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Tango en el Patio Gardel del aeropuerto Olaya Herrera

El tango en Medellín tiene su propia pista en el Olaya Herrera

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Por: Alonso Velásquez Jaramillo. Fotos y videos María Pilar Pineda. |

Desde hace más de seis años, el Patio Gardel, ubicado en el Establecimiento Público Olaya Herrera, es el sitio de encuentro para que personas de diferentes edades y ba...

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  • Desde hace más de seis años, el Patio Gardel, ubicado en el Establecimiento Público Olaya Herrera, es el sitio de encuentro para que personas de diferentes edades y barrios de Medellín, aprendan a bailar tango.  En este lugar emblemático de nuestra ciudad, los miércoles y los sábados, la gente se reúne a bailar tango, a degustar la milonga y a disfrutar de la música porteña.

    Aquel lunes 24 de junio de 1935, siendo las tres de la tarde, quedó marcado en la historia de Medellín por el fatal accidente de dos aviones en el aeropuerto Olaya Herrera en donde perdió la vida Carlos Gardel, el más famoso cantor de tangos de la historia, junto con otras personas que lo acompañaban.

    Ese día el bandoneón sonó triste y la milonga silenció su cantar. Ese día murió el cantor, pero nació la leyenda que sigue vive en la memoria de los amantes de la música porteña.  Ese día, a pesar de la tragedia, Medellín comenzó a escribir su historia como capital mundial del tango, legado que aún perdura.

    Hoy, 88 años después de ese suceso, a unos cuantos metros de ese incidente, y solo separados por los muros de la edificación, el Establecimiento Público Olaya Herrera le rinde culto al tango.

    Tango en el Patio Gardel del aeropuerto Olaya Herrera

    Patio Gardel del aeropuerto Olaya Herrera

    En el Patio Gardel, escenario configurado en honor al llamado Zorzal Criollo, se dan cita hombres y mujeres de diferentes edades, procedentes de distintos barros de la ciudad, para aprender a bailar tango, como parte de la agenda cultural y artística que ofrece el terminal aéreo a la ciudadanía.

    Y suena la milonga

    Es miércoles y de a poco van llegando los inscritos, 28 hombres y 35 mujeres.  Entre saludos y conversaciones se van acomodando en el Patio Gardel, observados por una gran foto del cantante fallecido, dispuestos a recibir las instrucciones del profesor Daniel Martínez, quien se apoya en la Gestora Guiomar Bitar Chalella.

    Con la milonga de fondo, a las 7 y 45 Guiomar -una cartagenera de descendencia sirio-libanesa, que se enamoró del tango en un viaje que hizo a Medellín–  da un breve saludo a los bailarines.  “Trataremos de hacer un proceso muy lindo y como cierre de fin de año, tendremos una actividad con los más comprometidos. Queremos hacer algo muy bonito y agradecemos el apoyo de la alcaldía y del aeropuerto. Es muy importante fomentar la cultura del tango en la ciudad.  ¡Nos vamos con toda!”.

    Dichas estas palabras, el profesor Daniel comienza sus clases y los futuros bailadores de tango inician sus movimientos.

    Hoy, 88 años después de ese suceso, a unos cuantos metros de ese incidente, y solo separados por los muros de la edificación, el Establecimiento Público Olaya Herrera le rinde culto al tango.

    Hoy, 88 años después de ese suceso, a unos cuantos metros de ese incidente, y solo separados por los muros de la edificación, el Establecimiento Público Olaya Herrera le rinde culto al tango.

    “Este es un tiempo que disfruto porque me desconecto del trabajo y de la casa. Es una actividad física que también verdaderamente se disfruta”. Así define su presencia en este lugar con sonido milonguero Viviana Andrea Olivera Tabares.  Ella, Supervisora de Gestión Documental en una importante empresa de la ciudad, con sus 42 años de edad, viene desde el barrio Campo Valdés a disfrutar esta experiencia.

    Igual acontece con los más veteranos. “Me fascina el tango y más con este profesor con quien ya he estado desde el año pasado y ahora estoy de nuevo con él”, afirma Jesús María Velásquez Agudelo, de 75 años de edad, habitante del barrio Guayabal Rodeo Norte.

    Jesús María Velásquez Agudelo, habitante del barrio Guayabal Rodeo Norte

    Jesús María Velásquez Agudelo, habitante del barrio Guayabal Rodeo Norte

    La clase avanza y el profesor Daniel les hace énfasis en la postura y en los movimientos. “Estar aquí con este grupo tan bello es una satisfacción muy grande porque era algo que deseaba hacer con muchas ganas de volver a enseñar, de estar aquí con este grupo tan bello. Es una satisfacción muy grande el volver a estar en una milonga, volver a sentir los zapatos de baile; entonces es una alegría muy grande compartir acá con la gente. Es que el tango es una forma de vida.”, dice con entusiasmo, rememorando el reciente pasado donde por la pandemia no pudo seguir dando clases y tuvo que buscar un trabajo de oficina.Empecé en una academia de tango y me fue gustando demasiado y me metí a aprender a bailar con un amigo que tenía una academia de baile por los lados de San Juan -relata Guiomar-.  En el 2015 llegamos de México y en Medellín no había donde bailar tango. Esta es una ciudad tanguera, pero de escucha, de mucho bar y de música buena, pero no se bailaba tango social; entonces llegamos con esa inquietud de que la gente pudiera bailar tango y ahí empezó esto”.   

    ¿Y qué es el tango?

    Viviana sigue atenta las orientaciones del profesor. “Siempre me ha llamado la atención el movimiento que se genera en el tango, que es diferente al de los demás ritmos como el porro o la salsa.  El tango es sensación”.

