían por cuenta de los llamados grupos de jazz, que no tocaban realmente esa música, sino que se alejaban de los ritmos tradicionales y venían con un swing más fiestero y empezaban a traer los nuevos sonidos del fox y el charlestón que eran furor en Estados Unidos, además de los ritmos antillanos que reclamaban su propio nicho desde Cuba y Puerto Rico.

    Para finales de los 40, del gramófono se pasa a la rockola, el famoso traganíquel, con una amplia oferta para -previa introducción de unos centavos- seleccionar al gusto del cliente los boleros de Lucho Gatica, uno que otro tema de la Sonora Matancera, pero también bambucos, pasillos, torbellinos y, en diciembre, los vallenatos “cuerdiaos” de Guillermo Buitrago, compañero inseparable de las parrandas navideñas.

    Allí el bolero, el porro, los tangos y otros géneros musicales enamoraron a los contertulios que durante años lo tuvieron como centro de su bohemia y en donde la familia Burgos era siempre la anfitriona. 

    Para el año 2007 se cerró el bar y pasó por una época de olvido y abandono, al punto que la casa estuvo a punto de venirse a pique, pero la Alcaldía de Medellín decidió recuperarla para poner allí un Centro de Documentación Musical adscrito a la Secretaría de Cultura Ciudadana, figura con la cual funciona desde hace cuatro años.  

    El ahora

    Centro de Documentación Musical El Jordán

    El Centro de Documentación Musical El Jordán integra el Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín. Es una unidad de información especializada en dinamizar y aportar a la construcción de la memoria musical de nuestra capital, a través de charlas e investigaciones académicas que se reciben y reposan en sus colecciones. Aquí existe una colección que tiene libros y revistas especializadas en nuestra memoria musical, así como formatos en discos compactos y de vinilo donde está compilado todo ese recuerdo sonoro nuestro y una galería de exposiciones donde se recoge toda esa historia desde el tango, el jazz o el metal.  Es un lugar tan rico en géneros y en cultura musical que ha visto pasar en años recientes a grupos tan diversos como Suramérica, Alcolirykos, Frankie ha Muerto, Alejo García o Puerto Candelaria, compartiendo sus historias de música o repasando sus discografías. 

    “Aquí ofrecemos unos servicios para acompañar a investigadores en búsquedas puntuales, tenemos un boletín enfocado solo en música y todo esto lo centralizamos como una unidad de información del Sistema de Bibliotecas, especializada que aportan a la construcción de la memoria musical de Medellín”, dice Santiago.

    La casa tiene ahora una cara remozada y goza de buena salud física, lo que le augura una larga vida. Se le acaba de hacer un mantenimiento general a la pintura, acabados a la madera, techo, sistemas eléctricos y trabajos en su fachada y en su arquitectura; obas ejecutadas por la Secretaría de Cultura Ciudadana y esperan -cuenta Santiago- beneficiarse con la puesta en marcha del Metro de la 80, para que cuando empiece a operar, fluya más la movilidad hacia el sector y la gente pueda acceder con más facilidad a este lugar, que todavía conserva a su entrada el aviso que dice “El Jordán Baños.  Casa fundada en 1891”.

    Lo que sigue

    Centro de Documentación Musical El Jordán

    El trabajo cultural -enfocado en la música- allí no cesa y El Jordán se resiste al paso de los años porque a través de esta, de la memoria, de los conciertos y de la investigación, es un corazón que dinamiza la cultura de Medellín. Es un sitio que posibilita el encuentro ciudadano con las actividades con ingreso libre para la comunidad y con los servicios especializados que ofrece el Sistema de Bibliotecas.

    Estamos contribuyendo a reconocernos como medellinenses, con los intérpretes, con quienes han escrito las canciones, o que han diseñado las carátulas de los discos donde se han representado. Entonces la música que, es algo que nos mantiene vibrantes, enérgicos y que nos emociona, es el corazón de esta casa; porque estamos conectados con la literatura, con el audiovisual y con la sociopolítica narrada a través de las letras de las canciones”, afirma Santiago al hablar sobre la magia de El Jordán.

    La casona sigue allí más firme que nunca en esa esquina que da entrada al parque de Robledo. Ya los Burgos no son sus dolientes y varias generaciones han pasado por su puerta. En este 2021 celebra felices 130 años matizados de alegrías y de angustias, pero con nuevos aires y mejores vientos se prepara para seguir ganándole al olvido y de nuevo ser ese pulmón que le brinda alegres sonoridades musicales a Medellín.

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