Medellín y Amparo brillan en Cannes

La película Amparo -filmada en Medellín- se exhibirá en el certamen francés del 7 al 15 de julio y podrá aspirar a varios premios en el marco de la Semana de la Crítica, además de la prestigiosa ‘Cámara de Oro’, entregada por el jurado del Festival a la mejor ópera prima.  Hablamos con su director, el antioqueño Simón Mesa Soto, quién -desde Europa, donde se encuentra- nos habló del filme. Agradecemos a Juliana Monsalve, comunicadora de la Comisión Fílmica de Medellín, quien nos apoyó en la gestión de la entrevista.

¿Cómo surge la historia de Amparo?

Ha sido un proceso bien largo. La historia partió de experiencias personales que viví con mi madre en la adolescencia. Como muchas personas, fui criado por una madre soltera que nos sacó adelante a mis hermanos y a mí con mucho esfuerzo. Entonces sentí que el personaje era importante para mí. Muchas escenas están basadas en ver a mi madre, su cotidianidad. Es una historia de relaciones humanas, pero luego está el contexto del Ejército, la problemática de las batidas y la compra de la libreta militar. Mientras investigaba sobre ese tema conocí otras historias de madres e hijos con vivencias similares que finalmente afectaron a los personajes. Era algo muy común por aquellos días.

¿Cómo fue ese proceso creativo de la película y de estar rodando en las calles de la ciudad?

Es una película que sucede en los años 90, esto tiene muchas implicaciones en términos de producción. Es increíble la cantidad de cambios que ha tenido la ciudad en 20 años. Hacer que se vea como en esa época es muy complejo. Tuvimos un increíble equipo de arte, encabezado por Marcela Gómez Montoya, directora de arte con mucha experiencia. Lograron transformar los espacios para hacerlos anacrónicos y así ver esa ciudad de otros tiempos. Por otro lado, el equipo de arte trabajó muy de la mano con el de fotografía, encabezado por Juan Sarmiento, para evitar que la cámara registrara elementos de la Medellín moderna. Pero en últimas, la ciudad no está tan presente como lo están los personajes, es una película de rostros y de diálogos. 

¿Por qué se escoge a Medellín como sitio de filmación?

Es una respuesta muy simple: nací, crecí y vivo en Medellín. Soy parte activa de la ciudad. Como artista, la influencia que tiene el lugar que habitas es enorme. Sus personajes, paisajes y conflictos. Así que se da muy natural.

¿Qué significa para usted estar con su película en un festival tan renombrado como Cannes?

Películas como Amparo son muy difíciles de distribuir en el mercado cinematográfico, tanto en Colombia como en el exterior, por ser poco comerciales. Festivales como Cannes les dan mucha visibilidad y hacen que tengan mayor atención. Al ser Cannes también un mercado, la película puede ser adquirida en otros países y al mismo tiempo ayuda a generar cierto interés para luego estrenarla en Colombia. Esto nos ayuda a ganar algo de rentabilidad en una industria tan difícil.

¿Cómo fue trabajar en épocas de pandemia con tantas restricciones?

La película se filmó a finales de 2019, justo antes de que apareciera la pandemia, entonces la pudimos hacer con normalidad. Sin embargo, en la posproducción sí nos afectó bastante. La película estaba lista en 2020 pero tuvimos que posponer su etapa de exhibición hasta ahora. Literalmente estuvo guardada durante un año esperando el mejor momento para llevarla al público.

¿Qué siente al saber que su película, el país y la ciudad están, de cuenta suya, sonando en Cannes?

Esta película ha sido un proceso de casi 5 años, cuando finalmente sale al público es por el resultado del trabajo de mucha gente, de momentos muy buenos y muy malos. A veces pareciera que la gente tiene la impresión de que las películas son solamente su paso por festivales y su exhibición. Hacer cine en Colombia es una empresa muy compleja, así que terminar una película y poder celebrar que la hicimos es ya una satisfacción enorme. Cannes nos llena de mucha alegría, pero el oficio del cine no se reduce a estar en Cannes.

¿Qué tipo de apoyos recibió por parte de la Comisión Fílmica de Medellín y de las autoridades de la ciudad?

La Comisión Fílmica de Medellín fue fundamental para hacer la película. Teníamos muy poco presupuesto para todo lo que queríamos hacer y sufrimos mucho la etapa de financiación. Nos rechazaron en muchas convocatorias de fondos. La Comisión nos apoyó con dos incentivos, en la producción en 2019 y en la postproducción en 2020. Esa ayuda económica fue como un bálsamo a la hora de mitigar todos nuestros problemas financieros para lograr terminar la película.

¿Cree usted que la ciudad está preparada para constituirse en un sitio apto para desarrollar cine de grandes proporciones?

Creo que la ciudad ya viene preparándose mucho en servicios de producción de películas extranjeras que vienen a la ciudad a rodar. Hay personas y empresas que se han enfocado en eso y lo hacen muy bien. Y son fundamentales para dinamizar la industria del cine de la ciudad. Creo que aún falta que se hagan películas de grandes proporciones, pero concebidas desde la ciudad. Esas no se han visto, pero sin duda se harán si se da continuidad al fortalecimiento de la industria.

¿Qué le queda de su experiencia fílmica y de su proceso en nuestra ciudad?

Que las cosas se están dando para que la ciudad crezca en términos de industria, aunque aún nos falta llegar a un momento donde quienes estamos al frente de proyectos cinematográficos sintamos que nuestro oficio representa estabilidad económica.

¿El personal que trabajó en la película era de Medellín, o sea, si hay suficiente y capacitado personal humano y técnico en la ciudad para realizar un proyecto de esta clase?

La gran mayoría del personal humano y técnico era de la ciudad, también teníamos algunas personas que venían de otras ciudades como Bogotá y Cali. Creo que la ciudad tiene todas las capacidades en términos de personal técnico y artístico para sacar adelante una obra cinematográfica.

¿Qué planes tiene a futuro?

Seguir haciendo películas, mi plan es lograr vivir de hacer películas. Espero que suceda en algún punto.

¿Volverá a filmar en Medellín?

Creo que me pregunto más lo contrario, ¿Filmaría en otro lugar? Y me lo pregunto porque todas las historias que se me ocurren hasta ahora son en Medellín.

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El director

Simón Mesa Soto nació en Medellín en 1986.  En el año 2014, con Leidi obtuvo la Palma de Oro en Cannes al mejor corto y en el 2016 con la obra Madre, también estuvo seleccionado, aunque no obtuvo premios. Estudió Comunicación Audiovisual en la Universidad de Antioquia y luego se trasladó a Inglaterra para hacer sus estudios en la Escuela de Cine de Londres, de donde se graduó en 2014.