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< Alcaldía de Medellín » Secretaría de Salud » Prevención de Embarazo Adolescente (PREA) en Medellín » Conozca su cuerpo y sus derechos sexuales y reproductivos
Los derechos sexuales (DS) y los derechos reproductivos (DR) hacen parte de los derechos humanos que aportan al desarrollo de las personas, fomentan su bienestar y calidad de vida, de esa forma, comparten las características de:
El hecho de nombrar los DS de manera independiente a los DR, tiene gran importancia, porque favorece la vivencia de la sexualidad sin condicionarla a la reproducción (paternidad, maternidad).
Incluyen los derechos de hombres y mujeres a tener control respecto a su sexualidad, incluida su salud sexual y reproductiva, y a decidir libre y responsablemente sin que se vean sometidos a coerción, discriminación o violencia. Supone relaciones sexuales igualitarias entre mujeres y hombres, que garanticen el pleno respeto a la integridad de la persona y el consentimiento mutuo, asumiendo de forma compartida las responsabilidades y consecuencias de su comportamiento sexual.
Son los derechos básicos de todas las parejas e individuos a decidir libre y responsablemente el número y el espaciamiento de hijos y a disponer de la información, la educación y los medios para ello. Es también el derecho a alcanzar el nivel más elevado de salud sexual y reproductiva, y el derecho a adoptar decisiones sobre la reproducción sin sufrir discriminación, coerción y violencia.
Los derechos sexuales y derechos reproductivos no tienen edad, pero para prevenir el embarazo adolescente, un primer paso es conocerlos, respetarlos y ejercerlos. A continuación, se presenta una lista de derechos sexuales y derechos reproductivos:
Este derecho es transversal y cimienta a los otros, es el punto de partida que permite a las personas vivir una sexualidad sana. En la medida en que los seres humanos conocen su cuerpo, lo aman y respetan, logran reconocer que las otras personas también viven ese mismo proceso.
Todos los hombres y mujeres, en cualquier momento de la vida, deben comprometerse con la vivencia de una sexualidad libre de violencias y agresiones, y rechazar cualquiera de sus manifestaciones. Para el ejercicio pleno de este derecho es necesario promover la equidad de género y la eliminación del estigma o señalamientos y discriminación.
La inclusión de la educación sexual en los programas formales e informales de educación es una muestra de desarrollo social. A través de esta se logra promover la valoración positiva de la sexualidad, independiente de creencias de tipo religioso y/o espiritual del orden personal, que permite enriquecer la experiencia de vida y prevenir efectos negativos en la salud física, mental, emocional y social.
Ningún hombre o mujer debe admitir una relación sexual bajo presión, sin su consentimiento y pleno deseo, lo cual incluye a la pareja permanente (novio/a, esposo/a). Es importante que padres y cuidadores orienten desde temprana edad, especialmente en la adolescencia, acerca de la importancia de elegir adecuadamente a los compañeros y pares, y a aquellos que eligen para ser sus compañeros/as sexuales. En relación con la frecuencia debe decirse que es un acuerdo mutuo basado en el respeto y en la necesidad de expresar afecto y experimentar el erotismo. Está influenciada por diferentes factores como la edad, tiempo de duración de la relación de la pareja, momento del curso de vida, etcétera.
La libertad sexual es parte de los derechos fundamentales, pues permite que las personas se reconozcan como seres independientes, autónomos y con capacidad de elegir, expresar y aceptar su sexualidad. Esto incluye la posibilidad de elegir el sexo por el que se sienten física y eróticamente atraídas. La preferencia u orientación sexual puede ser: heterosexual, homosexual o bisexual.
La intimidad está vinculada a la personalidad, autonomía y libertad personal. Se refiere a lo más interno que cada uno posee y por tanto es respetable, independientemente de sus contenidos. Es el espacio del cuerpo, la mente, las decisiones y las preferencias de las personas. La confidencialidad es la cualidad de aquello que se dice, se hace o se intercambia en un marco de confianza, con la seguridad de que no será compartido fuera de ese espacio. En conclusión, que lo que se comparte o se confía en relación a la sexualidad de cada quien, no debe ser difundido a otras personas.
El ejercicio de la sexualidad es decisión y responsabilidad de cada persona mientras no genere daño a sí misma, a otros o al entorno. Negar su existencia y experimentación es negar la propia humanidad y desconocer que la sexualidad permite que las personas experimenten emociones positivas como la alegría, aumenten los deseos de vivir y sostengan relaciones armónicas, equitativas y justas que propician la sana convivencia.
El ejercicio de la sexualidad puede obedecer a diferentes motivaciones de tipo personal y circunstancial, cuya finalidad es el placer y el goce, y debe concebirse como independiente de la reproducción. Cuando la sexualidad es experimentada en condiciones adecuadas produce sensaciones de excitación, felicidad y entusiasmo que enriquecen la existencia, aumentan el umbral de resistencia a las frustraciones, energiza y es fuente de realización mientras no cause daño, ni vaya contra los deseos de otros. Si bien la reproducción (la paternidad y maternidad), por lo general, se da en el marco del ejercicio de la sexualidad, no es el único objetivo ni meta.
Los métodos anticonceptivos son aquellos medios a través de los cuales se evita un embarazo. El derecho a su uso se vincula con la decisión de postergar la maternidad y la paternidad, así como posibilitar el disfrute de la sexualidad sin riesgo reproductivo, por lo que es importante fomentar su uso desde el inicio de las relaciones sexuales.
El uso del condón o preservativo es interdependiente con otros derechos. Su uso puede asociarse a los derechos de conocer, respetar y amar el cuerpo, a usar métodos anticonceptivos y a expresar la sexualidad independientemente de la reproducción. Su uso adecuado expresa el compromiso con el cuidado de sí y con el cuidado del otro/a pues permite minimizar, principalmente, el riesgo de transmisión de enfermedades.
Para la prevención del embarazo adolescente es necesario informarse, aprender y reconocer, idea que también se refuerza con el derecho sexual y reproductivo “a conocer, respetar y amar el cuerpo” por lo que a continuación se hará un breve repaso de la anatomía sexual y reproductiva de hombres y mujeres.
Las siguientes son las partes del aparato reproductor de los hombres:
El uso del condón o preservativo es interdependiente con otros derechos. Su uso puede asociarse a los derechos de conocer, respetar y amar el cuerpo, a usar métodos anticonceptivos y a expresar la sexualidad independientemente de la reproducción. Su uso adecuado expresa el compromiso con el cuidado de sí y con el cuidado del otro/a pues permite minimizar, principalmente, el riesgo de transmisión de enfermedades.
Sobre el pene erecto se coloca el preservativo o condón masculino, evitando que los espermatozoides entren en la vagina de la mujer y el intercambio de otros fluidos que pueden transmitir infecciones.
Es un repliegue de piel que cubre la punta del pene, cuando se hace la circuncisión, se extirpa el prepucio.
Bolsa de piel fina que contiene los testículos.
Órganos que producen los espermatozoides, están protegidos por el escroto.
Conducto que atraviesa el pene y por el cual sale el semen durante una eyaculación y la orina en la micción.
Lugar donde se mezclan los espermatozoides con el semen.
Es una glándula que produce parte del líquido del semen y que ayuda a que los espermatozoides se desplacen.
Célula masculina que fertiliza un óvulo.
Es cada uno de los dos conductos finos que llevan los espermatozoides desde los testículos a las vesículas seminales. En la vasectomía se cortan o bloquean estos conductos para que los espermatozoides no lleguen al semen.
En la anatomía femenina se pueden distinguir partes externas y otras internas: