Federico Alzate Zapata, testimonio viviente de la historia y tradición de los cultivos de flores en Santa Elena

Vivencias de un orgulloso campesino que ha sabido conjugar las habilidades como floricultor y silletero que heredó de sus ancestros. Él tiene claro que, más allá de la creatividad para elaborar una silleta, el cultivo de las flores es un requisito fundamental para ser silletero. “Yo hago honor a lo que es la palabra silletero”, Federico Alzate Zapata

“Yo decido vivir de las flores porque no quiero irme para la ciudad a trabajar y aguantar calor teniendo la tierra y el conocimiento. Yo vivo de las flores y soy independiente”, así expresa el amor por la tierra y por lo que hace, con emotivo orgullo, lo que siente Federico Alzate Zapata, un hombre que conserva la tradición silletera y cultivadora de flores en el corregimiento Santa Elena, heredada de sus ancestros.

Este año el Desfile de Silleteros llegará a su versión número 66. Un evento cuya evolución nació del cultivo y comercialización de las flores como forma de sustento para los campesinos de Santa Elena a finales del siglo XIX e inicios del XX.

La flor se convirtió en el símbolo de la feria más importante de Antioquia  y una de las más representativas a nivel nacional e internacional. Una fiesta que gira en torno a las flores como expresión creativa. Estas, se convirtieron en el vehículo por medio del cual los campesinos plasman sus ideas en las silletas y comparten la herencia cultural con sus descendencias.

Federico Alzate Zapata es un orgulloso campesino de 44 años, casado y padre de dos hijos que ha hecho de la floricultura un emprendimiento familiar sin dejar de lado su gran pasión: ser silletero. Sus vivencias y conocimientos son testimonio de la historia y tradición de los cultivos de flores.

Actualmente es el presidente de la Corporación de Silleteros de Santa Elena, cargo para el cual fue reelegido hasta el año 2024. Con él hablamos de la agricultura como legado y fuente de conexión con la tierra, una experiencia que lo identifica y arraiga su sentido de pertenencia.

¿Por qué decide dedicarse a la floricultura?

F.A.Z.: “Ser cultivador de flores en Santa Elena es la herencia de una tradición y de una actividad económica que siempre ejercieron nuestros antepasados y que hoy sigue viva. Mi abuelo tenía la huerta en la finca, cultivaba flores tradicionales y yo decidí hace más de 20 años empezar a cultivar flores”.

“En algún tiempo exporté hortensias, cultivé cartuchos y estrellas de Belén. Actualmente cultivo las hortensias, pero como producto nacional. Las vendo en la placita de Flórez y en algunas partes de la ciudad. Ese es el legado que yo le quiero dejar a mis hijos: que aprendan a valorar la tierra. Esa es una parte fundamental, la tenencia de la tierra”. 

“A veces es difícil, como todo negocio, porque son emprendimientos familiares y si cae una granizada perdemos mucho: inversión, clientes, etc. Pero también en épocas de buena cosecha podemos recaudar y de eso vivimos todo el año. Para mí las flores son sagradas porque es el legado que me dejó mi papá, el respeto hacia la tierra. Podemos vivir de ella, pero de una manera muy responsable”.

¿Qué significa para usted cultivar flores?

F.A.Z.: “Para mí ser floricultor es tener un tacto diferente de lo que son las plantas, de lo que es cuidarlas, ver su proceso desde que uno las siembra hasta que florecen y el fruto que son las flores. Es lo más maravilloso. Para mí es un estilo de vida; es la conexión con los recursos naturales y con todo lo que nos rodea”. 

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¿Cómo nace la tradición de los cultivos de flores en Santa Elena?

F.A.Z.: “Tenemos que remitirnos antes del año 1957 que fue el primer desfile de silleteros. Antes de existir el desfile oficial unos campesinos del territorio empezaron a cultivar flores tradicionales que son diferentes a las flores nativas. Las tradicionales son las que existen en pisos térmicos parecidos a los de Santa Elena -2.200 a 2.400 metros sobre el nivel del mar- y las nativas son las que solo existen acá”.

“Esa condición hizo que se dieran determinadas flores y se volvieran tradicionales porque los campesinos de esa época las sembraban en sus huertas. Ellos hacían una combinación de flores y otros cultivos para llevarlos a la ciudad en sus silletas por los principales caminos del territorio”.

“Es de ahí donde nace la tradición de los silleteros. A partir de unos  elementos muy importantes: la silleta, el cargador -elaborado generalmente en fique- y el carguero que carga sus silletas con las flores para ser vendidas en Medellín”. 

“Con el paso del tiempo estos silleteros y campesinos fueron tecnificando sus cultivos y a medida que fue creciendo la ciudad, los cultivos se fueron incrementando. Por ejemplo, con las conexiones viales aumentaron los grandes cultivos de las familias”. 