    Tango en el Patio Gardel del aeropuerto Olaya Herrera - Viviana Andrea Olivera Tabares

    Tango en el Patio Gardel del aeropuerto Olaya Herrera – Viviana Andrea Olivera Tabares

    Y Guiomar agrega “El tango es pasión, después de que uno entra al tango no sale Es cultura, es educación, es sentimiento, es llegar a muchas personas y por medio de un abrazo comunicarse corporalmente e interpretar una música que a veces es triste o alegre, pero es una conexión con la pareja que se baila en ese momento”.

    Para el profe Daniel, como le dicen algunos de los asistentes que lo conocen de tiempo atrás, “el tango es una forma de vida; cuando uno decide o por casualidad o por cualquier circunstancia uno llega a bailar o a escuchar un espectáculo de tango, uno se engancha con todo lo que representa: la música, la poesía, el baile, la cultura tanguera”.

    Tango en el Patio Gardel del aeropuerto Olaya Herrera

    Tango en el Patio Gardel del aeropuerto Olaya Herrera

    Es tanto lo que se mete el tango en la sangre que Guiomar explica por qué siendo cartagenera se definió por este y no por los ritmos propios del Caribe.  “Lo escogí porque es sentimental, es conexión con la pareja.  El ritmo Caribe es muy alegre y muy festivo, pero el tango es sentimiento.  Tú en el abrazo le transmites a la pareja lo que sientes en ese momento y eso es lo bonito del tango”. 

    Jesús María corrobora esta afirmación. “El tango para mí es una emoción, una diversión que la lleva uno como en la sangre cuando ya uno lo encarna”.

    El tango no es hacer figuras, ni hacer muchas cosas; es bailar socialmente y conectarse con tu pareja”, complementa Giomar, amante del tango clásico “porque es el que te enamora”.

    Las clases

    Tango en el Patio Gardel del aeropuerto Olaya Herrera

    Tango en el Patio Gardel del aeropuerto Olaya Herrera

    Estas clases de tango promovidas por el Establecimiento Público aeropuerto Olaya Herrera de Medellín, en el marco del Plan Especial de Manejo y Protección, buscan fortalecer la apropiación de este bien patrimonial por parte de la ciudadanía local, regional y nacional, en este espacio que también es reconocido como Monumento Nacional y Bien de Interés Patrimonial por su importancia histórica, simbólica y su calidad arquitectónica.

    Son 32 clases de tango y 16 sesiones de milonga para poner en práctica lo aprendido. Las de tango serán todos los miércoles de 7:30 p. m. a 9:00 p. m y las de milonga los sábados, cada 15 días, de 4:00 p. m. a 9:00 p. m., en el Patio Gardel, dentro de las instalaciones del aeropuerto. Son gratuitas y abiertas a toda la comunidad.

    Tango en el Patio Gardel del aeropuerto Olaya Herrera

    Tango en el Patio Gardel del aeropuerto Olaya Herrera

    Esta iniciativa del Establecimiento Público Aeropuerto Olaya Herrera, a la cual se suma la Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín, lleva más de seis años y ha convocado a unas 800 personas de diferentes edades, comunas y corregimientos.

    Quienes deseen estar en la formación pueden inscribirse en https://lc.cx/E8FQOH o matricularse el día que asistan a clase. Se recomienda llegar con tiempo a las sesiones y usar vestuario adecuado para mayor comodidad.

    Tango en el Patio Gardel del aeropuerto Olaya Herrera

    Tango en el Patio Gardel del aeropuerto Olaya Herrera

    Las personas que vayan a por lo menos el 80 % de las clases recibirán un certificado simbólico y participarán en la clausura en noviembre, cuando mostrarán todo lo aprendido.

    “Este programa es único, de uno a diez, le pongo el diez”, manifiesta categóricamente Jesús, al tiempo que vuelve y se alinea con las instrucciones que da el profesor.

    El sueño de Guiomar

    En su calidad de gestora quiere congregar a mucha gente del tango y que Medellín sea una ciudad tanguera, para que todos los públicos lleguen al tango y a este centro cultural que es el aeropuerto “Es un punto equidistante para todas las personas. Es fácil de llegar, es cómodo, es un espacio lindísimo. Este Patio Gardel es emblemático, es un tesoro para los tangueros y a mí lo que me importa es que Medellín crezca como ciudad tanguera y lo es, pero a nivel de escucha y yo quiero es que en todas partes se baile tango, que la gente de El Poblado y Llanogrande vengan y lo bailen”.

    Tango en el Patio Gardel del aeropuerto Olaya Herrera

    Tango en el Patio Gardel del aeropuerto Olaya Herrera

    Una hora y media después de empezar, la clase llega a su fin y en los rostros de los asistentes se nota esa alegría que contagia la música y en especial, el sentimiento que irradia el tango.

    La música ciudadana se silencia. Los alumnos se despiden y la cita queda pactada para el otro miércoles. Unos minutos después, el Olaya Herrera apaga sus luces y reina el silencio en el lugar.  Sin embargo, la imagen de Gardel, esa que estuvo presente durante toda la clase, sigue ahí fija como testigo espiritual de todo el legado que dejó su partida, en una ciudad que sigue evocando al cantor y que sigue siendo para muchos, más tanguera que la propia Buenos Aires.

    Aeropuerto Olaya Herrera. Foto vivirenelpoblado.com

    Aeropuerto Olaya Herrera. Foto vivirenelpoblado.com

    Es como un sueño cumplido. Yo estoy feliz, porque esto me encanta.  Es que después del tango, sigue el tango, no hay después”, sentencia Guiomar, al despedirse, entre risas.


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