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Finca silletera El Pensamiento

En la finca El Pensamiento, en Santa Elena, cada flor despierta un sentimiento

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Por: Alonso Velásquez Jaramillo - Editor: Fredi Arboleda |

Visitar las fincas silleteras, en Santa Elena, para conocer la tradición que allí se vive alrededor de esta cultura, es uno de los planes preferidos por los turistas qu...

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  • Visitar las fincas silleteras, en Santa Elena, para conocer la tradición que allí se vive alrededor de esta cultura, es uno de los planes preferidos por los turistas que vienen por estos días a la ciudad con ocasión de la Feria de las Flores.

    En el sector El Rosario, de la vereda Barro Blanco, en el corregimiento Santa Elena, se encuentra una de las fincas silleteras más florecidas, visitadas y reconocidas de la zona, en la que visitantes de Antioquia, Colombia y del extranjero acuden para conocer más acerca de la cultura silletera.

    Cuando usted llega a este lugar, se encuentra no solo con la calidez de quienes allí habitan, si no que hacia donde se mire, las flores de variados colores y especies son las protagonistas y ellas lo saben; por eso, lucen esbeltas y coloridas para gozar de las miradas.

    Los propietarios de esta finca son los Zapata, así, por apellidos, como se conoce en Santa Elena a muchos de los dueños de las diferentes parcelas de este pedazo de tierra del oriente, ubicado muy cerca de la capital antioqueña.

    Don José Ángel Zapata es la voz cantante de este predio.  Un hombre humilde y cordial, de costumbres sanas y con un corazón henchido de orgullo por su origen silletero. Lleva en esto toda la vida, pero de manera particular, desde hace 14 años se metió de lleno a ser parte de esta cultura heredada de sus antepasados.

    Yo soy silletero desde que estaba en el vientre de mi madre y esta es la finca El Pensamiento, pero pensamientos buenos”, expresa con una sonrisa disimulada, pero con voz clara, segura y serena, que no deja dudas del amor que le tiene a su tierra, a sus ancestros y a esa tradición que, año por año, durante esta época, muestra lo mejor de su esencia con flores de colores que “entapetan” las calles de Medellín, para deleite de propios y visitantes.

    El Pensamiento

    Finca silletera El Pensamiento

    Finca silletera El Pensamiento – Foto Sandra Milena Olarte

    El nombre de El Pensamiento -cuenta- salió de una historia de su niñez.  La casa en donde nació era de tapia, sin cemento ni baldosa, y en los alares había mucho jardín, y como el piso era de tierra, ahí caía mucha semilla y estas florecían.   Una vez su mamá se fue para Medellín y le dejó la tarea de desyerbar la casa.  Pasaron unos amigos, lo entusiasmaron y, por irse a jugar con ellos, le ayudaron a desyerbar el jardín y arrancaron todos los pensamientos.  Al volver, la mamá preguntó quién había desyerbado el jardín y dijeron que fue él.  Ese día comió normalmente y se quiso acostar temprano como se usaba en la época, pero antes de eso lo llamaron a juicio.  “Venga a ver que usted me las debe”, le dijeron. “Me dieron una pela que quedé como un nazareno”, refiriéndose a como quedó de adolorido por el castigo que le impusieron, lo que le hizo recordar por siempre a los pensamientos.

    Con el paso del tiempo, se dio la oportunidad de que cada quien buscara el nombre para su finca y él dijo que ya tenía el suyo: El Pensamiento. Y así se quedó.Esta parcela de tierra silletera es una empresa familiar y de allí proviene el sustento para su familia; sus hijos, Carlos Andrés y José David; su esposa, Blanca Rosa, y su nieta; una tierra que es el legado que le quedó de su mamá Eloísa y de su padre Ángel de Jesús, a quienes “ya mi diosito los llamó a arreglar un jardín más bonito que este, pero están aquí en mi corazón”, afirma con voz nostálgica y tocándose el pecho.

    Vive muy agradecido con la Alcaldía de Medellín por el apoyo que ha tenido este proyecto de fincas silleteras a través de las diferentes administraciones y espera que esto siga y haya bienestar para muchos.

    Sobre su finca piensa que: “Si hay otro paraíso, tiene que ser mejor que este, porque esto es un Edén de flores”.  Y narra como vienen a diario colombianos y extranjeros a gozar de esta experiencia que ha impactado tanto a algunas personas, que al ver su jardín se ponen a llorar.