“En ese entonces se tenían amplias extensiones de tierra y los campesinos con sus familias, los fines de semana -jueves y viernes en adelante- empezaban a llevar las flores tradicionales de Santa Elena a la ciudad para distribuirlas en la plaza de Cisneros -que fue donde inició el primer desfile de silleteros– y posteriormente en la placita de Flórez”. 

“Con el tiempo, los silleteros también comenzaron a decorar iglesias  y a vender flores en los principales cementerios de la ciudad. Todo eso hace parte de la historia de la tradición de las flores en este territorio”.

¿Cuáles son las flores más emblemáticas de Santa Elena?

F.A.Z.: “Las que cultivaban nuestros ancestros y que aún cultivan muchas personas. Tenemos: la estrella de Belén, los agapantos, el botón de oro, las astromelias, las hortensias, las clavellinas, en algún tiempo se comercializó mucho la mostaza -que también hace parte de la silleta tradicional-, los cartuchos y la siempreviva que no puede faltar”.

¿Las flores tradicionales que cultivan en Santa Elena son las que se usan para la elaboración de las silletas?

F.A.Z.: “Una parte sí, porque son las flores que van en las silletas tradicionales.  Esa es la categoría precursora del desfile de silleteros. Las que bajaban los ancestros a la espalda. Esas flores, muchas, son producidas para la silleta”. 

“Con el paso del tiempo surgieron otras categorías de silletas. Tenemos la  monumental cuya característica es que son flores de todos los pisos térmicos del país. Es decir, no necesariamente son de Santa Elena, sino que vienen del Valle del Cauca, del Eje Cafetero y de Bogotá. Por ejemplo, las heliconias, que no se producen en Santa Elena, algunas orquídeas que no se producen acá en el territorio y los anturios”.

“Son flores que se producen en otros pisos térmicos pero que se les visibiliza con la elaboración de la silleta monumental y lo mismo pasa con las silletas de las categorías emblemática  y artística. La silleta comercial sí puede llevar cualquier tipo de flores. La que tiene que ser con flores de acá del territorio de Santa Elena, es de flores tradicionales, flores que se cultivan en las huertas de los jardines de nuestras casas, es la silleta tradicional”. 

“Por ejemplo, los crisantemos  o las flores que son producidas bajo invernadero en el oriente antioqueño, no pueden ser incluidas en una silleta tradicional. Pueden ir en las otras silletas, menos en la tradicional, porque  hay unos estatutos establecidos para que cada categoría de silletas lleve determinadas flores y la restricción de la tradicional es que sean flores de acá del territorio”. 

“Las flores de invernadero son las cultivadas bajo coberturas de poliestireno o polisombra. Esto son cultivos de exportación que tienen otro tipo de producción que no es artesanal, como la realizada en Santa Elena; es un proceso más tecnificado”.

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¿Cómo es el proceso de cultivo y cuidado de las flores en Santa Elena? 

F.A.Z.: “En Santa Elena  los que desfilan con las silletas tradicionales empiezan más o menos desde febrero o marzo a organizar la huerta y a sembrar las semillas para tener a mitad de año la producción para las silletas y comercializarlas en el territorio. Algunos las venden y otros hacen trueque de flores”. 

“Manejamos cultivos tradicionales. La fumigación contra insectos y plagas no son tan intensivas, la fertilización de los cultivos la hacemos de manera orgánica, a veces usamos algunos químicos, pero la idea es no chocar con el medio ambiente entonces tratamos de hacerlo lo más artesanal posible con hojarasca del monte, utilizamos los recursos que tenemos al lado: la boñiga de la vaca, la gallinaza y lo que nos dejan los conejos. Todo eso hace parte del abono para el cultivo de las flores”. 

“Por lo general la comercialización de las flores en la ciudad es cada ocho días entonces entre miércoles y jueves se corta la flor para empezar a llevarla a los puesto. Este proceso se hace de manera familiar porque las mujeres tienen el tacto para el manejo de las flores”.

“Ellas son fundamentales en los cultivos y en la elaboración de los arreglos florales. Muchos de los campesinos adquieren esas destrezas de la cosecha y en la pos cosecha que consiste en organizar los ramos para llevarlos en la madrugada a Medellín”.

¿Cómo es la participación de la comunidad en el cuidado de las flores en Santa Elena?

F.A.Z.: “La participación, en general, consiste en compartir las semillas. Eso hace que tengamos variedad de flores en los jardines en Santa Elena. Muchas familias y personas hacen como las señoras: van a una y dicen: ‘me dan un piecito’ y de piecito en piecito se llevan el jardín. Así también se propagan las semillas. Es una dinámica muy bonita. Es algo que va intrínseco en cada campesino, tener variedad de flores, compartir unas semillas para que en feria de flores tengamos las flores necesarias para las silletas”.

