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“Todo el mundo es rescatable”

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Foto: “Todo el mundo es rescatable” Fotógrafo: Foto Alcaldía de Medellín 2022-05-31 “Todo el mundo es rescatable” Por: Alonso Velásquez Jaramillo Durante seis...

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  • Foto: “Todo el mundo es rescatable”

    Fotógrafo: Foto Alcaldía de Medellín

    2022-05-31

    “Todo el mundo es rescatable”

    Por: Alonso Velásquez Jaramillo

    Durante seis meses, 30 internos del Establecimiento Carcelario y Penitenciario El Pedregal participaron en un ciclo formativo en justicia restaurativa que les permitió trabajar en prácticas para la reparación del tejido social y en la resignificación de conductas que los llevaron a la cárcel. Es la primera experiencia de este tipo que tiene la Alcaldía de Medellín en ese sitio. Se espera que la estrategia llegue con un nuevo curso formativo para un número mayor de personas en el pabellón de mujeres del mismo lugar. 

    “Yo solo pensaba ¿Cómo llegué aquí?  ¡Por Dios! ¿Qué pasó? No soy mala, no soy deshonesta, no tengo esos principios”.  Esas palabras le taladraban en la mente a Socorro*, como llamaremos a la protagonista de esta historia. 

    Esta Economista Industrial titulada, sin saber cómo, ni cuándo, ni por qué y sin entender muchas cosas, de un momento a otro se encontraba recluida en el centro carcelario El Pedregal.  Para ella, se cumplió el dicho de que cualquier persona -cuando menos lo piense- puede caer en una situación de estas: “Nunca creí que iba a llegar a una situación así. No tengo familia delictiva, ni antecedentes; todo fue por un descuido”.

    Sin embargo, a pesar de esta circunstancia dolorosa para su alma y su espíritu, no se dejó vencer y en eso fue fundamental el apoyo de su familia y el de su grupo de amigos, así como la convicción de saber que es una buena persona: “Me sentí siempre acompañada y respaldada, apoyada en lo espiritual, en lo emocional y en lo económico, porque allá se gasta mucha plata”.

    El antes

    Por eso, comenzó a hacer parte de las actividades que allí se realizan con el apoyo de la Alcaldía de Medellín y de otras entidades encaminadas a reivindicar a quienes están privados de la libertad. Son acciones que buscan que estas personas entren en una valoración propia y trabajen en el mejoramiento de su autoestima, como preparación para el día que recuperen su vida normal.

    Confiesa que cuando estaba allá tenía muchas expectativas por todo lo que se dice de esos sitios cuando uno está afuera, pero, en esta ocasión, le tocó vivir esta experiencia en carne propia y se dio cuenta que muchas personas están tan sumidas en su dolor, que no les provoca hacer nada. 

    Su caso era distinto. Estando allá, se dio cuenta que era mucho en lo que se podía ocupar; miró qué actividades se ofrecían, se matriculó en cuanto curso podía y se percató de que en las cárceles sí hay en qué invertir el tiempo y que, así como hay unos que no, hay muchos que sí quieren aprender y que existe mucho potencial de vida para utilizarlo correctamente detrás de esos muros que los separan de la libertad.

    Con el positivismo que la define, así los vientos no soplaran a su favor, se matriculó, entre otros, en cursos de manualidades, lectura, crecimiento personal y escritura; incluso sus textos salieron en publicaciones de la Alcaldía de Medellín: Poemas del alma y Fugas de tinta surgieron en ese lugar.

    Estos cursos le sirvieron también para ver que era muy creativa -cosa que no sabía antes- y por eso espera que se abran más oportunidades de capacitación, con más cupos, para que muchas personas puedan participar de ellos, haciendo énfasis en lo espiritual y en lo mental.

    El ahora

    Hoy, la ampara la figura de libertad condicional y siente que uno de sus más grandes cambios está en que “hay que seguir poniendo mucho cuidado. Si antes era crítica, ahora con mayor razón”, a lo que agrega que varió mucho la percepción sobre las personas que están en estas condiciones, porque no se les debe juzgar tan duro como uno lo hace: “Cuando uno conoce el tipo de gente que está allá, se da cuenta que todo el mundo es rescatable”, enfatiza.

    Ahora, se dedica a actividades con el apoyo de la Administración Municipal, como parte del programa de pospenados y sigue haciendo cursos como el de corte de cabello, macramé y manejo de madera -de lo cual nos insinuó que hay un proyecto en mente- y en diciembre pasado hizo varias manualidades relacionadas con la temporada. 

    “Gracias a Dios, la Alcaldía de Medellín sí está comprometida con los procesos de quienes estamos allá y luego de que salimos de ese lugar”, dice.

    Ha tenido oportunidades laborales que no ha desaprovechado y, adicional a esto, está pendiente de la información que les dan sobre empresas que emplean a personas que han tenido problemas con la ley.

    Su principal proyecto de vida es perdonarse a sí misma y sanar su corazón, “porque si logro esto, todo mi entorno va a ser muy sano” y obviamente, sus otras prioridades son ayudar a su familia a salir adelante y tener un trabajo estable que le permita vivir dignamente con los suyos.

    Socorro* tiene una actitud muy positiva, siempre ve el futuro con ojos de optimismo y es agradecida con lo que le ha puesto la vida en el camino.  Ya no se pregunta tanto el por qué; prefiere seguir siendo creativa y positiva.

    A la gente le dice que nunca deje de ser agradecida con la vida y con Dios por todo lo que nos llega, e invita a la ciudadanía a que no dejen de estudiar, a ser serviciales, a no juzgar tanto al otro, a ser honestos y transparentes. 

    Y a quienes todavía están privados de la libertad, los llama a que aprovechen cualquier capacitación que les brinden y a tener buenas relaciones con la gente para hacer un mundo más agradable, ya que todo esto sirve para enriquecer el espíritu.

    La mente hay que mantenerla ocupada en algo bueno, para no sentir tanto dolor, porque el dolor lo lleva a uno a hacer cosas que no son correctas”, concluye. 

    *Nombre cambiado por petición de la protagonista de este relato.

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