    El recorrido

    Finca silletera El Pensamiento

    Finca silletera El Pensamiento – Foto Sandra Milena Olarte

    Por igual y con el mismo respeto -sin importar si el visitante proviene de aquí o de otro país- y con su sabiduría campesina silletera, Don José atiende a los turistas que van a conocer ese arte floral que él aprendió de sus mayores, hace tantos años, y que hoy -con este proyecto de finca silletera- se siguen cimentando y arraigando sus raíces entre los cultivadores de flores del corregimiento.

    Él mismo les da la bienvenida a los visitantes. El recorrido inicia con un “canelazo”, bebida caliente que él les brinda para hacerlos entrar en ambiente. Luego les hace un paseo por el jardín, en el que explica el proceso de cuido de sus “consentidas” y allí aprovechan para tomarse sus fotos.  Posterior a esto, les da la charla sobre la cultura silletera y les muestra cómo se hace una silleta tradicional y, de nuevo, las fotos para que se lleven de recuerdo.  De allí pasan al pequeño museo que tiene en el lugar, en el que hay objetos, fotos de sus ancestros, recortes de prensa y diferentes artículos relacionados con la cultura silletera y, de ahí, se sientan a la mesa, en la que degustan unos fríjoles bien gustosos “con chicharrón que le dé la vuelta al plato, tajada de maduro, arepita y un guarapito bien sabroso”, señala sonriendo.

    Un momento memorable de la estadía en el lugar es cuando las personas realizan el recorrido por el jardín de flores multicolores, en donde estas -que ya estaban ansiosas de mostrarse- disfrutan de su reinado: coquetas, coloridas y perfumadas. Posan para las fotos y escuchan cómo su cultivador las consiente para ser admiradas por las visitas.

    Son 78 especies de flores allí cosechadas para un deleite visual de los turistas que no se cansan de admirar su belleza y las anfitrionas de devolverles sus piropos con lo mejor de sus vistosos encantos.

    Gladiolos, dalias, margaritas, girasoles, clavellinas, astromelias, estrellas de Belén, siemprevivas y otras más, hacen parte de este tapete multicolor de flores nativas, como le gustan a él, cultivadas por Don José y su familia.

    Su vida silletera

    Él tiene 57 años y participa en el desfile con una silleta monumental.  Ha ganado tres premios en la feria y lleva otros siete en jardinería como parte del concurso de fincas. Y no es para menos. Su jardín es un lienzo al natural.

    Finca silletera El Pensamiento

    Finca silletera El Pensamiento – Foto Sandra Milena Olarte

    El mundo de las flores lo enamoró desde muy niño, porque le llamaban mucho la atención los colores y la tradición que se ha transmitido de generación en generación. “Esto es una terapia para las visitas”, resalta.

    La feria y la tradición

    Sobre la Feria de las Flores manifiesta que: “Esto es como esperar un diciembre.  La feria es lo mejor que nos ha pasado en Colombia; es una felicidad muy grande y ahora que nos volvemos a encontrar con la gente, no hay palabras para expresar lo que uno siente”.

    Es enfático en defender y en señalar que no se puede terminar esta tradición silletera: “No podemos dejar acabar esto tan bonito. Los silleteros somos de Santa Elena y en ninguna parte hay más de nosotros. Esto es una felicidad muy grande”.

    El recorrido con los turistas llega a su fin y estos se van despidiendo del lugar.  Las flores, entre tímidas y algo tristes, alzan curiosas “sus cabezas” para dar el último adiós a sus queridos visitantes.  Sin embargo, el ruido de un motor las alborota.  Llegan más ojos curiosos a conocerlas.  Y de inmediato se visten con sus mejores galas para agradar a los nuevos visitantes, mientras nos guiñan un ojo coqueto y nos dicen hasta luego, con la segura esperanza de que algún día nos volveremos a ver.

    Al tiempo, Don José despide al último de los visitantes y se apresta a recibir a quienes llegan a conocer.  Y antes de irnos nos dice con una serena alegría: “No he salido mucho de acá, pero Medellín lo tiene todo.  Es muy bonito.  Aquí vivo feliz, esto es lo mío, de aquí me sacan con los pies por delante, porque esto es una felicidad muy grande. Medellín es una tacita de flores, es la tacita de plata”.

    El concurso de las fincas silleteras

    Las fincas de los corregimientos de Santa Elena, San Cristóbal, San Sebastián de Palmitas, Altavista y San Antonio de Prado participan en el Concurso de Fincas Culturales Silleteras.

    Se trata de resaltar la tradición campesina con expresiones de arte que evoquen el patrimonio cultural silletero. Se escogerán tres ganadores, que se beneficiarán con un estímulo económico por la gestión cultural en sus fincas y se hará un video promocional de cada sitio para su visibilización y reconocimiento.


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