¿Qué dificultades se pueden presentar en el proceso de cultivo de las flores?

F.A.Z.: “En Santa Elena  padecemos algunos fenómenos climáticos como las heladas y las granizadas. Eso hace que a veces se nos afecten mucho los cultivos y tengamos que protegerlos para garantizar la producción”. 

“Yo tengo un cultivo de hortensias y lo protejo con una polisombra. Todo el año estoy produciendo flores de una manera más artesanal. Antes era exportador de flores y sí tenía que ser mucho más tecnificado”. 

¿Las flores de Santa Elena, como atractivo turístico son una premisa que continúa vigente?

F.A.Z.: “Hasta cierta época se incrementó el cultivo de las flores en el territorio, pero la floricultura requiere inversión y mucha gente no fue capaz de continuar con los grandes cultivos porque empezaron los cultivos de crisantemos bajo invernaderos en el oriente antioqueño y se sumaron otros grandes productores de flores en los corregimientos de San Cristóbal y San Antonio de Prado que producen flores parecidas a las de Santa Elena”. 

“El territorio sufrió un cambio en sus dinámicas porque la gente vio el corregimiento atractivo para vivir por la magia que tiene Santa Elena. Muchas de las personas que cultivaban montaron restaurantes, hicieron casas para alquilar y disminuyó el cultivo de flores. Sin embargo, en cada casa para la Feria de las  Flores y para sus silletas tiene su jardín ornamental: flores de canastas y flores alrededor de la casa”. 

“Actualmente en Santa Elena están más arraigadas las fincas silleteras -hay alrededor de unas 20 o 25- que se especializan en cultivar las flores tradicionales para los turistas, para mostrarles la variedad de flores y colores”. 

“Esto se da porque ya las extensiones de tierra no son las mismas. Vivir de una parcela pequeña de flores es un muy complicado porque producir flores es muy costoso y al llevarlas al mercado no siempre te van a pagar lo que realmente valen, entonces la gente tiene otras formas de sustento, pero todo sigue enmarcado en el embellecimiento de las casas y en las fincas silleteras. El atractivo turístico siguen siendo las flores, no su cultivo, pero sí la exhibición”. 

“Desde la Corporación de Silleteros tenemos un programa muy bonito que hacemos con los jóvenes y los niños que se llama ‘Silleteando Ando’. Son talleres que damos y dentro de los requisitos están que los niños aprendan a cultivar las flores, se aprendan el nombre de éstas, tengan mínimo 8 o 10 variedades de flores y aprendan ese legado de los abuelos.  Les enseñamos que las flores son la razón de ser de los silleteros, de las silletas y de esa tradición que es manifestación cultural”. 

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¿En qué consiste el Festival de las Silletas, Santa Elena hecha tradición?

F.A.Z.: “Son eventos que hacemos bimensualmente durante el año. En agosto y enero no los hacemos, pero los otros meses sí. La temática de este programa es hacer un encuentro cultural en la centralidad en el que se llevan talentos del territorio o de otros lugares”. 

“Llevamos la estructura de una silleta y convocamos a dos o tres silleteros para que  se encarguen de elaborar una silleta. La gente que llega, ve cómo los silleteros la elaboran, ellos interactúan con el público, les cuentan cómo es el proceso, los tipos de flores y cargan la silleta. Todas estas estrategias son importantes para salvaguardar el patrimonio cultural”.

“El evento es organizado por la Corporación de Silleteros de Santa Elena, con recursos de la administración. Generalmente se realiza el segundo sábado de cada mes. 

“Durante la pandemia se pensó una  estrategia para hacer divulgación del Festival de la Silleta con historias de vida que subimos a las redes de la corporación: @silleteros en Instagram y Corporación de Silleteros en Facebook”. 

“Las personas  pueden ver cómo cada campesino tiene la conexión con las flores, con el cultivo y con todos los oficios que van arraigados con la manifestación cultural silletera. Hablamos de las lavanderas, del que trabajaba la cabuya, del que comercializaba las flores, el que transportaba y el que hacía los arreglos florales”. 

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¿Cuáles son las rutas y senderos para disfrutar de las flores en Santa Elena?

F.A.Z.: “Todas las veredas tienen atractivos de la cultura silletera. En El Plan hay fincas silleteras, el recorrido por el parque Arví que empieza por las veredas El Placer, Piedra Gorda y Mazo”.

“Hay otra ruta que es Barro Blanco – El Rosario y las veredas que están más cerca de Envigado y Guarne que son: El Llano, Perico y El Cerro que también tienen silleteros y algunas fincas silleteras.  Hacia Rionegro se encuentra San Ignacio que hace parte de Guarne, pero está sobre la vía principal que va hacia ese municipio”.

