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Fotografía externa Hidroituango (2)

Ituango, una historia de dolores y esperanza

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Por: Digital Alcaldía de Medellín |

La historia difícil de Ituango no comenzó con la contingencia de la hidroeléctrica en 2018. Tres décadas atrás, en 1988, la familia Jaramillo Zapata vivió como much...

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  • La historia difícil de Ituango no comenzó con la contingencia de la hidroeléctrica en 2018. Tres décadas atrás, en 1988, la familia Jaramillo Zapata vivió como muchas otras, la tragedia de la pobreza, la violencia y el olvido.

    Beatriz Elena Jaramillo, la menor de 13 hijos, hoy es la presidenta de la Junta de Acción Comunal de la vereda Los Galgos en Ituango, y conecta los duelos de la comunidad con las muchas esperanzas que están cifradas en el proyecto. Una historia que va a generar nueva energía.

    La crisis de Ituango tiene historia

    A Roberto Jaramillo lo condecoraron en 1985 como campesino principal de Ituango; la producción periódica de 350 cargas de fríjol y maíz reflejaba el espíritu trabajador de los campesinos de ese municipio del Norte de Antioquia y le hizo ganar ese reconocimiento. Pero con el progreso y la visibilidad llegó también la extorsión, y luego su homicidio el 15 de diciembre de 1988, en la misma tierra a la que se había entregado y donde tuvo sus 13 hijos.

    Gabriela Zapata no alcanzó a saber del fin de Roberto, su esposo. Su dolor era físico, ya le habían diagnosticado la fibrosis pulmonar por haber pasado toda una vida cocinando en fogones de leña. En la etapa final de su vida en la finca ya había llegado la energía eléctrica, pero el daño del humo ya le tenía jodidos los pulmones. El deterioro rápido por la enfermedad hizo que Gabriela muriera exactamente el 15 de septiembre, el día del amor y la amistad, tres meses antes que asesinaran al campesino laborioso que fue Roberto. 

    En el año 2002, los grupos armados se apoderaron de la finca de los Jaramillo. “Estábamos en la finca, a punto de empezar la cosecha cafetera, y se aparecieron… empezaron con sus actividades y nos dijeron ´si no quieren ver ni oír lo que no quieren lo mejor es que se vayan´, entonces nos tocó dejar la finca y perder la cosecha”, dice Beatriz mientras su relato parece no soportar otro duelo que vivieron por la violencia cuando les mataron un hermano en El Bagre, en el 2004.

    Sin embargo, el dolor no acabó con el sentido solidario de la familia: “cuando la situación estuvo más tranquila, nosotro ya estábamos viviendo en la cabecera y entonces la finca la facilitamos para que otras familias -preferíamos las que tenían muchos hijos pequeños-, la pudieran ocupar y así llevar sus niños a las escuelas que quedan cerca en la vereda”.

    Se prende una luz

    Hacia el año 2008 Ituango –un pueblo olvidado y azotado por la desventura de la violencia, con sombras de la corrupción y la ilegalidad– recibía, al lado de Briceño y otros 10 municipios, la confirmación del inicio de obras del proyecto hidroeléctrico más importante del país. Tanto dolor en la memoria y mucha desinformación con el nuevo proyecto hacían sentir como amenaza la noticia. Y como si fuera profecía cumplida, la contingencia por el colapso en el túnel de desviación en el 2018 cubrió de tristeza nuevamente a la población: el alto riesgo en la obra significaba el temor de perder la vida de familiares, amigos y vecinos que trabajaban allí. Algunas voces justificaron la contingencia por factores de la naturaleza, pero el tiempo está demostrando que fueron las decisiones irresponsables –y no la montaña– lo que puso en riesgo la vida de miles, la viabilidad del proyecto y la estabilidad de epm.

    La naturaleza sí se hizo presente, pero en el 2021, en forma de vendaval. La vereda Pajarito Los Galgos, fue la más afectada, “como será que la casa se declaró en pérdida total y perdimos el beneficiadero, se fue. Afortunadamente la familia, con dos niños que vivían allí, pudo salir. Los derrumbes fueron impresionantes: fueron 5 viviendas las más afectadas, en una sola finca tuvieron 16 derrumbes… Se perdieron en total 700.000 árboles de café. Aquí llegó mucha gente, el Comité, las instituciones públicas, los de desastres, pero vinieron fue a pasear porque las ayudas no se vieron”.

    Energía para salir adelante

    “El año pasado epm se hizo más presente en la vereda y nos dio dos contratos: uno de reforestación en 17 hectáreas divididas en 18 lotes y otro con tareas de guardabosques. Nosotros cuidamos el medio ambiente y con lo que nos pagan estamos levantando las casitas. Epm se ha manejado muy bien, además de las viviendas nuevas están haciendo muchos mejoramientos de vivienda”, dice ahora con más esperanza Beatriz, y sigue: “Estamos muy contentos con eso. Directamente nuestra vereda tiene 8 hectáreas para reforestar, y en la última evaluación fuimos la vereda mejor calificada”.

    El tema de mejoramiento de vías en Ituango representa un gran beneficio para la población; la vía de acceso al municipio se volvía imposible con la menor lluvia; son muchas las historias de enfermos que morían en una vía colapsada. Ahora, con la vía pavimentada por el proyecto, hay beneficios para la salud, el comercio y la actividad agropecuaria. Es más fácil conectarse con otras centralidades.  “Gracias al mejoramiento de vías hemos sacado a 4 viejitos de la vereda que estaban muy enfermitos y eran de muy bajos recursos. Recogimos los pasajes, y los enviamos a Medellín para que los traten”.

    Beatriz termina la frase y se prepara para salir a la reunión de la Junta de Acción Comunal de la vereda que ha vivido experiencias tan fuertes, sabe que la tarea que tienen para que el desarrollo llegue con equidad es primordial. “Estamos a la expectativa, agradecemos que se haya recuperado el proyecto y que estemos a punto de encender las turbinas, vamos a ser el segundo municipio que más regalías van a recibir, esperamos que lleguen también buenas administraciones, honestas”.

    Ahora la gran ilusión de Beatriz son sus nietos, Emanuel y Azul, verlos crecer en la vereda reafirma el apego por la tierra. Con la reconstrucción de Hidroituango y todo lo bueno que está sucediendo se siembra la persistencia de una nueva generación, se sienten más conectados con el futuro que se ve más despejado y parece dejar atrás definitivamente los días tristes de Ituango.

    Hidroituango, además de prometer futuro, es un proyecto con memoria; con energía para que no haya más fogones de leña en Colombia, para que el derecho a los servicios públicos tenga fuentes que no se agoten. Un proyecto que genera recursos para que no se pierdan en la corrupción; con equidad y participación para que no haya más violencia ni pobreza.

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