La transformación educativa en Medellín es una realidad que avanza por buen camino

Avanza en la ciudad el concepto de transformación educativa impulsado por la Alcaldía de Medellín. El Inem José Félix de Restrepo en El Poblado, una institución pública adscrita a la Secretaría de Educación, es una de las que más ha avanzado en este campo. Conversamos con uno de sus estudiantes para conocer su perspectiva frente a este tema.

Tiene como nombre el apellido de un famoso actor de cine egipcio, ya fallecido, pero su acento y apellidos paisas lo delatan. Es Sharif Velásquez Alzate y aunque solo tiene 15 años, al conversar con él, por sus respuestas, parece que se estuviera hablando con alguien mayor. Es estudiante del Inem José Félix de Restrepo y ya está en grado 11, porque por su capacidad académica lo eximieron de hacer primero y séptimo. Sabe 4 idiomas: inglés, francés, portugués e italiano y realiza actualmente -desde la virtualidad- dos cursos especializados en Matemáticas discretas y algoritmos con la universidad de San Diego, California y con la National Research Higher School of Economics de Moscú. Uno de sus sueños es estudiar Ciencias de la Computación -de ser posible- en alguna universidad del exterior, cosa que no parece del todo difícil con esa “pilera” y madurez que demuestra.

Una transformación para ser autodidacta

Por ser un alumno tan destacado, hablamos con él sobre su visión como estudiante de lo que significa la transformación educativa, frente a lo cual afirma que, aunque la tecnología está incidiendo demasiado en el aprendizaje, lo más importante es tener claro cuál es el deber ser de la educación. “A lo largo de los años la enseñanza se ha centralizado en las escuelas y maestros, pero esto está cambiando, pues ahora es cada persona quien moldea su propio futuro y a través del autodidactismo obtiene el conocimiento que requiere”.

Aparte de esto, la transformación -en su concepto- son también aquellas herramientas que permiten un mejor desarrollo de la educación y cita un ejemplo de lo que ocurre en su colegio, en donde por la pandemia, al ver las dificultades que tenían los profesores para llamar a lista y el tiempo que allí se perdía por clase, Sharif -con el apoyo del educador Alexander Narváez- trabajaron e implementaron un programa llamado Toma de asistencia para Meet, el cual resolvió la situación y es todo un éxito, con unos 27 mil usuarios en países tan distantes como Polonia o Australia o más cercanos como Bolivia y México, entre otros.

Además, Sharif, como parte de su formación y de sus inquietudes desarrolló un programa para la Liga de Ajedrez de Antioquia y es el encargado del sistema que administra a esta entidad, lo que habla por sí solo de sus calidades académicas a su corta edad.

El Inem como abanderado del proceso

Resalta el proceso que en materia de transformación educativa se realiza en su colegio, el Inem José Félix de Restrepo, que es posiblemente la institución que más ha avanzado en esta materia en Medellín. Allí se han liderado comités con los docentes introduciendo modelos como el de la clase invertida -como trabajan en muchos colegios de Estados Unidos- que no es otra cosa que clases más participativas y colaborativas. El modelo se basa en que el docente enseña y los alumnos se ayudan entre sí, permitiendo que todos hagan sus aportes para construir el conocimiento requerido”.

Como parte del modelo de transformación, Sharif es amante de la disciplina, de los buenos hábitos y de la buena educación y por ello no comulga con el sistema educativo que permite ahora a los estudiantes recuperar el año en poco tiempo y darle tantas opciones de no perderlo. No es amigo de la complacencia en los maestros y los prefiere exigentes. “Requerimos profesores que resalten el valor de la responsabilidad, la disciplina y el esfuerzo. La exigencia tiene que ser siempre parte de nuestra vida cotidiana, y mucho más si se enfoca en nosotros mismos”.

Nada reemplaza a los seres humanos

Considera que la transformación educativa es el futuro de la educación, que siempre debe estar en constante evolución y destaca que la pandemia obligó a muchos a cambiar la forma de hacer las cosas, en particular, a mejorar su conocimiento tecnológico para conectarse con las clases, pero advierte que la virtualidad no es igual que estar presentes en el aula.  “En un salón cada persona aprende distinto. Por la pandemia se incrementó la interacción con los dispositivos electrónicos y para unos este cambio fue más fácil que para otros. Creo que lo más duro para todos fue perder ese contacto con los compañeros, no sentir esa esencia nuestra como seres humanos”.

No solo fue perder el contacto con sus amigos de clase, fue también valorar esa esencia humana de sus tutores, que para este joven es vital en la enseñanza. “La inteligencia artificial puede ser muy buena para el aprendizaje y puede enseñar muy bien, pero nunca reemplazará al ser humano como maestro, como guía. No podemos permitir que los avances tecnológicos nos deshumanicen”, sentencia.