“Todo el territorio cultural se engalana con la elaboración de las silletas, con todas las actividades culturales que se hacen alrededor, como los tablados. También tenemos algunas rutas que fueron caminadas por los silleteros y por las personas que llevaban los productos a la ciudad: La Aguada, El Camino de La Cuesta, El Camino del Tirabuzón, El Camino El Bailadero de las Brujas donde bajaban lavanderas, carboneros, los que bajaban las flores, la leña y todos los productos que nos da la tierra”. 

¿Qué otros corregimientos y municipios aportan a la tradición del cultivo de flores?

F.A.Z.: “El Oriente antioqueño, San Cristóbal, San Antonio de Prado y Palmitas por la cercanía con Santa Fe de Antioquia y por ser un clima más templado tiene las heliconias, aves del paraíso y los platanillos, entre otras.  Son muchas variedades de flores que vienen de otros lugares”.

“En esta época el epicentro es la placita de Flórez. Allí llegan todos los productores y se hace la comercialización de las flores que llegan de los diferentes sitios del territorio. Ya tenemos identificado que las rosas, los claveles y algunas orquídeas vienen  de Bogotá. Otras orquídeas vienen del Eje Cafetero -allá son expertos en la producción de este tipo de flores-. En el Oriente antioqueño el fuerte indiscutiblemente es el cultivo de crisantemos o los pompones”.

¿El porcentaje de floricultores  de Santa Elena que comercializa las flores en las plazas de Medellín es alto?

F.A.Z.: “Ha disminuido por las dinámicas del territorio, pero sigue existiendo esa herencia de algunas familias. Muchas cultivan las flores, bajan a la ciudad y algunas las venden en la plaza de Flórez. Ellos aprovechan ese espacio para surtir también sus puestos porque venden en los cementerios y algunos barrios, entonces comercializan las flores tradicionales y las que vienen de otras partes las compran ahí y las distribuyen en todo el territorio de Medellín”.

“Son muchas las familias que no pierden esa tradición y eso hace parte del legado que tienen las flores en Santa Elena”. 

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¿Qué significa para usted ser floricultor y silletero?

F.A.Z.: “Uno se apasiona y no deja de sorprenderse porque todos los días conoce flores, formas y lugares donde cultivan flores; entonces ser silletero y cultivar flores es como decir: yo hago honor a lo que es la palabra silletero. Cultivo mis flores para que la gente de Medellín y de otras partes sepa que los silleteros, antes de ser silleteros éramos cultivadores de flores”.

“Es el legado que le estoy enseñando a mis hijos que les voy a dejar, entonces eso me representa mucho”.

¿Cuáles son sus mayores retos como presidente de la Corporación de Silleteros de Santa Elena?

F.A.Z.: “Cuando llegué a la corporación el mayor reto era conseguir una sede para los silleteros. Este año lo logramos, el gobierno departamental nos va a dar una finca en comodato. Bajo esta forma jurídica los silleteros vamos a tener una sede para poder mostrar nuestra manifestación cultural a partir de las artesanías, de la elaboración de las silletas, de los eventos culturales, de todos los bienes y servicios que producimos en el territorio”.

“El predio está ubicado en la centralidad y tiene un área aproximada de dos cuadras. Estamos trabajando en un tema económico para determinar cómo esa finca silletera va ser rentable para la Corporación de Silleteros”. 

“Este, es un logro muy grande que está en construcción porque apenas lo vamos a recibir porque primero se van a realizar unas mejoras del predio. Para mí ese era uno de los mayores retos”. 

“El segundo es que nos inscribimos para ser Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y estamos en ese proceso que tarda alrededor de dos o tres años. Es un camino largo, pero ya lo empezamos presentando nuestra postulación ante el Ministerio de Cultura”. 

“A estos retos se suma la protección de nuestra tradición a partir del cultivo de flores. Continuar enseñándole a las nuevas generaciones y así lo establece el Plan Especial de Salvaguarda; es uno de los puntos más importantes para que la cultura cada vez se posicione más a nivel nacional e internacional”.

¿Por qué cree que es importante conservar esas dos tradiciones: silletero y floricultor?

F.A.Z.: “Lo más importante de guardar este legado es proteger una tradición y una forma de vida que es el cultivo de las flores y el trabajo de la tierra. Tenemos una soberanía que está en proteger unas formas de cómo se vive en el campo, cómo se trabaja el campo y cómo a partir de sus productos sacamos las familias adelante”.

“Con el trabajo de las familias en el campo se evita su desplazamiento a otros lugares, se protegen sus tierras y sus tradiciones; ese es el centro de ser silletero y de ser cultivador de flores”.