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Andrea disfruta de la compañía de sus tres perras, con ellas comparte cada espacio de su casa y ellas son felices a su lado

Ser médica veterinaria es el proyecto de vida de Andrea González

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Por: Marcelo Montoya Acevedo, Comunicaciones Secretaría Medio Ambiente - Editor:  Alonso Velásquez Jaramillo |

El amor por los animales es la motivación de Andrea, una joven de 23 años, cuyo sueño es estar en un quirófano brindándoles oportunidades de vida. Aunque hoy sus dí...

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  • El amor por los animales es la motivación de Andrea, una joven de 23 años, cuyo sueño es estar en un quirófano brindándoles oportunidades de vida.

    Aunque hoy sus días están muy cerca de la pintura, la sensibilización ambiental, el lavado de calles y la limpieza de parques, la vida y el sueño de Andrea González Bedoya, está desde hace muchos años en convertirse en médica veterinaria y a pesar de que ese anhelo ha estado algo esquivo, ella no renuncia. Actualmente es técnica en auxiliar veterinario, pero tiene claro a sus 23 años, que quiere verse en un quirófano operando animales y entregándoles una segunda oportunidad de vida.

    Mi amor sin duda son los animales. Mi mayor sueño es tener una vaquita, pero aún no tengo el lugar; por el momento me conformo con mis tres perras: Kelpy de 17 años, la viejita de la casa; Guajira de cuatro años y Danna, de seis meses”, cuenta con la felicidad que sienten las familias multiespecies.

    Andrea ha vivido toda la vida en la comuna 4, Aranjuez, en el barrio Palermo, muy cerca de Comfama. Estudió su primaria en el colegio Alvernia y su secundaria con media técnica en diseño de software en el Gilberto Álzate Avendaño y desde hace dos años y cuatro meses, es colaboradora del Grupo de Intervenciones Ambientales del Comité de Aseo y Ornato de la Alcaldía de Medellín.

    Su amor por lo perros

    Su poco tiempo libre lo reparte entre su abuela, sus padres, sus hermanos y sus sobrinos, sin dejar por fuera a sus amores perrunos. Desde niña -y la que llenó su mundo de sueños- fue Kelpy, una criolla que llegó a casa cuando Andrea rondaba los seis años de edad. Hoy y después de tantas caminatas y juegos, Kelpy tiene 17 años de vida y desde hace doce meses para acá, empezó un retroceso en su estado físico, pues perdió la visión y la mayor parte de su tiempo, lo pasa durmiendo. Ya no es la juguetona y correlona con la que Andrea disfrutaba sus días.

    La trajeron de un mes y medio y nunca ha dejado de ser la consentida. Yo me encariñé demasiado con ella y se convirtió en el motivo para que quisiera estudiar medicina veterinaria. Kelpy ha sido muy aliviada, se le realizaban chequeos generales cada año, ahora por su condición física y edad, cada tres meses la llevo. También la saco a dar su paseo diario, aunque ya más corto”, cuenta Andrea, la misma que ama los animales y embellece los parques de Medellín.

    Guajira es inquieta, ladra mucho y no le gusta para nada que le mochen las uñas. Por eso a veces es muy esquiva con los extraños

    Su otro amor perruno es Guajira, una criolla de belleza tropical como ella misma la llama. Llegó a su vida después de una jornada de esterilización realizada en Uribia, departamento de La Guajira, de allí la rescató en medio de la zozobra y de ahí su nombre. Hicieron click de inmediato, aunque no le gustan los gatos y por eso Andrea no quiere invadir ese territorio con uno de ellos, aunque los adora.

    Yo creo que Guajira fue quien me rescató a mí. Para esa época estaba en una situación difícil de mi vida y ella fue mi refugio. Además, la sentí más cerca cuando nos reencontramos. En la jornada, dejamos a Guajira en un hogar de paso y de allí se escapó y el último día, cuando habíamos terminado y nos regresábamos, ella apareció y cuando me vio y yo la ví, corrimos juntos. Ese recuerdo lo tengo clarito y ese momento me impactó demasiado”, asegura Andrea, la cuarta de tres hermanos. Ella llegó a la vida de sus padres a los 8 años del nacimiento del tercer hijo.

    Andrea saca tiempo de sus lecturas románticas y de sus películas de terror, que las ama, para consentir a Danna, la más pequeña de las tres, con solo seis meses. Es juguetona y consentida, no se separa de Andrea y junto a Guajira, comparten un espacio en su cama.

    Todas tienes sus colchas; la única que la utiliza actualmente es Kelpy, de resto, las otras dos se parrandean todas las camas, en especial la mía”, añade Andrea, la chica que dice comer de todo, pero que no soporta el hígado y las menudencias.

    Su proyecto de vida

    Hoy, aunque la vida le deparó el embellecimiento y la conservación de espacios públicos de la ciudad desde el Comité de Aseo y Ornato de la Secretaría de Medio Ambiente de Medellín, ella sigue teniendo claro su proyecto profesional de vida.

    No me imaginé que iba a llegar a pintar, a lavar y a organizar espacios de la ciudad, pero lo hago con un cariño y un amor. He aprendido mucho de mis compañeros y he entendido lo necesario que es esta labor para mantener a Medellín siempre limpia. Pero seguiré intentando alcanzar mi proyecto de vida: ser médica veterinaria”, concluye.


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